A cuatro meses del asesinato de David Gastón Piroli, el hombre de 39 años que fue hallado maniatado, golpeado y con un disparo en la cabeza en el baúl de su auto, ayer la Justicia determinó la prisión preventiva para Omar Maximiliano Roggerone (47) y Jesús Sebastián Villalba (19). Se trata de los únicos señalados por el crimen con tintes narcos que quedaron acorralados por las pruebas que reunió la Fiscalía de Homicidios, entre las que se destacaron torturas por la recaudación de una venta de estupefacientes.
Faltaban apenas 10 minutos para las 22, cuando un llamado al 911 alertaba que había un auto en llamas entre las calles Santa Rita y San Martín, junto a las vías, en Panquehua. Acababa de comenzar el invierno y las gélidas temperaturas de ese 22 de junio terminaron de helar la sangre de los bomberos que, una vez apagado el fuego, se encontraron con un cadáver en el baúl: era Piroli, un hombre de la zona y padre de dos niños.
La víctima fatal estaba atada de pies y manos con severos golpes dentro de un Ford Falcon de color bordó que estaba a nombre de su ex esposa, pero que manejaba solamente él. El trágico suceso sorprendió a Mendoza y el caso del “crimen del baúl” pasó a manos del fiscal de Homicidios Carlos Torres, quien tras una ardua pesquisa pidió la prisión preventiva para los dos hombres señalados.
Ayer la jueza Miriam Núñez, del Juzgado Penal Colegiado 2, consideró que las pruebas recabadas por la fiscalía fueron suficientes para darle lugar al pedido de la prisión preventiva. Por lo que ambos sujetos deberán seguir tras las rejas hasta el juicio que enfrentarán por homicidio agravado por ensañamiento, delito que tiene como única pena la prisión perpetua.
Tortura millonaria
Las pruebas reunidas por los sabuesos, entre las que se destacaba que Omar Roggerone era un líder narco y que Piroli se dedicaba a venderle los estupefacientes, fueron fundamentales para reconstruir parte del rompecabezas del brutal crimen del baúl.
La hipótesis de los investigadores tomó aún más fuerza cuando un nuevo testigo de identidad reservada señaló que Roggerone junto a Villalba habían “apretado” a Piroli porque les debía plata de una venta de droga.
Según el testigo, la víctima fatal fue torturada durante horas en la carpintería de Roggerone, la cual fue señalada como una “pantalla” para cubrir la venta de cocaína y marihuana que allí se realizaba.
En su testimonio, la persona aseguraba que el conductor del Falcon le debía 50.000 dólares de esas ventas al carpintero, es decir, unos 14 millones de pesos en la cotización informal, y que por ese motivo fue golpeado salvajemente. Lo que daría a sospechar que, como no pudo justificar dónde estaba el dinero, la resolución fue dispararle en la cabeza y montar una escena que dejara un claro mensaje sobre las consecuencias de intentar estafar a la mafia.
A todas esas justificaciones el representante del Ministerio Público Fiscal sumó otra prueba que terminó de convencer a la magistrada y fue que, a los días del asesinato, los sabuesos dieron con el teléfono celular de la víctima fatal.
El artefacto había caído en manos de una mujer que, tras ser demorada, declaró que lo había comprado usado. Para sorpresa de los detectives, apuntó a la hija de Roggerone como la vendedora, es decir que el carpintero acusado había tenido en su poder el aparato.
