El femicidio de Gisela Villafañe, la joven de 25 años hallada sin vida en un descampado de Guaymallén en mayo de 2019, finalmente tuvo su veredicto, después de tres años y un mes de investigación por parte de la fiscalía de Homicidios. La resolución fue muy controvertida, ya que la defensa alegó hasta último momento que Humberto Navia, el único acusado por la muerte de la muchacha, era un “perejil”. Sin embargo, para la Justicia se trata de su femicida, a quien condenaron a prisión perpetua.
El juicio se desarrolló en el Polo Judicial bajo la modalidad de juicio por jurados, durante cuatro días. El acusado es hijo de Guillermo Navia (57), quien era la pareja de Gisela y a quien la fiscalía apuntó primero como sospechoso debido a que los familiares de la joven testificaron que ejercía violencia de género sobre ella.
No obstante, para llegar al veredicto hubo muchas versiones y contradicciones porque para la fiscalía era un femicidio, mientras que para la defensa se trataba de una “cama” contra Navia hijo.
En la etapa final del debate, ya en los alegatos de cierre, el fiscal de Homicidios Gustavo Pirrello repasó las pruebas recolectadas en su pesquisa y sostuvo que Humberto Navia cometió femicidio.
El representante del Ministerio Público Fiscal indicó que Navia y Gisela ingresaron al descampado ubicado en la calle Bonfanti al 6000 en Rodeo de la Cruz y que la mató tal como los vio el único testigo que declaró en el juicio. En su declaración argumentó que vivía en la zona y salió varias veces a la calle en la madrugada del crimen, por lo que vio a la víctima y al victimario junto a Andrés Sosa, el otro sospechoso que quedó desvinculado de la causa con el correr de la investigación.
Sin embargo, para el fiscal fueron las escuchas telefónicas que realizaron a los propios familiares de Navia las que confirmaron la autoría del imputado.
Pero, por otro lado, la abogada de la defensa, Ximena Morales, alegó que no se trató de un femicidio y que la fiscalía no trabajó toda la prueba que presentaba el caso, así como también denunció que la investigación fue desviada. Además, sostuvo que los tres testigos más importantes tenían “intereses” para culpar a Humberto Navia, dejando expuesto así que a su cliente los estaban usando de “perejil”.
La defensora agregó que la fiscalía no tuvo en cuenta que Gisela iba a declarar en el homicidio de quien era su pareja, Diego Quispe, y que había declarado contra Eduardo Sosa Mesa, (hermano de Andrés Sosa) quien luego fue condenado por ese asesinato.
Entonces reveló que “a Gisela le sacaron la cara, le sacaron los ojos y la boca. El mensaje de este crimen es por lo que vio y dijo. No por su condición de mujer. Y Humberto no mató a Gisela”, haciendo referencia a una venganza.
Brutalidad
El cuerpo sin vida de Gisela fue encontrado el 8 de mayo de 2019, cerca de las 10, cuando una mujer sacó a pasear a sus perros por las calles del barrio Sueños Cumplidos, de Rodeo de la Cruz. De pronto los animales se fueron hasta un descampado enceguecidos por su olfato. La mujer corrió tras ellos y, al llegar donde estaban sus canes, vio el cadáver desmembrado por perros callejeros.
A partir de ese momento se montó una extensa investigación que tomó como primer culpable a la pareja de Villafañe, quien le llevaba 30 años de diferencia y que quedó detenido en el penal provincial imputado por femicidio. Pero cinco meses después quedó sobreseído de la causa a medida que fueron apareciendo nuevos sospechosos.
Todas las pruebas reunidas por el fiscal Pirrello apuntaron que el autor había sido el hijo del primer sospechoso. Y finalmente este jueves se supo que el menor de los Navia le arrebató la vida a Gisela tras causarle “una fractura importante en el cráneo en la zona témporo-occipital y parietal derecho”, como rezaba el informe de la necropsia.
Custodiado por dos agentes penitenciarios, el condenado se mostró angustiado al escuchar el veredicto aunque, cabizbajo, evitó manifestar sus emociones.