Estamos en pleno verano. Es la estación de abrir las ventanas, estar al aire libre, en el patio de las casas. Pero esto no es posible en Pedro Molina, Guaymallén. El olor con el que convivimos cotidianamente hace que nos fijemos para dónde va el viento. Lo que sí sabemos que pasa en verano es el olor a grasa hervida por las noches y más fuerte en el día por las altas temperaturas, los camiones obstaculizando el tránsito, las moscas, el ruido que genera una actividad primaria en la mitad de un barrio. Todo esto no es novedad para las autoridades municipales. Hasta hace unos meses existían “respuestas” esporádicas, como por ejemplo: se está trabajando en un plan para poner una campana que elimine los olores en una extensión de plazo de 30 días (abril de 2019). Obviamente no se cumplió. El 4498181, número para recibir reclamos, ya no toma los reclamos de la zona. Canales de comunicación con los funcionarios de la municipalidad bloqueados. ¿Será el silencio una respuesta? ¿Será que las elecciones ya pasaron? ¿Será que la prioridad no es Pedro Molina, o más conocida como la Medialuna?
Hace unos meses, de la Dirección de Comercio llevaron adelante una “encuesta”, para ver la molestia de los vecinos respecto de los olores que la fábrica de procesamiento de grasa genera. La única pregunta que se realizaba era “¿Te molesta la fábrica?”, pregunta que apunta a generar conflicto. Este instrumento de medición ¿habrá sido elaborado por algún profesional idóneo en el tema?
Nos seguimos preguntando, por qué la prioridad no es ordenar el territorio de nuestro barrio. Si esto pasara en otra zona de Guaymallén, ¿el ninguneo a los vecinos sería igual? ¿Hay una selectividad en las obras que se realizan según la clase social del barrio? ¿Existirán intereses que los vecinos no conocemos? No hay respuesta porque no existe, no saben, ¿o no vende? La única certeza que tenemos es que estamos en el estío y el olor a grasa nauseabundo nos lo hace notar.
María V. Rousselle - DNI: 29.385.309
César Diego Galin - DNI: 92.770.745
