El Complejo Penitenciario Federal I, conocido como la cárcel de Ezeiza, es el penal más grande del país. Habilitado en 1999, cuenta con seis módulos, una unidad de ingreso y el hospital Penitenciario Central, donde purgan sus condenas casi 2.200 presos. Entre ellos hoy está Alejandro Espiasse Pugh, después de ser detenido y condenado en Mendoza a 13 años de prisión y de donde había logrado escapar en el año 2013.
Este sujeto que se hacía llamar Flavio Cores, Nicolás Lagos González, Eduardo Fuentes o Sebastián Rotella, para los íntimos era “Banana”. Hijo de Jorge Roberto Espiasse y Mirta Graciela Pugh, nació en la ciudad chubutense de Trelew el 29 de mayo de 1978.
En su prontuario se acumulan violentos robos y asaltos tipo “comando”, además de la muerte de dos policías: el suboficial Polinario Cruzado (50) y el sargento primero Pablo Andrés Rearte (36), en un episodio ocurrido el 15 de junio de 2007 durante el asalto a un blindado en la ciudad de Rawson, capital chubutense.
Por ese hecho, que fue muy conmocionante en la tranquila ciudad patagónica, fue condenado en 2009. Pero cuatro años después (el 20 de agosto de 2013) “Banana” escapó del penal de Ezeiza luego de transitar por un estrecho túnel y sortear cuatro alambrados junto a otros 12 internos, convirtiéndose en el prófugo más buscado de Argentina, por el cual se ofreció una recompensa de medio millón de pesos.
Así, se mantuvo lejos de su tierra natal y también de su familia. Es que su padre fue asesinado en un ajuste de cuentas, y a su hermano menor -a quien había logrado liberar del centro de detención Suyai-Hue- lo mató una víctima durante un robo en Mar del Plata. Mientras que dentro de un penal de Bahía Blanca apuñalaron a su hijo Alejandro, velatorio al que no asistió, por lo que buscó refugio y se instaló en Mendoza.
En estas tierras Espiasse fue detenido y condenado dos veces: una por la Justicia provincial bajo la identidad falsa de Flavio Diaz.
Pero en Mendoza, además, intentó sin éxito una cinematográfica fuga a la carrera del hospital Central, arrastrando el suero inyectado sobre el brazo izquierdo para tirarse al canal Cacique Guaymallén que no traía agua. Fue el 31 de marzo de 2010. Lo sacaron muy golpeado y sangrando, atado a una camilla y esposado.
Caída en Mendoza
El día 22 de diciembre de 2017, Martín Alejandro Espiasse Pugh circulaba en una camioneta VW Amarok por el Acceso Este. Al llegar a calle Serpa, en Maipú, fue detenido cuando se bajó a comprar cigarrillos.
Se dejó apresar sin ofrecer resistencia, aunque tenía en una mano un revólver marca Long Riole, calibre 22, con cinco cartuchos colocados.
En la requisa le encontraron una pistola Bersa Thunder calibre 40 con un cartucho colocado en la recámara y cargador colocado con ocho cartuchos del mismo calibre. También tenía una pistola de la misma marca, pero calibre 9 mm, con un cartucho colocado en recámara y cargador colocado con 16 cartuchos del mismo calibre.
La Policía también encontró dos licencias de conducir y un DNI a nombre de Flavio Elias Cores y otra licencia a nombre de Antonio Alejandro Pacheco. Sin embargo, la sorpresa mayor se la llevaron las autoridades cuando allanaron la propiedad que compartía con una joven de 23 años y que, a la hora del juicio, resultó absuelta.
En la casa encontraron una veintena de armas, como escopetas, pistolas, revólveres algunos con mira láser, miles de municiones de distinto tipos y calibres y hasta un arco con flechas.
Además, escondido debajo de un canil con perros dogos, se hallaron casi 40 kilos de material explosivo en 21 paquetes de barra marca Ibegel de fabricación brasilera, dos detonadores Nonel de 12 metros cada uno, dos cajas de detonadores pirotécnicos de 100 cada uno y 148 pasa-fuego.
A juicio
A la hora del juicio “Banana” pidió que se lo condenara “por lo que hice en esta causa y no por mis antecedentes”, oportunidad en que reconoció ser el único propietario de las armas y municiones secuestradas, con el argumento de que se dedicaba a la caza mayor.
Sin embargo, el juez Alejandro Walter Piña, en concordancia con el pedido de la fiscal María Gloria André, en octubre del año pasado le impuso una pena de 13 años de cárcel al ser considerado culpable en los delitos de tenencia de materiales explosivos, acopio de armas de fuego y municiones, cultivo de estupefacientes, tenencia ilegítima de documentos nacionales de identidad, falsificación de documento y uso de documento falso o adulterado.
Además, teniendo en cuenta que Espiasse ya registraba una condena a ocho años y seis meses de prisión y se había fugado antes de su cumplimiento, se declaró su reincidencia. Ello lo inhabilita para obtener beneficios, por lo que seguirá preso hasta mediados del año 2030.