Cuando una mujer decide empezar a usar un método anticonceptivo y elige tomar pastillas sabe que elige, al mismo tiempo, un método que tiene un problema latente: el riesgo de olvidarse de alguna toma y quedar embarazada. No es algo que pase ocasionalmente: se calcula que en Argentina 6 de cada 10 embarazos no fueron planificados: la mitad de parejas que no se estaban cuidando, la otra mitad de parejas que estaban usando un método pero no de forma correcta y continua.
En ese contexto, no es casual que la nueva generación de anticonceptivos haya sido diseñada para ser "anti olvidos". Además, plantea un cambio de paradigma: que la mujer esté cómoda y si no quiere menstruar más -porque le duele, porque se va de viaje, porque quiere tener sexo con mayor comodidad-, pueda decidir no hacerlo.
"En la nueva generación de métodos anticonceptivos tenemos, por un lado, el implante subdérmico: una varilla del tamaño de un fósforo que se coloca en el brazo por debajo de la piel. Su ventaja es que no tiene estrógenos, se puede usar durante la lactancia, es muy seguro y es de larga duración: dura 3 años, por lo cual se evita cualquier posibilidad de olvido en la toma", explica Analía Tablado, ginecóloga y miembro de la Asociación Médica Argentina de Anticoncepción.
"También está el anillo vaginal que apunta a lo mismo: es un método hormonal muy cómodo y tampoco tiene mucho margen de olvido porque la mujer se lo retira y se lo coloca (ella misma) una vez al mes".
"Es muy importante evitar los olvidos -agrega Alejandra Belardo, ginecóloga y jefa de la sección Endocrinología Ginecológica del Hospital Italiano de Buenos Aires-. La eficacia de un método depende de un uso correcto, constate y continuo: eso significa que baja en la práctica, cuando aparecen las fallas y los olvidos.
La eficacia de un anticonceptivo oral es del 99.4%, sin embargo los olvidos la reducen hasta un 8%, y es ahí que aparecen los embarazos no planificados". Se calcula que 7 de cada 10 argentinas olvida tomar la pastilla al menos una vez al mes, "si además, el olvido ocurre durante la primera semana de la caja de pastillas, el riesgo de embarazo es todavía mayor", advierte.
En tercer lugar están los llamados anticonceptivos de toma constante que incorporan, también, un cambio de paradigma: "Son de toma continua, es decir que no tienen las pastillas inactivas (el placebo) y evitan la menstruación. En este caso, el mayor beneficio es no menstruar, algo que resulta muy cómodo para muchas mujeres. Por ejemplo, para una mujer que hace deportes, que baila, que se va de viaje o que menstrúa con dolor", agrega Tablado.
Dentro de estas últimas están también las de "régimen flexible" que permiten a la mujer decidir cuándo quiere hacer el descanso y cuando menstruar (por ejemplo, cada 3 meses, cada 6 meses o una vez por año).
"Hay una nueva mirada en esto de que la mujer pueda decidir si quiere o no menstruar. En rigor, tomando anticonceptivos correctamente menstruar no tiene ningún sentido. Este cambio de paradigma permite a muchas mujeres evitar los síntomas y llevar una vida normal", agrega Marisa Labovsky, médica ginecóloga, especialista en anticoncepción y miembro de la Sociedad Argentina de Ginecología Infanto Juvenil.
"Con las pastillas -termina Belardo- se inhibe la ovulación, no hace ningún daño que la mujer continúe tomando la pastilla activamente sin menstruar". Y destierra uno de los mitos vinculados al "ser mujer", a su biología, a su misión durante la edad reproductiva: "Es un preconcepto y un mito creer que las mujeres siempre quieren menstruar, que éso es ser mujer. Ser mujer es otra cosa, ¿no?".