Un 2-2 que dejó sabor amargo en ambas veredas. Deportivo Maipú y Huracán Las Heras repartieron puntos en un partido con momentos bien distintos y donde hubo emociones en ambas áreas.
Había mucha expectativa en torno a lo que podían ofrecer ambos equipos por su posición en la tabla de posiciones y no defraudaron. Armaron 45 minutos de mucha intensidad, con intercambio de ataques y con intenciones de darle buen destino al balón. Dentro de ese panorama, fue un poco más punzante el equipo Cruzado desde la velocidad de Santiago González, pero Huracán LH respondió con buenos intentos colectivos y la movilidad de Maxi Herrera, ubicado como clara referencia ofensiva. Había pasado el primer cuarto de hora, con aproximaciones en ambos arcos, pero la cuenta no se abría.
Al ratito Carlos Sperdutti se dio cuenta que Oscar Amaya no daba más y movió el banco para meter a Claudio Ojeda, un volante de características muy diferentes y con más verticalidad. Al Gringo lo seducía el golpe por golpe y arriesgaba en ese sentido. Sobraba vértigo y las emociones eran más constantes. Y dentro de ese panorama de saludables intenciones para jugar más pensando en el arco rival que en el propio, siguieron fabricando emociones en ambas áreas.
Avisó Herrera desde media distancia y respondió Matías Persia con un cabezazo que se clavó en el ángulo derecho de Gonzalo Gómez. Y ahí nomás recuperó la sonrisa la visita desde una buena definición de la “Bestia”. Era un trámite de ida y vuelta, con escasa participación de los ocupantes de la zona media. Desde posiciones defensivas surgían lanzamientos cruzados que enarbolaban las banderas de cada ataque. Así se fue una primera mitad a la altura de lo que prometían en la previa. El 1-1 contaba mucho sobre como eligieron jugar este compromiso, aún cuando algunos fallos del colegiado Luis Martínez generaron reproches de los hinchas locales.
La segunda mitad fue totalmente distinta. Como si se hubieran puesto de acuerdo para cuidar el empate, sobraron piernas para romper el juego y faltaron aquellas que podían inventarlo. De los espacios para jugar se pasó al roce como así también a las faltas permanentes. Y el que más sufrió esta nueva dinámica del partido fue el dueño de casa, que sacó un volante y puso un delantero desde el comienzo y no tuvo réditos.
El Globo, mucho más compacto para la marca, decidió jugar unos metros más arriba y encontró su premio en una guapeada de Franco Dolci, quien enseguida vio la roja por gestos contra la hinchada local (el jugador luego se retractó y pidió disculpas a sus compañeros y a la parcialidad del Cruzado). Y Maipú fue obligado por las circunstancias. Lucas Masoero apareció para traer calma con un remate fortísimo para volver a empardar la historia. Y de ahí está el final hubo alto voltaje sobre el área lasherina, aunque no se modificó nada y ambos seguirán siendo líderes al menos hasta hoy, cuando juegue Unión Aconquija en la vecina San Juan.