Caso Aliaga: estas son las pruebas principales y los presuntos móviles que complican a los cuatro procesados

El análisis de cámaras y de celulares de los imputados movilizó la causa. Les dictaron la preventiva.

Caso Aliaga: estas son las pruebas principales y los presuntos móviles que complican a los cuatro procesados
Complicados. Creen que el presunto secuestro extorsivo sería ganancial para Barrera, su pareja y dos hijos de ella. Embargaron bienes por $ 5 millones a cada uno

Sin que aún haya aparecido el empresario y despachante de aduana Diego Aliaga (51), la causa que investiga la Justicia Federal por su desaparición como un secuestro extorsivo ha tenido un gran avance en base a un cúmulo de pruebas que indican la presunta participación en el hecho de los cuatros detenidos.

De acuerdo al pedido realizado la semana pasada por el fiscal federal Fernando Alcaraz, el juez Marcelo Garnica ordenó ayer el procesamiento y la prisión preventiva para los cuatro detenidos: Diego Barrera (51), su pareja Viviana Sacolle (46) y dos hijos de la mujer, Lucas (26) y Gastón Curi (28), todos imputados por el delito de secuestro extorsivo en calidad de coautores.

De esta forma, todo se encamina a que los cuatro seguirán detenidos -y con sus bienes embargados por un valor de cinco millones de pesos per cápita- hasta que el caso llegue a juicio, aunque la defensa de los sospechosos puede apelar el procesamiento ante la Cámara Federal.

Teniendo en cuenta que la causa ha estado durante buena parte de su desarrollo bajo secreto de sumario, es importante conocer cuáles son las pruebas más importantes que comprometen a la familia Barrera.

Por lo pronto, existen declaraciones de algunos testigos que comprometen a los Barrera pero también pruebas documentales, entre ellas, el registro de algunas cámaras de seguridad ubicadas en las cercanías de la vivienda de Paso de los Andes al 9000, en Rodeo del Medio, donde se reunieron la mañana del 28 de julio pasado, Aliaga y sus “socios”, los Barrera.

Las cámaras muestran cómo van llegando, en distintos horarios. Primero Aliaga estaciona en la puerta un BMW, vehículo que le prestó un matrimonio vecino de Palmares conformado por un abogado de Buenos Aires y una abogada que trabaja en Tribunales Federales. Luego se ve llegar a Barrera y los hermanos Curi, cada uno en vehículos distintos.

Después de eso, a Aliaga no se lo verá salir más. Pero sí se distingue a Barrera subiéndose al BMW para meterlo en la vivienda. Pasado un tiempo, Barrera y los hermanos Curi salen en sus vehículos.

Barrera es captado luego por las cámaras de Palmares, ingresando al exclusivo barrio de Godoy Cruz donde residía Aliaga a bordo de uno de los muchos vehículos que tiene, en general “flojos de papeles”. El detenido pudo acceder al lugar con la tarjeta magnética de Aliaga para luego ingresar a la vivienda de su socio, tal vez para llevarse algunas pertenencias del desaparecido.

Teléfonos calientes

Si bien los investigadores todavía no conocen el contenido de los cuatro teléfonos de los detenidos –en algún caso no se ha podido acceder; en otros, la defensa discute la legalidad del acceso a los aparatos-, sí han podido conocer el movimiento de los dispositivos (y por lo tanto de sus dueños) y el intercambio de llamadas que se realizaron luego de la desaparición de Aliaga, aunque sin saber el contenido de esas conversaciones.

Así las cosas, se sabe –por la conexión de los aparatos a varias antenas- que el teléfono de Aliaga y el de uno de los detenidos “viajaron” juntos durante un lapso de tiempo hasta que la batería del celular del desaparecido o se agotó o bien fue retirada del dispositivo. Es decir que alguien se llevó el aparato y lo hizo desaparecer.

Por otra parte, a través de las sábanas de llamadas de las empresas de telefonía, ha quedado claro que tras la desaparición de Aliaga se produjo un inusual cruce de llamadas entre los detenidos, incluida también Viviana Sacolle, que si bien no estaba en la presunta escena del crimen -la casa de Bandera de los Andes- sí habría estado al tanto de todos los movimientos de sus familiares, vía telefónica.

Esta situación la deja como sospechosa ya que el fin del presunto secuestro extorsivo sería ganancial: el delito beneficiaría a todos.

Por último, un dato que ya se conocía complica a Gastón Curi y permite inferir que se produjo una extorsión. El mayor de los hermanos sería la persona que compró en Las Heras -en un local de la calle Roca, cerca de la casa de sus suegros- el teléfono y un dispositivo para encubrir la voz, con los cuales se hizo el llamado al hermano de Aliaga, solicitándole un millón de dólares. “Dejá de mover el avispero. Andá buscando un palo verde y ya te vamos a llamar”, le dijeron, a cambio de la aparición de Aliaga.

Si bien el dueño del local no pudo identificar a Curi porque usaba barbijo, las cámaras de la zona registraron al Mercedes Benz Sprinter en que se movilizaba y su teléfono también lo ubica en la zona.

Si bien a los investigadores no les interesa el “móvil” del presunto o fallido secuestro, creen que el motivo fue económico. Y la casa del Dalvian donde residían los Barrera y que pertenece a la madre de Aliaga sería un motivo. Los Barrera le alquilaron la casa a Aliaga y luego le pagaron una parte y recibieron un boleto de compra-venta a cambio.

Pero luego la transacción se oscurece ya que técnicamente no se cerró, pues no existe una escritura que acredite que sea de los Barrera.

Luego, se sospecha que el negocio que iban a montar en la fatídica casa de Rodeo del Medio –una clínica de rehabilitación- habría sido una suerte de cortina de humo para seducir a la víctima. En ambos casos –la casa del Dalvian y la clínica- los beneficiados serían los cuatro detenidos.

El martes 28 de julio, Aliaga y una mujer salieron de su casa de Palmares para ir a ver la vivienda que había adquirido en Guaymallén. Una semana más tarde, los Barrera fueron detenidos. El jefe de la familia había dicho con anterioridad haber estado en un lugar determinado pero luego se descubrió que había estado en otro sitio.

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