Las grandes obras de infraestructura demoran mucho en Mendoza como lo demuestran los largos años que transcurrieron para que se concretara la doble vía a Tunuyán sobre la ruta nacional 40 y lo mismo ocurrió con la autopista hacia el este.
También retraso es la palabra que se asocia a la ampliación del camino a San Juan, que tanto se espera y aún no vemos en ejecución.
Son apenas tres ejemplos del tiempo que se consume para ejecutar un proyecto que beneficia a los usuarios.
Otro más es el largamente prometido ordenamiento del perilago del dique Potrerillos, emprendimiento que en otra provincia de base turística ya se hubiera materializado hace tiempo.
Ya se cumplieron 16 años de la promulgación del decreto 1022/2002 (administración Roberto Iglesias) que creaba la Comisión del Desarrollo-Perilago de Potrerillos, organismo que debería haber concretado un proyecto turístico en las orillas del emblemático dique, convirtiendo el área en "la Carlos Paz mendocina".
Hubo relanzamientos de promesas a fin de año de 2010, pero nunca se realizó nada serio y concreto, mientras que el desorden y la falta de servicios fueron las constantes en estos años en ese paisaje que combina agua y montaña con singular belleza.
No obstante, la apertura del camino que vincula Cacheuta con Potrerillos ha despertado el interés de una extraordinaria cantidad de personas que se desplazan en automóvil los fines de semana para gozar de las vistas del lago y de sus horizontes más alejados.
Hasta ahora las actividades de esos visitantes (locales y foráneos) se reducen a estacionar sus vehículos en los escasos tramos del camino que corre junto a una parte de la costa, tomar sol o deambular por las inmediaciones. Mucho más, por el momento, no hay para hacer.
La semana pasada el Ejecutivo provincial presentó un proyecto de ley para desarrollar la zona con aportes privados. Se pretende desde el sector oficial que haya un sistema que distribuya equitativamente los riesgos entre los participantes de este proyecto público, sin que el peso de la financiación recaiga exclusivamente en el Estado.
La habilitación del camino de circunvalación del lago Potrerillos será fundamental para el parcelamiento de terrenos frentistas al espejo de agua con destino a viviendas de uso residencial permanente y alojamiento de turistas, hoteles de diversas categorías, clubes de deportes náuticos, comercios, restaurantes, y demás emprendimientos que se beneficien con su ubicación frente a la bella masa acuática del embalse.
La planificación del camino debería fijar pautas de fraccionamiento de terrenos frentistas al lago, conservando espacios para la forestación, el estacionamiento de vehículos y la apertura de calles que desemboquen sobre esa vía principal.
Para ello se debería hacer un detallado catastro de las propiedades que quedarán con uno de sus límites frente al lago.
Como experiencia de la que pueden derivarse enseñanzas para el proyecto en Potrerillos, sería oportuno considerar cómo se desarrolló el perilago del embalse El Carrizal, aunque mejorando notoriamente esa realización que no es precisamente un dechado de virtudes.
También será oportuno analizar cómo se actuó en otros embalses de la provincia y de aquellos ubicados en provincias argentinas y en el extranjero.
Igualmente aconsejable resulta considerar la intervención de unidades académicas de las universidades de Mendoza con competencia en planeamiento territorial y desarrollo urbano.
En este sentido habría que ver cómo puede aprovecharse en esta planificación armónica del enclave intermontano, el estudio de arquitectos mendocinos (Gustavo Barea, Daniel Gelardi y otros), que en 2010 ganó un concurso provincial sobre cómo desarrollar las riberas del espejo de agua.
