Abuso “en manada” en Tunuyán: una víctima muy querida por un pueblo que sigue en shock

Vecinos de la joven francesa violada no salen de su asombro aunque conocían la conducta delictiva de los tres imputados.

Abuso “en manada” en Tunuyán: una víctima muy querida por un pueblo que sigue en shock
La víctima vive y trabaja en una chacra dedicada a la elaboración de productos orgánicos. Llegó al país hace 5 años. Foto: Mariana Villa / Los Andes.

En loteo Dante, en Tunuyán, los vecinos no hacen más que hablar sobre el aberrante hecho que el martes sacudió a esta zona de fincas: una joven francesa fue abusada por tres sujetos que ya fueron imputados. Los lugareños del paraje Algarrobo definen a la chica como “buenísima, apreciada por todos y que jamás se metió con nadie”.

En el loteo Dante, una zona de fincas de cuatro calles de tierra, justo en el límite entre Tunuyán y Tupungato, ella no pasa desapercibida: alta, bonita y de hermosos ojos verdes, aquí todos le tienen aprecio. Tal vez por eso la noticia sacudió fuerte a los vecinos de este paraje apacible donde todos se conocen y los comentarios vuelan.

Nadie habla de otro tema. La joven de 28 años fue violada “en manada”. Sí, la chica francesa, amigable y solidaria que vive en la finca Pagliaflora, fue interceptada por tres lugareños con mala reputación y ultrajada en un descampado.

El espanto y el horror, primero, dieron lugar, poco después, a la razón, a la indignación y al miedo a las represalias. Es que los tres imputados tienen un frondoso prontuario signado por robos, violencia y amenazas. Y suelen andar sueltos.

“Esto ya es el colmo. Lamento que la peor parte se la llevara esta chica inocente de 28 años que jamás se metió con nadie”, reflexionó con impotencia Noelia López, quien, justamente, trabaja en Pagliaflora envasando conservas.

Enamorada de Argentina

La joven víctima llegó a esta zona en 2015 y de inmediato se enamoró del paisaje cordillerano y de su gente sencilla. Poco después, se puso de novia con el hijo del dueño de la finca. Con él y otros dos jóvenes vive en una modesta casita de adobe rodeada de naturaleza. En esta chacra, donde reina un silencio sepulcral que sólo se interrumpe por el sonido de llamadores de ángeles colgados de un nogal, se elaboran productos orgánicos como salsa de tomates, cerezas, duraznos y frutos secos.

Para hacer compras en el autoservicio Llanos -el más grande del lugar- o simplemente hacer ejercicio, la joven suele pasar a pie o en bicicleta hacia el centro del pueblo.

Reservada, no acostumbra a detenerse para conversar, pero eso sí: jamás deja de saludar con una sonrisa y suele ser la primera en acercarse a colaborar cada vez que una institución local organiza un evento solidario.

La tarde del martes salió como cualquier día. No se sabe con certeza si de compras o, simplemente, a cumplir con su hábito de caminar.

En el corredor productivo de la ruta 99, los tres sujetos que pasaban por allí en sentido contrario le dijeron algo y ella miró hacia otro lado. Pero diez metros después regresaron, la tomaron de pies y manos y la llevaron a un terreno baldío y solitario donde se turnaron para violarla.

En el pueblo se comenta que los depravados estaban bajo los efectos del alcohol o las drogas. En realidad, según pudo observarse, varios trabajadores rurales, muchos de ellos de comunidades peruana y boliviana, tienen por costumbre beber cerveza cuando finaliza la jornada.

“Estamos hartos de convivir con esta gente (por los tres malhechores) que siempre anda en problemas. Parece que busca los conflictivos”, se quejó Marcela, sentada en la vereda junto a su hermana y un puñado de niños pequeños.

“Me pregunto por qué la Policía custodia la casa de los violadores y no las nuestras. Hay chicos, mujeres -cuestionó- y tenemos mucho miedo”.

Nicolasa y Juan, dueños del autoservicio, conocen bien a la joven francesa de tanto que ella acude a comprar quesos y chocolates. “¿Dónde está la Justicia en este país? Es una vergüenza. La chica es excelente y estos locos andan sueltos”, protestó el hombre.

“¿Miedo yo? No. Pobres de ellos si se animan a robarme o amenazarme. Que conmigo no se metan porque se van a arrepentir”, dijo, en referencia a los dos hermanos implicados en el caso.

Lucía, de 19 años, nativa del lugar y estudiante del Instituto Tecnológico Universitario de la UNCuyo, admitió sentirse temerosa. “Todos los días se escucha algo de estos tipos, pero nunca pensé que llegarían a tanto”, exclamó.

Preocupación vecinal

El día del episodio, la víctima reconoció a los tres detenidos en el mismo instante en que vio una imagen, dijo una fuente policial.

“Estaba en estado de shock, no paraba de llorar, de gritar.... No sé si podrá superar esto. Sé que está medicada y bajo atención psicológica”, agregó.

Como sea, el loteo Dante está en vilo. El jueves, más de un centenar de vecinos se reunió en la casa de los hermanos acusados, escribieron graffitis y apedrearon el frente con grandes cascotes. “Chino violador”, reza en la fachada en rojo furioso. Es el apodo del menor de 17, según dicen, “el más bravo”.

La vivienda que estos sujetos compartían con su madre y dos hermanas menores –y que ahora se encuentra desocupada- se emplaza en la misma calle Lugones, donde también vive la víctima.

Por eso, allí muchos sostienen que los tres la conocían casi a la perfección. Por supuesto, un dato que no deja tranquilo a nadie.

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