Sólo pasaron cuatro días desde que Gil Pereg murió en su celda de la alcaldía ubicada en el hospital El Sauce. Ese breve lapso bastó para que alrededor de 15 familias comenzaran a usurpar el predio donde el israelí condenado a perpetua vivía en condiciones de indigencia y donde asesinó a su madre y a su tía, en enero de 2019.
Fuentes policiales indicaron a Los Andes que, minutos después de las 15 de este jueves, vecinos de Guaymallén alertaron sobre la presencia de un grupo de personas en el enorme predio donde el israelí había intentado instalar canchas de fútbol y pádel. Pese a los altos muros de calle Roca 6079, el humo los delató ya que habían empezado a quemar la maleza, que había crecido descontroladamente luego de que el “hombre gato” pasara cinco años y cinco meses preso.
Una comisión policial llegó poco después al lugar y los efectivos constataron la presencia de los okupas, que continuaban con la quema de pastizales y la limpieza del terreno para empezar a instalar precarias viviendas.
Las fuentes explicaron que se mantuvo comunicación con la Municipalidad de Guaymallén y funcionarios de la comuna manifestaron su disposición a ayudar en caso de desalojo, pero advirtieron que los okupas estaban realizando “una actividad pacifica”.
Los uniformados constataron que en el lugar donde fueron hallados enterrados los restos de Phyria Saroussy y Lily Pereg había 13 personas, quienes les avisaron que allí comenzarán a vivir alrededor de 15 familias.
Mientras tanto, la Justicia explicó que no tomará intervención al no haber un denunciante.
El terreno que da a calle Roca tiene más de 6.000 metros cuadrados y está cerrado con paredes, rejas y un cerco eléctrico. En el fondo, tres cuartos a medio terminar servirán de “obra gruesa” para las futuras e improvisadas edificaciones de los okupas. Por toda la extensión se reparten columnas metálicas de gran altura donde se proyectaban luminarias.
Pereg usó de morada una pieza ubicada en un rincón del predio, bajo el tinglado donde había soñado con instalar una cantina. Allí vivía entre la mugre, con cientos de bolsas acumuladas, envases vacíos de suplementos dietarios y alimento balanceado para gatos. Dormía sobre un raído colchón en el suelo con algunas mantas. Películas pornográficas en DVD y una computadora vieja completaban la escena.
Las canchas de pádel quedaron a medio hacer pero ya tienen levantadas las paredes que dividen una de otra.
A cuatro días de su fallecimiento
Gilad Pereg murió el último domingo en la sala de internación 3 de la Alcaldía V, ubicada en el hospital El Sauce, en Guaymallén. A las 21.30, penitenciarios que realizaban una recorrida por el sector detectaron, al llegar a la celda del “gigante israelí”, que se encontraba descompensado e inconsciente.
Por eso pidieron la presencia de personal de área de Sanidad, que comenzó a realizarle tareas de reanimación. Luego llegaron médicos del Servicio de Emergencias Coordinado, quienes continuaron con las maniobras de RCP durante casi una hora hasta que, pasadas las 22.30, se constató el fallecimiento del doble homicida.
Pereg se encontraba alojado solo, en una celda unicelular de la Alcaldía que el Servicio Penitenciario de Mendoza posee en el hospital neuropsiquiátrico. Su cadáver fue enviado al Cuerpo Médico Forense poco después de que se constatara el fallecimiento y durante la mañana de este lunes se le practicó la necropsia para develar las causales de muerte.