No aparece como una causa de rápidos avances el crimen de Jesús David Calderón (30), el muchacho hallado sin vida el sábado al mediodía en su departamento de Ciudad. Prevalece la hipótesis de que el autor es un conocido de la víctima y que el móvil sería por cuestiones personales o pasionales, más allá de un robo que existió. Los investigadores buscan al homicida en las cámaras de seguridad de la zona.
Los registros fílmicos de las inmediaciones de calle Gutiérrez al 650, en pleno Centro, se han convertido en una de las claves del caso. Además de las declaraciones de rigor de la familia del fallecido-podrían llegar a apuntar a alguien- y del trabajo de Policía Científica en el departamento del cuarto pisos, en busca de huellas dactilares o rastros, los pesquisas creen que en el análisis de las imágenes pueden identificar a quien estuvo en la escena del asesinato.
Se estima que Calderón fue ultimado entre la tarde del 31 de diciembre y la madrugada del 1 de enero, por lo que la División Investigaciones revisa todos los movimientos que se produjeron en el edificio y sus adyacencias por esas horas.
En el último día del 2020 este hombre había estado trabajando hasta cerca de las 15 en una zapatería de Capital, y cuando llegaba a su vivienda mantuvo una conversación por teléfono con su madre, quien vive en España. Luego de eso, no respondió más el celular.
Se espera el informe de la autopsia, que revelará la hora aproximada de su muerte y la causa del deceso. El comerciante fue encontrado atado a su cama, con manchas de sangre, golpes y un cable en el cuello; en principio, se sostiene que habría sido ahorcado.
Al cadáver lo encontraron unos amigos, que lo fueron a buscar luego de que pasaran más de un día sin tener noticias de él. Temieron que algo malo había pasado cuando desde el pasillo sintieron un olor nauseabundo, y lo confirmaron una vez que entraron con la Policía.
¿Pasional o robo?
Por algunos indicios detectados en el lugar y otras versiones recabadas, la fiscalía de Homicidios se inclina por un crimen vinculado a algo personal entre el agresor y la víctima. Se advirtió un poco de desorden en el departamento, pero no era la típica escena del asalto, remarcaron las fuentes consultadas.
Los allegados a Calderón confiaron que faltaba un televisor y dinero en efectivo que guardaba, sin embargo, la presunción más fuerte es que al joven lo mataron y luego aprovecharon para sacarle algún objeto de valor y la plata.
Un detalle importante es que la puerta de ingreso no estaba forzada como para pensar en la irrupción de ladrones, ante lo cual se supone que Jesús voluntariamente hizo entrar a su asesino.
No se descarta el robo, aunque por ahora la pista a seguir se centra en diferentes personas que lo frecuentaban. De ser un homicidio simple seguido de robo la pena para el futuro acusado iría de 8 a 25 años de cárcel, en tanto que un homicidio criminis causa-matar para ocultar otro delito, que sería el asalto-, tiene como pena única la prisión perpetua en un juicio por jurado.
La fiscal Andrea Lazo está a cargo de la investigación, hasta anoche sin aprehendidos ni sospechosos identificados.
Un caso similar: el crimen de un periodista hace 16 años
El crimen de Calderón a muchos les ha traído a la memoria otro policial resonante de la provincia, que se registró hace más de 16 años. También en un departamento de Ciudad.
El martes 23 de noviembre de 2004, al mediodía, fue encontrado el cuerpo sin vida de Alejo Hunau (33) - periodista y comunicador social que trabajó en el gobierno Roberto Iglesias- en su propiedad de la calle Pedro Vargas. entre Colón y Pedro Molina.
Rápidamente la investigación se orientó hacia la última persona que había estado con Hunau, Diego Arduino, según declararon algunos testigos. Un taxi boy que en su momento declaró que había estado con la víctima para venderle un perfume.
Se encontraron en la escena del crimen sus huellas dactilares en un vaso y ADN en colillas de cigarrillos. El periodista murió por un golpe en la cabeza realizado con una botella que estaba en el lugar.
El caso tuvo idas y vueltas, y el sospechoso estuvo cerca de sobreseido: En este hecho también se habló de cuestiones pasionales y sexuales.
En 2007, la Cuarta Cámara del Crimen condenó a Arduino a 16 años de cárcel por homicidio simple y robo. A principios del año pasado pidió el beneficio de la libertad condicional pero se la negaron, no así la domiciliaria, otorgada en abril al ser asmático y encontrarse en el grupo de riesgos frente al coronavirus.
Este episodio fue de gran impacto por aquellos años, generando mucha repercusión en la política local por la actividad que desarrollaba Hunau.