Pablo Verdenelli tiene 35 años y se considera emprendedor, no como sinónimo de empresario, si no más bien “como estilo de vida”. Está en su personalidad, y su profesión, la de crear, diseñar y poner en funcionamiento proyectos determinados. Proyectos que lo obsesionan.
“Hago esto desde los 18 años, cuando enseñaba computación en una pequeña ciudad a las afueras de Córdoba”, recuerda. Dice, ni bien arranca la entrevista, que tiene dos pasiones: la tecnología y los medios. Y su app, Welo, cruza esos universos.
Este programa (disponible desde hace algunos días en Android y muy pronto en iOS) fue noticia, primero porque se trata de una app exitosa argentina; y segundo, porque se ocupa de un fenómeno que cada vez se habla más: el de la segunda pantalla.
La tendencia de los televidentes a compartir en las redes sociales todo aquello que están viendo, se ha convertido incluso en una obsesión para los propios canales de TV, que la estimulan con todas sus fuerzas marketineras. Pero antes de entrar en el análisis de esta ¿moda? o esta nueva característica del comportamiento del espectador, veamos qué hace Welo (gratis en Google Play).
La aplicación para smartphones permite crear capturas de pantalla y clips de televisión en tiempo real para compartirlos en Twitter, Facebook o Whatsapp.
En vez de tomar fotos de nuestro televisor o grabar videos caseros enfocando el televisor –algo que, seamos sinceros, nunca queda prolijo y en muchos casos es frustrante porque en numerosas ocasiones no alcanzamos a capturar lo que queríamos- esta aplicación simplifica y mejora el proceso.
El funcionamiento de Welo es fácil: una vez descargada la aplicación, se elige el canal del que queremos hacer una captura y se retrocede hasta la escena buscada (te permite “rebobinar” hasta una hora).
Allí se puede tomar una imagen, si lo que queremos es mostrar un frame, o crear un clip de hasta 20 segundos. Luego, se lo comparte en Twitter, Facebook o Whatsapp, todo en instantes y sin perder nada de lo que sucedió, desde la pelea campal en el clásico de la Plata, hasta lo último que dijo Mirtha sobre Marina Calabró, por ejemplo.
“¿Cómo nació esta idea? Sabíamos que había 8 millones de personas en Argentina viendo al mismo tiempo TV y nadie podía compartir nada, de una manera eficiente, a través de las redes.
Y los medios también necesitan una herramienta como la nuestra que les de estadísticas o que les permita evitar la piratería (Welo tiene acuerdos de promoción con las emisoras argentinas, y muy pronto se expandirán a Latinoamérica y el resto del mundo)”.
-¿Es una moda el fenómeno de la segunda pantalla?
-No es una moda. Pero el fenómeno da para más. No es lo mejor que los canales pongan el hashtag y un contador de twitter para que los espectadores tuiteen sobre eso. No es la forma. Eso no es “second screen”.
Lo importante son las conversaciones. Yo tengo que poder interactuar entre las pantallas. Muchísima gente habla en Twitter de un contenido que vio por TV y allí mismo no hay referencia audiovisual de eso. En Youtube sí sucede: vemos un recital y la gente lo puede comentar al costado. Es decir, todavía vivimos la prehistoria de la segunda pantalla.
Lejos todavía de poder sincronizar nuestro móvil con un programa de TV y, por ejemplo, poder hacer clic en determinada ropa y acceder a la tienda; o interactuar con un tema de música que pasan por la tele y bajar eso en mi smartphone para escucharlo más tarde. Todavía hay mucho para hacer.
En un momento de la charla, Pablo confiesa que poner una app en las tiendas es una tarea titánica: “siempre estás compitiendo con la mejores apps del mundo, ya que la gente siempre va a elegir para su teléfono lo mejor que hay...”. ¿Y entonces, cómo hacen los emprendedores para sobrevivir?
“Hoy la oportunidad, frente a los potenciales inversores, no se demuestra con un powerpoint. Ya no pasa por eso. Tenemos que mostrar que tenemos usuarios reales. Por eso necesitamos que cientos de personas se ‘fanaticen’ con nuestra app. Y si eso sucede, los inversores estarán”, comenta Verdenelli, acostumbrado a esto de remontar proyectos. Proyectos que l o obsesionan.
