A casi 2 años del inicio del segundo de los juicios por abusos sexuales cometidos contra niños sordos y niñas sordas en el instituto religioso Antonio Próvolo (Luján de Cuyo), durante la mañana de este martes comenzarán en el Polo Judicial Penal de Mendoza los alegatos de cierre en el proceso que involucra y tiene imputadas a 9 mujeres que trabajaron en el lugar en los años en que los niños y niñas fueron abusados.
Entre las imputadas hay 2 monjas, y una de ellas es la japonesa Kumiko Kosaka (48), quien estaba a cargo de la custodia del albergue de niñas en el lugar en esos años y quien es la única que, entre sus imputaciones, tiene una como autora de abuso sexual. Por esta acusación formal en concreto, en caso de ser encontrada culpable por el tribunal, Kosaka podría llegar a ser condenada hasta a 50 años de prisión.
“Autora del delito de abuso sexual gravemente ultrajante, agravado por ser el autor encargado de la guarda y por ser cometido contra un menor de 18 años de edad aprovechando la situación de convivencia preexistente con el mismo”, se detalla exactamente en una de las causas donde está involucrada Kumiko (Causa P-78.790/18). En base a esto es que la situación procesal de Kosaka es la que se presenta como la más complicada de las mujeres involucradas en este juicio. Y es que la pena máxima que arriesga es la misma que arriesgaban los primeros cuatro condenados: medio siglo de prisión. Se trata del máximo de la condena para cualquier persona condenada como autora de abusos sexuales agravados; y en la sentencia inciden los distintos agravantes.
En noviembre de 2019 se conoció la condena del primer juicio por los abusos a niños en el Próvolo de Mendoza. En aquella oportunidad, los curas Horacio Corbacho y Nicola Corradi fueron condenados a 45 y 42 años de prisión, respectivamente, tras ser declarados culpables de ser autores de los sistemáticos abusos sexuales contra alumnas y alumnos que dormían en el instituto. En aquella oportunidad, el ex jardinero Armando Gómez también fue condenado a 18 años de cárcel por los mismos delitos, mientras que en noviembre de 2018 -y tras reconocer la autoría de los abusos- el ex monaguillo del Próvolo mendocino, Jorge Bordón, había sido condenado a 10 años de prisión. Todo dentro del escándalo que, a nivel mundial, pasó a ser conocido como el Caso Próvolo.
El juicio por abusos en el Próvolo comienza a llegar a su fin
Las condenas a Bordón -primero- y a Corradi, Corbacho y Gómez -luego- marcaron el camino para el inicio del segundo de los juicios. El 3 de mayo de 2021, con rigurosos protocolos correspondientes a la pandemia de Covid-19 marcando el día a día, comenzó el segundo juicio por los abusos en el Próvolo.
En este segundo proceso, y ya con los primeros condenados en prisión, llegó el turno de las monjas, ex directivas y trabajadoras que se desempeñaron en el Próvolo y que, de acuerdo a las imputaciones, se consideraba que de una u otra manera habían sido encubridoras o partícipes de los aberrantes abusos.
A la monja Kumiko Kosaka (la única que, además de imputaciones como partícipe, presenta una como autora de abuso a un ex alumno del instituto) se le sumaron en este segundo juicio su par, Asunción Martínez, la ex representante legal del Próvolo, Graciela Pascual, las ex directoras Gladys Pinacca, Cristina Leguiza, Valeska Quintana y Laura Gaetan, la ex cocinera del Próvolo, Noemí Paz y la psicóloga Cecilia Raffo.
Durante la mañana de hoy, 2 de mayo de 2023 y exactamente un día antes de que se cumplan los 2 años desde el inicio del juicio, comenzarán los alegatos de cierre en el Fuero Penal Colegiado de Mendoza. Según destacaron fuentes judiciales, en esta instancia se procederá causa por causa (acusación y defensa de la primera causa, luego de la segunda y, finalmente, de la tercera -son 3 las que integran este juicio-) y será el jefe de Fiscales de Delitos contra la Integridad Sexual, Alejandro Iturbide, quien comenzará con su exposición final. Luego será el turno de la querella y finalmente tendrán la palabra los abogados defensores de las 9 imputadas.
