Los colores son fundamentales para el Feng Shui. Una corriente de pensamiento según la cual cada gama tiene diversos atributos que pueden estar indicados para algunas partes de la casa o totalmente desaconsejados. Para mejorar la energía del hogar alcanza con elegir bien. Cada tono, su significado y su lugar recomendado, para no equivocarse.
Blanco. La pureza, la suma de todos los colores, el color "incoloro"... El blanco está de moda en las casa y está bien que así sea. Ayuda a generar un ambiente positivo. Sin embargo carece de muchos atributos que sí tienen otros colores, por eso se lo recomienda pero no en todo el hogar.
Negro. Lejos de lo que pueda pensarse, el negro es un color positivo para los orientales. Lo que sí aseguran es que debe usarse como parte de la decoración en algunos detalles y nada más. De lo contrario se generará un ambiente demasiado masculino. Se recomienda el blanco y negro para las oficinas.
Rojo. Es la pasión, el fuego, la energía pura. Sin embargo no se puede abrusar de él. Este color genera violencia. Sólo para detalles como una pared.
Verde. El equilibrio, la tranquilidad y la armonía. Es un color que ni atrae ni repele la energía. Se recomienda para espacios como los dormitorios o sitios donde las personas se quieran relajar.
Azul. Está asociado con la sabiduría y es muy recomendado para habitaciones de niños. Se recomienda también combinarlo con verde para conseguir mejores resultados.
Amarillo. La energía pura. El color que más atrae. El más positivo. Genera calidez pero, según el Feng Shui, demasiado amarillo puede enfermar.
Colores tierra. Indicados para salas de estar y dormitorios. Ayudan al descanso. También es un buen color para lugares donde viven personas con problemas de salud mental.
Rosado. Relaja. En particular el rosa chicle. Es ideal para habitaciones y espacios de descanso.