A seis meses de su condena, Gil Pereg vive sedado “como un vegetal”

El israelí que recibió perpetua por los crímenes de su madre y de su tía está en una celda en el hospital El Sauce en soledad.

A seis meses de su condena, Gil Pereg vive sedado “como un vegetal”
Durante el final del juicio, Pereg declaró con dificultad. Estaba fuertemente medicado, apenas caminaba y babeaba. Foto: Los Andes

Sus maullidos ensordecieron la sala en donde era juzgado por los asesinatos de su madre y de su tía. Tanto que la jueza Laura Guajardo debió ordenar que se retirara. Los ojos del mundo se posaban sobre ese hombre delgado, desaliñado, barbudo y sucio que no paraba de gritar como un gato cuando está asustado. Días después, el 3 de noviembre del año pasado, escucharía la sentencia que lo confinaría a pasar encerrado largos años. A seis meses de aquella condena a perpetua, el israelí Gil Pereg pasa sus días sedado “casi como un vegetal” y aislado en una celda del hospital neuropsiquiátrico El Sauce, en Guaymallén.

El juicio al “hombre gato” fue seguido por millones de personas en todo el mundo. No sólo por su excentricidad sino por lo brutales que fueron los asesinatos de Phyria Saroussy (63) y Lily Pereg (54), las hermanas que habían llegado desde Israel a visitar a Gilad en enero de 2019. El video que lo mostraba maullando a gritos sin emitir otro sonido se viralizó en las redes sociales y medios en minutos.

La conducta de “Floda”, como se hizo llamar algún tiempo, siempre fue un imán de miradas. Su manera de vivir, sus nulos hábitos de higiene que en un tiempo eran coronados con una especie de nido de barro en su enmarañada cabellera, su pausada manera de hablar y su acento extranjero llamaron la atención de todos primero. Los maullidos, sus “intervenciones” con sus propio excremento en las paredes de la celda en el penal San Felipe y todos los delirios que iban saliendo a la luz en los medios de comunicación terminaron de centrar esa curiosidad y atención hacia él.

Pereg permaneció en una celda de San Felipe durante poco más de un año hasta que su condición psiquiátrica empeoró y fue trasladado a El Sauce en mayo de 2020, de donde nunca más salió. “Probablemente vaya a quedar ahí viviendo el resto de su vida”, especula Maximiliano Legrand, uno de los tres abogados que patrocina a Pereg. “Allí lo tratan muy bien”, agrega.

Pereg emitió maullidos en el inicio del juicio en su contra.
Pereg emitió maullidos en el inicio del juicio en su contra.

El israelí es asistido por un equipo interdisciplinario de profesionales de la salud. La iniciativa inicial de trasladarlo a la cárcel cuando fuera condenado no prosperó ya que allí no tienen las condiciones necesarias para asistirlo. “Está dentro de una celda, igual que estaría en el penal, salvo que tiene un cuidado mucho más adecuado. Tiene atención profesional de acuerdo a su patología”, apunta el letrado.

Pero la salud física de Pereg ha seguido deteriorándose. “El no bañarse le ha provocado unas trombosis y una flebitis (inflamación en las venas) en las piernas bastante complicadas. Eso también es producto de que está todo el día casi como un vegetal”, describe Legrand.

Su prácticamente inexistente higiene personal le generó incluso una pediculosis grave, cuyo tratamiento inicial consistió en raparlo, a lo que Pereg se negaba. “No se quería cortar el pelo a pesar de que estaba realmente infectado de piojos, con la cabeza llena de liendres y demás. Tenía piojos metiéndose en la carne, en la piel, y provocándole lesiones”, cuenta su defensor.

Aislado y solo

El hombre que intentó poner un complejo deportivo en Guaymallén pasa sus días en soledad. Esa monotonía sólo se interrumpe con la llegada de los profesionales que lo asisten y con la esporádica visita de Verónica, la amiga que supo hacerse cuando ya estaba prisión. De su familia, nadie lo ha visitado en todos este tiempo.

“Verónica se enamoró de él porque los dos quieren a los gatos. Tienen una relación pero no sé cómo están ahora. Está bien que lo acompañe porque no tiene a nadie en el mundo para que lo trate como un ser humano. Los doctores lo tratan bien pero como a un paciente más. Como decía (el reconocido psiquiatra porteño Mariano) Castex, él tiene emociones a pesar de su patología. Es sano que estén en contacto”, sentencia quien continúa asesorando al israelí en otras causas.

Maximiliano Legran (centro) Sebastián Garro (izquierda) y Lautaro Brachetta (derecha) son los abogados de Pereg. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Maximiliano Legran (centro) Sebastián Garro (izquierda) y Lautaro Brachetta (derecha) son los abogados de Pereg. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

En ocasiones Pereg ve películas pero la medicación que recibe es tan potente que que lo mantiene sedado y prácticamente inmóvil. “Está muy medicado. A veces está más lucido pero, como tiene antipsicóticos muy poderosos, apenas los toma pasa mucho tiempo hasta que está bien. Nunca ha sido agresivo. Es un tipo que puede estar mirando el techo 24 horas por día y no le va a pasar nada”.

Y si bien ya casi no se lo oye maullar, conserva algunas conductas felinas, como dormir hecho un bollito y no bañarse. Pero no ha usado un inodoro desde los 14 años así que eso tampoco ha cambiado. “Creo que está haciendo (sus necesidades) en bolsas”, describe Legrand sin querer entrar en detalles desagradables.

Determinar si el israelí entendía la criminalidad de sus actos o si era inimputable fue eje de debate antes y durante el juicio. La defensa de Pereg, en manos de Legrand, Lautaro Brachetta y Sebastián Garro, insiste en que es un paciente psiquiátrico y ya ha acudido a la Corte provincial para apelar la sentencia. “Estamos recurriendo ante la Suprema Corte de Mendoza y vamos a recurrir hasta donde tengamos que ir porque no queda otra opción. El trámite está iniciado”, señala Legrand.

Y concluye: “El caso Pereg es uno de los fracasos del juicio por jurados porque en ese juicio no se tuvo en cuenta la prueba científica y sí se tuvo en cuenta la imagen del imputado. Tampoco ayuda mucho la actitud remisa del Gobierno de no cumplir con las capacitaciones de ciudadanos que hace en términos de derecho. Pereg estaba condenado antes de empezar el juicio”.

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