Condenaron a una empresaria por injuriar a un rockero mendocino: lo trató de machista, misógino y pedófilo

Estefanía Terán deberá pagarle 223. 700 pesos, cifra que se engrosará marcadamente ya que deberá pagar intereses con tasa U.V.A por el tipo de interés fijado, a Marcelo Zoloa, líder del grupo Bela Lugosi. El cantante fue injuriado por la mujer que fuera su empleadora.

Condenaron a una empresaria por injuriar a un rockero mendocino: lo trató de machista, misógino y pedófilo
Estefanía Ingrid Terán, la empresaria que difamó al musico Marcelo Zoloa, de Bela Lugosi. |Foto: Facebook

La Justicia condenó a una empresaria a pagar más de 200.000 pesos al músico Marcelo Zoloa, cantante y guitarrista del grupo de rock Bela Lugosi, a quien había difamado en las redes sociales diciéndole que era abusador y pedófilo, además de denunciarlo falsamente por amenazas.

El juez penal Mateo Bermejo condenó, en una causa por calumnias e injurias, a Estefanía Ingrid Terán, una mujer que se dedicaba, al momento de la denuncia a vender productos para bajar de peso por internet, a pagar una multa de 30.000 pesos y además a pagarle al músico 223.710 pesos, con intereses a la tasa U.V. A., dentro de los próximos 30 días y en concepto de reparación del daño moral y material causado. Estos intereses corren desde 2019 y, teniendo en cuenta la cuestionada y polémica tasa y el tiempo transcurrido, la cifra final podría llegar a ser millonaria.

El músico Marcelo Zoloa.
El músico Marcelo Zoloa.

Esta es la segunda vez que la Justicia falla en contra de la empresaria. En julio del año pasado, un tribunal desestimó una denuncia que Terán le había hecho a Zoloa, en la que se afirmaba que el rockero la había amenazado con un arma e incluso había dicho que iba a secuestrar a los niños. Ante la falta de pruebas, Zoloa fue sobreseído.

Bombardeo por las redes

Según consta en la denuncia, la relación entre el músico y la empresaria se inició en 2015, cuando el joven comenzó a “manejarle las redes” de su negocio, dedicado a la venta de productos de control de peso importados llamados Hormona HCG Complex. Así, Zoloa comenzó a manejar la “fan page” de Facebook, atendiendo a consumidores, vendiendo, cobrando y entregando la mercancía, en su rol de community manager.

Todo iba bien hasta que la mujer y su socio dejaron de importar el producto. Los clientes comenzaron a quejarse a Zoloa, que era la cara visible del negocio. La relación entre empleadora y empleado se fue deteriorando y terminó en una demanda laboral, luego de que Terán lo eliminara como administrador de la página.

Al quedarse sin trabajo, en junio de 2018, Zoloa mandó un telegrama laboral dirigido a Terán y al esposo, Marcos Zalazar. No tuvo respuesta.

Pero en esa misma época desde un perfil de Facebook llamado “Frank Argento (Frank Capezonne)”, se publicaron imágenes de una supuesta conversación de Whatsapp entre un adulto y una persona de 12 años que sugería un posible caso de grooming, advirtiendo que era Marcelo Zoloa y catalogándolo de pedófilo. La falsa noticia se viralizó en las redes y algunos medios periodísticos la dieron por cierta.

El 18 y 20 de junio, Marcelo Zoloa y su hermana reciben amenazas de parte de una persona, por lo que realizan dos denuncias. Luego, el cantante se consideró despedido.

En agosto, Zoloa discute con su pareja, ella lo elimina de sus contactos de Facebook, la relación se normaliza, ella lo vuelve a invitar, él no contesta y así se dan cuenta que existe un perfil “mellizo”, con su foto, y sus posteos pero que maneja otra persona.

Le allanaron la casa buscando armas

Tras soportar comentarios y publicaciones difamatorias, en septiembre de ese mismo año, la Policía allanó la casa del guitarrista buscando armas que, claro, no tenía. Alguien había hecho una denuncia por amenazas en contra del músico, pero en la fecha que sindicó el artista estaba en Chile. La denuncia fue archivada.

En noviembre Terán también lo denuncia por amenazas con arma de fuego aportando un posteo de Facebook sin remitente. Desde esa fecha hasta marzo de año próximo, Zoloa fue expuesto en la redes y en algunos medios periodísticos con acusaciones injuriantes, falsas y denuncias que no prosperaron.

Para ver la gravedad de las injurias, solo se repasa aquí un posteo de Terán de los tantos que presentó en la demanda penal con resarcimiento civil la abogada Bárbara Peñaloza, especialista en Derecho Informático y Ciberdelitos, al asistir al artista en esta causa.

¿Machista, misógino, pedófilo?

“Hace 10 meses que estoy sufriendo hostigamiento y amenazas por parte de Marcelo Daniel sola. Sí, el mismo que canta en Bela Lugosi, que hipócritamente anda con el cartelito de #niunamenos en todas las redes, el mismo que sale en todos los medios acusado de pedófilo. Tarde mucho tiempo en darme cuenta como me usaba este machista misógino”, dice la publicación.

Estefanía Ingrid Terán, la empresaria condenada por injuriar y calumniar al líder de Bela Lugosi, Marcelo Zoloa. Facebook
Estefanía Ingrid Terán, la empresaria condenada por injuriar y calumniar al líder de Bela Lugosi, Marcelo Zoloa. Facebook

Luego agrega: “Desde el día que decidió declararme la guerra comenzó con amenazas, insultos difamaciones hostigamiento, pero esto no fue nada hasta que empezó a cumplir sus amenazas y apareció en el colegio de mis hijos. Siento que la justicia no nos ha protegido debidamente ya que después de amenazar con matar a mis hijos aparece en la puerta del colegio”.

Llegando a decir: “además de ser un violento hostigador es un ladrón una rata de la peor calaña. Acá lo tenés haciéndose sesiones de fotos con un sombrero de mujer que me robó. Lo escracho y me banco lo que venga!”

Lo que dijo el juez

Y lo que vino fue la sentencia condenatoria del juez Mateo Bermejo, que en sus fundamentos dice: “Todas las declaraciones realizadas aquí por la señora Terán no se pudieron acreditar como verdaderas, no tienen respaldo probatorio. Ningún testigo pudo acreditar las amenazas ni menos que Zoloa organizó un plan para matarla”.

Luego indicó que: “Ella reconoció que le hizo “un escrache” a Zoloa porque era amenazada pero estas amenazas nunca se pudieron probar; fueron una mera estrategia para justificar los hechos ilícitos cometidos por ella o para mitigar las consecuencias jurídicas”.

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