Un comerciante de 51 años fue asesinado de un disparo en el pecho durante el jueves en la tarde, en su vivienda de Guaymallén. Las primeras investigaciones apuntaron a que se trató de un robo organizado por parte de tres sujetos que lo sorprendieron en horas de la siesta y tras ultimarlo huyeron a toda velocidad a bordo de una camioneta de color gris.
Habían pasado 20 minutos de las 15, cuando el lubricentro “Penta”, ubicado sobre la calle Mitre al 2100, casi Mathus Hoyos del distrito Pedro Molina, se convirtió en la escena de un crimen. Allí ingresaron los delincuentes armados y con guantes buscando alzarse de un botín que, según las primeras hipótesis, serían dólares que la víctima identificada como Norberto Martín Salzmann había comprado la noche anterior con el objetivo de irse de vacaciones al extranjero.
En el negocio, que atiende al público de horario corrido, había dos jóvenes: la hija de la víctima y un empleado. Ambos se habían quedado al frente del mostrador, mientras Salzmann almorzaba en su vivienda lindante al comercio y conectada por detrás. Fue entonces que escuchó los gritos y de pronto se vio frente a frente con los delincuentes que ingresaron a la casa, y tras una discusión, uno de ellos le pegó en la cabeza y otro le disparó a matar en el pecho.
Fuentes oficiales detallaron a Los Andes que, tras el disparo, los tres hombres escaparon en una camioneta de color gris, tal como la describieron los pocos testigos y lograron escapar. En paralelo, un llamado al 911 pedía ayuda desesperada.
Cuando llegaron los primeros uniformados se encontraron con el cuerpo de Salzmann tendido en el piso del comedor y los médicos de la ambulancia del Servicio de Emergencias Coordinado constataron que ya había fallecido. Un disparo preciso en el pecho había acabado con la vida del comerciante, a quienes los vecinos del barrio Vialidad II describían como alguien muy querido.
Investigación y primeras hipótesis
Minutos más tarde llegó al lugar una dotación de la Policía Científica, junto con personal de la División Homicidios y la fiscal de Homicidios Claudia Ríos Ortíz, quien quedó a cargo del caso.
En paralelo, efectivos policiales encontraron una camioneta Chevrolet S-10 de color gris, que tenía pedido de secuestro por haber sido robada hoy, completamente incinerada en un descampado de la calle Capilla de Nieve. Para los sabuesos podría tratarse del vehículo en el que se movieron los asesinos.
Fuentes de la investigación confiaron a Los Andes que la víctima también compraba y vendía dólares. De hecho, en la noche del miércoles y durante la mañana de hoy, un hombre había llegado al comercio a comprar o vender dichos billetes.
La hipótesis principal que manejan los investigadores es que la víctima le había comprado las divisivas extranjeras a un hombre con la intención de irse a Brasil de vacaciones la próxima semana y que terminó batiéndolo.
Por tal motivo, ahora los peritos de Delitos Tecnológicos serán los encargados de investigar el teléfono celular de la víctima fatal en busca de datos relevantes para la causa, así como también las cámaras de seguridad que Salzmann tenía en el lubricentro y en la casa.
“Tierra de nadie”
Mientras los peritos trabajan en la escena del crimen, muchos vecinos se arrimaban hasta la cinta policial que marcaba el límite y pedían hablar con la fiscal Ríos Ortíz, con la intención de hacerle saber que desde hace tiempo el barrio Vialidad II se ha convertido en escenario de entraderas y todo tipo de robos.
Atravesados por el dolor y la indignación, más de uno manifestaba que están rodeados de “barrios peligrosos” y que el suyo se ha convertido en “tierra de nadie”, porque se sienten completamente vulnerables a la inseguridad.
Días atrás un matrimonio de jubilados había sufrido un robo similar al de hoy y los delincuentes habían arrasado con dinero y joyas, tras maniatarlos y golpearlos. Además, a 24 viviendas de la calle Mitre les habían robado los medidores de gas, porque contienen cobre.
Los vecinos aseguraban que, en ambos casos, había sido el comerciante quien les había entregado las filmaciones a la policía para que investigaran los hechos, ya que era el único que poseía los aparatos de filmación. Otra de las quejas del barrio es que no hay cámaras de seguridad en la vía pública.
Los vecinos lo describían como un hombre muy trabajador, amable y “buena gente”. También remarcaban que era alto y había sido jugador de rugby, por lo que tenía contextura grande y que era dueño de un “carácter muy fuerte”, por lo que ninguno de ellos desestimaba que haya buscado enfrentar a los ladrones para defender a su familia.
