Quince años después de los asesinatos del psicólogo Flavio Piottante (39) y su paciente, Analía Estrella Libedinsky (30), el caso ha quedado impune y ya nadie podrá ser investigado por el recordado doble crimen ocurrido en Ciudad, en julio de 2006.
Por lo tanto, el único sospechoso identificado por el caso -el prófugo Mauricio Suárez (47)- está en condiciones de regresar a su casa de la Cuarta Sección de Ciudad, si así lo quisiera. Es que en el último minuto de ayer la causa por el doble homicidio prescribió totalmente, tanto para Suárez como para cualquier persona que pudiera haber participado de la muerte de Piottante y Libedinsky.
El miércoles pasado la fiscal de Homicidios Claudia Ríos ofreció una conferencia de prensa donde explicó que la causa contra Suárez prescribió ayer pero que la investigación seguía abierta para otros presuntos sospechosos, cuya identidad ella misma desconoce. Algunos abogados y jueces de garantías consultados por Los Andes consideraron que la fiscal se equivocó respecto a este último punto.
Ríos dijo lo siguiente: a) el martes se cumplieron 15 años de caso; b) el plazo para detener a Suárez venció este viernes a las 23.59 y c) queda abierta la causa para investigar a posibles personas sospechosas, cuya identidad desconoce.
“Yo digo que no fue una sola persona la que actuó, por eso la causa no prescribe. Sí se termina contra Suárez, pero hubo una ampliación en el aboque porque considero que alguien más intervino. Puede ser una o más personas, masculino o femenino; por ahora es un ‘N.N’, no hay nadie identificado y voy a seguir investigando”, dijo la fiscal ante las cámaras de televisión.
Repasando la cronología del hecho, hay que recordar que la pareja fue asesinada en la mañana del 13 de julio de 2006. El martes pasado -15 años después- la causa prescribió. Pero como en relación a Suárez la Justicia, días después, realizó un aboque donde se le imputó el hecho, la causa prescribió ayer para el prófugo.
“La fiscal se equivocó gravemente porque dijo el jueves (pasado) que mantendrá abierta la causa para futuros sospechosos, cuando en realidad, la causa ya se había extinguido el martes para cualquier presunto sospechoso, ya que no hay ningún tipo de imputación posible para ellos, cuya identidad ella desconoce porque el caso prescribió. Es caso cerrado”, explicó un abogado y docente consultado por este diario.
Un juez de garantías también consultado se mostró de acuerdo con la opinión del letrado, explicando que “si hubiera un sospechoso citado para indagatoria (el caso de Suárez) esa situación interrumpe los plazos y vuelve a contarse desde ese momento para establecer la prescripción. En cambio, cuando hablamos de personas no indagadas, los plazos de prescripción deben contarse desde el día del hecho y no estamos hablando de una prescripción sino de una preclusión de la facultad persecutoria del Estado. Esto ocurrió en el caso Piottante- Libedinsky el martes pasado. Por lo tanto, el caso ha quedado impune”.
De esta forma, hoy Suárez puede volver a su casa. Si está en el exterior, será detenido en la frontera ya que tiene pedido de captura internacional. Esa detención se notificaría a Homicidios y sería liberado cuando se comunicara que el caso está prescripto. Lo mismo pasaría si fuera detenido dentro del territorio nacional.
Pero, por otra parte, el sospechoso podría transitar libremente por todo el mundo si su abogado pidiera la extinción de la acción penal y de los pedidos de búsqueda nacional e internacional que aún se encuentran activos.
Amitrano no pudo; Max Gregorcic, sí
Si bien es común que las causas prescriban, no lo es en casos graves como homicidios, cuando su autor ha sido identificado. Las crónicas policiales de Mendoza recuerdan dos casos “mediáticos” relacionados con la prescripción de sus causas: el de Amitrano –el hombre que asesinó a su hija y hoy está condenado- y el caso Max Gregorcic, una suerte de gurú televisivo de la economía que estafó a miles de mendocinos en los años 80 de siglo pasado.
En enero de 2013 Alejandro Amitrano (47) llegó a la provincia tras haber estado prófugo 13 años. En noviembre de 2014 fue condenado a prisión perpetua por homicidio agravado por el vínculo y por alevosía por la muerte de su hija de un año.
Durante 13 años fue el prófugo más buscado por la Policía de Mendoza, luego de que su hija falleciera en el hospital Notti el 30 de noviembre de 1999. Un dato que aportó el periodista Marcelo Ortiz permitió lograr su detención, ocurrida en la puerta de su despensa de calle O´Higgins de la ciudad de Paraná.
Allí había construido una vida: tenía una pareja que estaba embarazada de ocho meses, nuevo aspecto físico, nuevo empleo y nuevos amigos, que lo conocían como “El Gringo” González (apellido de su madre). Estuvo muy cerca de lograr que su caso caducara.
Algo que sí logró Máximo Gregorcic Villanueva (71), más conocido como el financista Max Gregorcic, quien aconsejaba a los mendocinos sobre cómo invertir sus ahorros a través de la pantalla de Canal 7.
Prometiendo intereses altísimos, se quedó con la plata de cientos de inversores. Desapareció en marzo de 1987, luego de tender una fantasiosa cortina de humo: dijo que tenía documentos para probar que Adolf Hitler había vivido en Mendoza bajo la identidad de un pastor protestante que estaba enterrado en Palmira.
En noviembre de 2006 el periodista de Los Andes Eduardo Ayassa lo descubrió en Vitacura, Chile. Las causas en su contra habían prescripto y su imperio - con sucursales en Nueva York (en las Torres Gemelas), Capital Federal y Santiago de Chile- ya era parte del pasado.