Los malos hábitos alimenticios, el estrés y la falta de ejercicio suelen desembocar en una acumulación de toxinas en el cuerpo, que a la larga pueden manifestarse de muchas formas que van desde contracturas hasta enfermedades crónicas. Por esto ofrecerle un descanso al organismo resulta útil y necesario.
Esta limpieza por demás simple requiere
Todos los días: beber una taza de agua tibia a primera hora de la mañana y antes de ir a dormir; tomar de 2 a 4 litros de agua diarios (8 vasos); no consumir alcohol, carne, cigarrillos, drogas, café, azúcar o sal en exceso.
Día 1: realizar un ayuno de frutas. Durante todo el día sólo se pueden ingerir jugos, licuados y frutas naturales, sin agregarles azúcar (de ser necesario se puede endulzar con miel).
Día 2: se añaden verduras hervidas y granos y cereales integrales. No es bueno salir de un ayuno de frutas de manera brusca por lo que hay que ser especialmente conscientes en este segundo día de las cantidades y la calidad de comida que se consume.
Día 3: se suman vegetales crudos e infusiones a lo indicado para el día 2.
Durante estos días también es bueno ofrecer un descanso a la mente ya que gran parte de la acumulación de toxinas en el organismo es debido a estrés y el cúmulo de emociones negativas. Para lograr esto, durante estos tres días, también deben añadirse caminatas por la naturaleza, meditación, yoga o algún ejercicio de relajación, además de tiempo de ocio para disfrutar en soledad.
Al finalizar la limpieza es muy fructífero tomar un tiempo para rever que cosas resultaron buenas y sanas para el cuerpo y la mente y evaluar la posibilidad de incorporarlas a la rutina diaria.
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