Desde el momento en que se conoció sobre la trágica muerte del pequeño Erick, la Municipalidad de Guaymallén puso la lupa sobre la obra donde ocurrió el hecho. La misma era parte de la empresa de construcción Idandi S.A. liderada por Florentino Daniel Paco, un conocido empresario en el rubro y dueño de grandes edificaciones en el departamento. Pero todos lo proyectos se realizaban de manera clandestina, según la comuna, y están clausurados a la fecha.
Florentino y su hermano Onofrio han sido calificados por la comuna que dirige Marcelino Iglesias como “violadores seriales de normativas de construcción” debido a que en más de una oportunidad han desafiado las clausuras impuestas por los inspectores. Sin ir más lejos, la obra donde murió el niño venía con complicaciones legales desde 2015.
“En este loteo en particular, donde falleció el nene, pusimos la faja de clausura y los dueños las quitaron y volvieron a abrir el lugar. Entonces volvimos a poner las fajas y le dimos aviso a la Justicia. Ahora sigue clausurado ese lugar y también otras construcciones de la empresa Idandi”, aseguró a Los Andes Cintia Brucki, directora de Planificación de Guaymallén.
El pozo en el que cayó el pequeño Erick tiene más de 50 metros de profundidad y fue hecho en 1976 con fines de riego. Según confirmaron desde el municipio, el hoyo fue tapado de manera segura por Obras Privadas tras la tragedia.
“La empresa ya era conocida para nosotros desde mucho antes del accidente. En ese loteo en particular veníamos desde 2015 luchando entre reiteradas órdenes de paralización y clausura. Desconocemos si la familia del nene estaba viviendo ahí, pero sabemos que esos dúplex estaban siendo habitados sin servicios. Sólo tenían luz con sub-distribución de propiedades vecinas”, agregó la funcionaria.
Cuando una obra en construcción comienza a levantarse, desde la Dirección de Planificación y de Obras Privadas se debe inspeccionar que se cumpla con todos los requerimientos que velen por la seguridad de los obreros. Pero si algo parece haber caracterizado a los hermanos Paco es que saltaban ese paso y construían sin habilitaciones.
“Todas las obras de la empresa Idandi están clausuradas actualmente porque ninguna cumple con los requisitos municipales de obra que se necesitan para la seguridad de los obreros. Además, tienen inspecciones permanentes porque ya sabemos que pueden volver a sacar las fajas”, agregó Brucki.
Cuando los inspectores de obra verifican que la faja está rota hacen un acta de inspección y la llevan a la Dirección de asuntos Legales de la Municipalidad. A partir de ahí se eleva la denuncia ante la Justicia, que inicia la causa correspondiente.