Se estima que toda esta instancia demandará poco más de un mes por lo que, de no mediar inconvenientes, podría conocerse la sentencia antes de la feria judicial de julio.
En los casi 2 años transcurridos desde el inicio del segundo juicio se celebraron más de 300 audiencias, un número considerable, aunque se condice con la gran cantidad de testigos y la multiplicidad de hechos sobre los que debían declarar cada persona citada (tomando los recaudos necesarios para minimizar revictimizaciones, ya que son denunciantes de abusos sexuales). En total declararon más de 100 testigos, muchos de ellos denunciantes también en la causa, lo que motivó que debieran tomarse las testimoniales junto a profesionales del Cuerpo Auxiliar Interdisciplinario (CAI) e intérpretes de Lengua de Señas.
Las 3 causas del segundo juicio
El segundo juicio por los abusos en el Próvolo (tercero, si se tiene en cuenta que Bordón fue condenado en un juicio abreviado tras confesar ser autor de los abusos) incluye 3 causas que fueron acumuladas y que incluyen a las 9 mujeres imputadas.
Al comienzo del proceso, y dado el contexto sanitario, las audiencias se realizaron de forma virtual a través de la herramienta Microsoft Teams, sin las imputadas presentes en la sala. Luego, en la medida en que se fueron autorizando actividades, el debate se situó en la Sala 4 del Palacio de Justicia de Mendoza (la misma donde fueron condenados los curas en 2019), mientras que en la actualidad transcurre en las nuevas salas del Polo Judicial Penal, donde llegará a su fin el debate.
En cuanto a las 3 causas de este juicio unificado, se trata de la P-28.674/17, la P-78.790/18 (en ambas la única imputada es Kosaka) y la P-60.030/17 (donde están las otras 8 imputadas incluidas).
La primera de las causas donde está imputada Kumiko Kosaka (P-28.674/17) incluye 6 episodios (con la misma cantidad de denunciantes). El primero de los hechos reúne dos episodios registrados entre 2005 y 2007. Una joven ex alumna del instituto acusa a la monja japonesa en aquella ocasión de haberle puesto pañales para ocultar las lesiones que sufrió tras haber sido violada por el más joven de los curas -Corbacho-, en dos oportunidades y en distintos horarios. Precisamente Corbacho fue condenado por estos episodios; y la imputación contra la monja en estos episodios es como “partícipe primaria en términos de comisión por omisión” (haber ocultado el abuso y no haber hecho ninguna denuncia).
Otra de las imputaciones en esta primera causa es como partícipe primaria en otro caso de abuso sexual con acceso carnal por el que ya fue condenado Corbacho. En este caso, la denunciante fue una joven que relató haber sido violada por el sacerdote luego de que la monja la “entregara” al cura a sabiendas de las aberraciones que ya había cometido.
Concretamente, la joven (menor de 18 años al momento del hecho específico) señala que fue la monja quien le ordenó ingresar a la habitación del sacerdote para entregarle una cesta con pan que habían horneado en el taller. De acuerdo a la declaración de la víctima en el expediente, en esa ocasión el sacerdote la violó. Y de acuerdo a la acusación de la fiscalía, la monja ordenó a la adolescente que ingresara a la habitación de Corbacho, aun conociendo las reiteradas acusaciones por abuso sexual que pesaban contra él. Y es sobre lo que deberán expedirse los jueces.
Además, está imputada por otros 3 episodios que incluyen tocamientos (perpetrados por ella misma contra las alumnas o induciéndolas para que se toquen entre sí); además de una acusación donde sostienen que le permitía a los niños ver películas pornográficas a través de la ventana de la habitación de otro ex empleado. En estos 3 casos, Kosaka está imputada por corrupción de menores, agravado por ser encargada de su guarda.
En tanto, en la segunda de las causas que involucra y tiene imputada a la monja japonesa (P-78.790/18) se la señala como autora del delito de abuso sexual gravemente ultrajante, agravado por ser el autor encargado de la guarda y por ser cometido contra un menor de 18 años de edad aprovechando la situación de convivencia preexistente con el mismo. En esta denuncia, un ex alumno del Próvolo -quien era menor mientras estuvo en el lugar- acusa a la religiosa de haberlo tocado en sus partes íntimas.
