Comenzó hoy en los Tribunales Federales uno de los juicios más esperados de los últimos años: el que investiga el secuestro y posterior asesinato de Diego Aliaga (51), un polémico despachante de aduana que supo ser informante policial y que, para la Justicia habría sido la “mano derecha” del juez federal Walter Bento, según consta en la megacausa que se sigue al magistrado por coimas a cambio de beneficios procesales.
Esta mañana el Tribunal Oral Federal 1 –conformado por los jueces Alejandro Piña, María Paula Marisi y Alberto Carelli- abrió el debate y la fiscal de cámara María Gloria André dio lectura al requerimiento de caso, caratulado como secuestro extorsivo con la intervención de tres o más personas, seguido de muerte, homicidio cometido con alevosía y ensañamiento y criminis causa y robo agravado por haber sido cometido en poblado y en banda, todos en calidad de coautores
La causa, considerada secuestro seguido asesinato, tiene cinco acusados: el socio de Aliaga, Diego Barrera (52), su esposa Bibiana Sacolle (48) y los hijos de la mujer, Gastón (30) y Lucas Curi (28). También estará en el banquillo de los acusados Yamil Rosales (34), chofer de la empresa de transporte de los Barrera, que fue quien confesó el hecho y ayudó a encontrar el cuerpo y quedó como “imputado arrepentido”.
Fuentes que conocen en profundidad la investigación –realizada por el fiscal Fernando Alcaraz- no descartan que la estrategia del Diego Barrera-defendido por un defensor oficial- siga los andariveles por los que discurrió durante la instrucción.
Por un lado, Barrera intentará despegar del crimen a Sacolle y a los hijos de la mujer, del crimen de su socio, Aliaga, autoincriminándose, es decir repitiendo la versión que ya dio ante el fiscal Alcaraz: que lo asesinó, que no quiso hacerlo, que “se me murió” (fue la frase que usó), que no existió el secuestro, que sus familia no estaba al tanto de asunto.
Por otra parte, se espera que se refiera a la presunta relación de Aliaga con el juez Bento. Según la investigación realizada por el fiscal Dante Vega y el juez Eduardo Puigdéngolas por presuntas coimas, el vínculo entre Bento y Aliaga se descubrió en marzo de 2020, cuando se detuvo al “narcofinancista” Walter Bardinella Donoso (42), un hombre que fue condenado por participar en el transporte de 400 kilos de marihuana.
Al analizar su celular, se descubrió que Bardinella se comunicaba con el Diego Aliaga, quien a su vez le decía que tenía contactos en la Justicia Federal que le podían otorgar la prisión domiciliaria a cambio de dinero. A partir de ese dato se comienza a investigar a esos contactos “facilitadores” y se termina vinculando a Walter Bento con algunos abogados que luego fueron detenidos y procesados. Pero algunos meses después, exactamente el 28 julio de 2020 Aliaga desapareció y dio comienzo a una investigación que logró encontrar su cuerpo enterrado en un campo inculto Lavalle, semanas más tarde.
En julio de 2021, Barrera se transformó en testigo “estrella” del caso Bento, diciendo que conocía la ruta de lavado del dinero, que tenía audios de interés para la causa. La declaración de Barrera dejó en los investigadores la sensación de que sabía mucho más y no lo dijo o bien que estaba sembrando un nube de humo que enturbiara la investigación que pesaba sobre él y su familia con el propósito de sacar algún tipo de beneficio.
¿Por qué mataron a diego Aliaga?
El ministerio Público Fiscal le atribuye a la familia Barrera y a Rosales haber planificado e intervenido en la sustracción, el ocultamiento y la retención de Aliaga, con el fin de obligarlo, con amenazas y coacciones, a que les otorgase la documentación de dos propiedades sin pagarlas: un boleto de compraventa y un recibo de cancelación de venta de la casa ubicada en la manzana 41 del barrio Dalvian, de Ciudad, y otro boleto de compraventa de una oficina del segundo piso de la Galería Bamac, en Ciudad. Ambas propiedades de Aliaga.
También obligaron a la víctima a develar dónde guardaba los documentos de un Chevrolet Camaro y un Jeep Wrangler con el fin de quedárselos. Además, querían evitar que Aliaga les quitara dos minibuses Mercedes Benz Sprinter que habían sido adquiridos en junio y julio de 2020 y pagados en efectivo con dólares que les había entregado Aliaga. Los vehículos estaban a nombre de Sacolle pero la víctima tenía formularios 08 firmados por la mujer como vendedora.
El registro de las cámaras
Todo comenzó el 28 de julio de 2020 a las 8.48, cuando las cámaras de la seguridad de Palmares registraron a la víctima y a una mujer saliendo a bordo de una camioneta BMW X6 para llevarla a su casa, en Maipú. A las 9.30 se dirigió a la casa que tenía en Bandera de los Andes 9840 de Rodeo de la Cruz, Guaymallén. Dejo el auto en la puerta, ingresó y esa fue la última vez que fue visto con vida.
En esa casa estaba Barrera esperándolo porque allí ambos iban a montar centro de rehabilitación para discapacitados que iba a dirigir Sacolle. Lo cierto es que entre Barrera, Gastón Curi y Rosales lo redujeron y lo habrían subido a una Sprinter naranja que llevó hasta el lugar Lucas Curi. Las cámaras de la zona permitieron ver como estos sujetos entraron y luego salieron con la Sprinter y un Chevrolet Celta y se iban luego hacia un depósito ubicado en Jujuy 840 de Ciudad de Mendoza, donde llegaron cerca de las 11.
En ese depósito Barrera y Rosales y tal vez otras personas que no han sido identificadas retuvieron a Aliaga por la fuerza. Mientras este ocurría Viviana Sacolle se comunicaba por teléfono con sus hijos y su pareja.
Por la tarde, Barrera fue a la casa de Aliaga, desconectó la cámara de seguridad y se habría apoderado de la documentación de las casas y los vehículos. Estos documentos fueron secuestrados luego en la casa que los Barrera habitaban en el barrio Dalvian pero que le pertenecía a Aliaga.
Para los investigadores, los Barrera habrían realizado un llamado extorsivo al hermano de la víctima para obtener un rescate. El 30 de julio, mientras Gonzalo Aliaga denunciaba en la Oficina Fiscal 19 la desaparición de su hermano, recibió un llamado: “dejá de revolver el avispero y andá juntando el palo verde que ya te vamos a llamar”. La investigación determinó que esa llamada la hizo Gastón Curi. A partir de ese momento no se volvió a recibir ningún mensaje.
Según la información que se logró determinar a través de la necropsia, antes del 10 de agosto Aliaga fue asesinado La muerte fue ocasionada por asfixia mecánica para ocultar el secuestro y robo de documentación de bienes registrables y personales, celular y reloj de la víctima.
Tras darle muerte, los acusados habrían llevado el cadáver de Diego Aliaga hasta un campo inculto en la localidad de Costa de Araujo, Lavalle, ubicado a unos 5 kilómetros de en Callejón Estrella y ruta 142.
Allí en la tarde del 10 de setiembre la Policía encontró el cadáver de la víctima enterrado, cubierto parcialmente por una frazada. El cadáver tenía un bóxer de color negro y un cuello polar negro y una bufanda del mismo color le cubría la cabeza. También una cinta adhesiva de azul le cubría la boca.