"Esto no es por nosotros, es por los 10 mil que están en la lista de espera". Ese es el lema que tienen las dos medallistas mendocinas que compitieron en los XXII Juegos Mundiales para Transplantados en Inglaterra. Rosana Mateo (50) y Brenda Molina (27), y el de los restantes 38 representantes argentinos que se destacaron en la competencia realizada en Neewcastle y Gateshead, entre los cuales también participaron otros dos mendocinos: Tomás Alzamora (23 años, transplantado de riñón) quien compitió en voley y en tenis, y Juan Cortez (71, transplantado de corazón), en atletismo.
"El mensaje, es primero para los que ya estamos transplantados que dejemos de ser el huevo de picnic para darnos cuenta que nosotros ya pasamos una línea y hay 10 mil que están esperando pasar. De alguna manera es mostrarles la calidad de vida y que podemos seguir haciendo deportes con una vida normal. Y que la gente también se anime a donar", abrió la charla Mateo quien es profesora en la Favorita y jugadora de softbol en Las Rayadas-UNCuyo.
Para Rosana fueron el Mundial número 11, logrando en esta edición tres medallas en natación, una en atletismo y otra en voley, como entrenadora.
Por su parte, Molina debutó en estos Mundiales y lo hizo en el equipo de voley que logró el bronce y en atletismo, corriendo en posta de 4x400 obteniendo la medalla de plata.
"Muchas veces uno se hace problemas con cosas superficiales pero cuando te enfermás hacés el click y le das importancia a otras situaciones. A las personas sanas que se hacen problemas y se preocupan les digo 'tenés salud' y ese es el mayor bien que poseen".
Rosana, quien fue transplantada de médula ósea cuando su hija (NdR: Priscila Jardel, jugadora de hockey sobre césped en River y en Las Leonas) tenía once meses, contó cómo fue superarse.
"Fueron dos años de vida en donde no me imaginaba hacerme la idea de dejarla sola (por Priscila). Y después de la etapa neutropeña, post transplante, me dije hasta acá llegué. No daba más del dolor. Y mi suegra, a quien se le murió un hijo seis meses antes, me tomó de la mano y me dijo: 'vamos a rezar'. Milagro o no, ese mismo día comencé a recuperar plaquetas", contó.
Y luego valoró: “Qué importante es la familia, que te estén apuntalando cuando te ‘quebrás’. Y en mi caso fue importante la fe y esa persona que estuvo a mi lado, sosteniéndome la mano”.
Molina, por su parte, fue transplantada de un riñón cuya donante fue su mamá, Rosana Portabella. Estuvo diez meses previos a la intervención con diálisis y una vez transplantada volvió a recuperar su bienestar y esperanza para recuperar su vida. Volvió a jugar -actualmente forma parte del equipo de Macabi, en la A2- y a trabajar.
Para Brenda, el transplante realizado hace dos años, fue como "volver a nacer". Y por su experiencia "transplantados o no, las personas tiene que hacer deportes porque te da salud, te fortalece y ayuda mentalmente", afirmó.
En el mundial hubo compañerismo, festejos y algunos contratiempos por el idioma. Sin embargo, la experiencia fue inolvidable.
La cosecha para la atleta con más experiencia en mundiales fue de cinco medallas: tres preseas de plata en 50 metros mariposa, en espalda y en libres. En atletismo, oro en lanzamiento de pelota y en la posta de 4x400, con otro segundo puesto. Y en voley, un bronce, pero en esta ocasión, como entrenadora.
"En voley los chicos me regalaron el bronce. El equipo estuvo conformado por los los jugadores de tenis y Brenda, quien se jugó todos los partidos. No se sentó ni un ratito, fue una grosa total. Ese bronce vale más que la de oro", dijo una de las coordinadoras de los Juegos, en la Asociación de deportistas Transplantados de la República Argentina (Adetra).
"Rosana manejó todo el equipo, los relevos, la entrada en calor, cumplió un rol fundamental. Esa medalla no fue un regalo, estuvo bien ganada", corrigió Brenda, quien además del voley -su fuerte-, corrió en la posta de 4x400 con la que se ganó otra medalla. El atletismo no es un deporte al que le dedica tiempo pero "a pesar de todo me fue bastante bien. En salto en alto saqué otra de plata".
Estas mujeres luchadoras y con otra mirada hacia la vida, dejaron en evidencia una realidad: "la gente debe tomar conciencia de que todos somos donantes, porque hay más personas en lista de espera que las que están sanas. En esta charla se da el ejemplo", manifestó la mayor de las entrevistadas.
Tanto Rosana como Brenda contaron que esta competencia comenzó con el inconveniente de los pasajes y si bien en principio dudaron de viajar por los costos de los mismos, contaron con la ayuda de muchas personas e instituciones. Agradecieron a sus familia y amigos por la ayuda que recibieron, al igual que de la Secretaría de Deportes y la Municipalidad de Capital. "Y principalmente a mi mamá que fue mi donante", expresó la jugadora de voley.
"En mi caso, a mi hija, quien fue la que insistió ofreciéndose para pagar; a su padrino que al otro día de enterarse que no iba a viajar me gestionó rápidamente la ayuda. Por lo que agradezco también a Goldstein, Edemsa, y a Pan American Silver, la petrolera que nos ayudó a los cuatro mendocinos. Y después, a un hombre de España que vio el posteo de "Pri" del viaje de su madre y sin conocerme me mandó unos euros para poder viajar. 'Por el ejemplo que le das a tu hija', me dijo. Así que también va mi agradecimiento a 'Maxi' de España. Y para finalizar, principalmente, a mi hermano, quien fue mi donante", expresó Mateo.
Esta delegación se quedó con el mejor de los recuerdos, con muchas medallas cosechadas y un balance positivo hacia el futuro. Fueron cuatro mendocinos, cuatro personas transplantadas que enseñan a seguir luchando y disfrutando de la vida y el deporte.
Rosana y Brenda, nuestros personajes en ELLAS, y sus compañeros Tomás y Juan, son dignos de admirar e imitar por todos nosotros.
En voley se jugó sin sus titulares
Este año no hubo dinero para becar al equipo con jugadores de ese deporte para estos Mundiales. Argentina estuvo representado por jugadores de tenis y Brenda Molina.