En total, Kosaka cuenta con 7 imputaciones que se desprenden de las denuncias ex alumnos y alumnas del instituto; quienes además dormían en los albergues del instituto que funcionó hasta fines de 2016 en calle Boedo de Carrodilla.
La causa restante de este juicio es la P-60.030/17 e involucra a las otras 8 ex trabajadoras. En total, tiene a 11 denunciantes. Sobre la ex representante legal del instituto, Graciela Pascual -implicada en esta causa-, pesa la imputación como “partícipe necesaria en términos de comisión por omisión, emergente de la violación al deber de garante en los delitos atribuidos a los imputados Horacio Corbacho, Nicola Corradi, Armando Gómez, Jorge Bordón y un exjardinero”.
A la también monja Asunción Martínez y a la ex cocinera Noemí del Carmen Paz Torrez, en tanto, se les imputa la “participación necesaria en términos de comisión por omisión, emergente de la violación al deber de garante el delito de abuso sexual con acceso carnal en concurso ideal con abuso sexual gravemente ultrajante, agravado por ser cometido contra un menor de 18 años de edad, aprovechando la situación de convivencia preexistente del mismo, en modalidad de delito continuado”.
Sobre las otras 5 imputadas, en tanto, recae la acusación como “partícipe secundaria en términos de comisión por omisión emergente de la violación al deber de garante”.
Quién es Kumiko Kosaka
Kumiko Kosaka tiene 48 años, nació en la provincia japonesa de Okasaki-Shi y llegó a Argentina en 1977 junto a su familia. Dos décadas después de arribar al país, en 1997, ingresó a la Congregación de las Hermanas del Huerto; mientras que en 1998 pasó al periodo inicial de noviciado. Fue ella misma quien, en mayo de 2017, reconstruyó sus primeros pasos como monja ante el fiscal Gustavo Stroppiana, quien por aquel entonces instruía la causa del Caso Próvolo.
El 4 de mayo de ese mismo año, Kosaka había llegado a Mendoza proveniente de Buenos Aires; y desde fines de abril Stroppiana había solicitado una orden de captura contra la monja (cuyo paradero se desconocía); aunque el abogado de la religiosa, Carlos Varela Álvarez, ha descartado en reiteradas oportunidades que hubiese existido una orden de captura; y ha recalcado que Kosaka se presentó ante la Justicia por motus propio.
Desde el 25 de noviembre de 2016, cuando salieron a la luz los primeros detalles, el instituto Próvolo mendocino se convirtió en el escenario de terroríficas pesadillas convertidas en realidad: en ese momento se conocieron las primeras denuncias relacionadas a violaciones y tocamientos que ex alumnos y alumnas denunciaban haber sufrido mientras estudiaban y dormían en el lugar.
En el transcurso de los meses posteriores –y en la medida en que las víctimas (todas menores de edad al momento en que relataban haber sido atacados) fueron entrevistadas en cámara Gesell-, se fueron desprendiendo mayores detalles de los terribles episodios. Los primeros en ser detenidos e imputados fueron los curas Nicola Corradi y Horacio Corbacho, el ex monaguillo Jorge Bordón, el ex jardinero Armando Gómez y otro ex administrativo, identificado con las iniciales J.L.O.
Pero nombres como el de Kosaka, la también monja y superiora de la japonesa, Asunción Martínez y de la ex representante legal del Próvolo, Graciela Pascual no tardaron en sumarse a las declaraciones de las víctimas. Por lo que la lupa de la investigación se centró sobre ellas también.
El desempeño de Kumiko Kosaka en el Próvolo, según sus primeras declaraciones ante la Justicia en mayo de 2017, se extendió entre 2004 y 2012; período en que las Hermanas del Huerto estuvieron presentes en el instituto Próvolo. Y su función estuvo en el albergue de mujeres del establecimiento; primero bajo las órdenes de Asunción Martínez, y luego con ella como encargada de la custodia de ese espacio.
Más allá de las acusaciones, al momento de defenderse durante esas primeras declaraciones; Kosaka destacó que en horario de la mañana (cuando algunas de las denuncias la ubicaban como autora de abusos o partícipe de otros hechos) ella se encontraba cursando el Profesorado de Educación Especial en un Instituto Superior de Formación Docente Santa María Goretti.