Las tensiones propias de lo que se jugaban de un lado y del otro hicieron que fuera un partido ordinario, con poco para contar y demasiado cortado. Atlético Palmira y Rodeo del Medio no pasaron del 1-1 y por ahora siguen pendientes de lo que sucede en el fondo de la tabla de posiciones.
El partido se presentaba ideal para salir de la incómoda posición en que tienen ambos equipos. Sin embargo, y aunque sobraron ganas e intenciones, el juego lejos estuvo de ser el pensado por ambos en la semana.
Palmira tuvo su momento en la etapa inicial, cuando Mortes fue el eje de circulación del balón y encontró la ventaja en un penal que no pareció tal. Sostenido por la velocidad de Véliez, el Jarillero insinuó algunos ataques sobre la derecha, pero rápidamente se desdibujó y padeció la expulsión de quien era su referencia ofensiva: Gonzalo Carmona (vio la roja en un entrevero con Murcia, quien también se fue expulsado).
La visita, consciente de que una derrota lo dejaba condicionado para las próximas fechas, salió a jugar de otra manera el complemento y encontró su premio. Porque pudo haber igualado en una clara ocasión que Lobarbo remató por encima del travesaño, una clara señal de que a esa altura, el visitante iba con mucho coraje. El empate llegó de un penal (tampoco pareció falta) que Lobarbo cambió por gol.
Con el empate pareció conformarse el conjunto visitante y el local aprovechó para salir del asedio. Sin embargo, fue incapaz de lastimar y el encuentro se encaminó inexorablemente hacia el empate. No hubo claridad (las piernas pesaban por el enorme desgaste), sobraron faltas y faltaron chances ciertas frente a los arcos.
Los minutos finales se consumieron casi sin situaciones. A esa altura, cada uno se había enamorado del puntito que se llevaba.
Escasa concurrencia
Pocos hinchas estuvieron presenciando las acciones del duelo entre jarilleros y toponeros e incluso apenas sonó el pitazo final, muchos optaron por salir corriendo a presenciar el superclásico.