Un vecino de Quilmes, provincia de Buenos Aires, fue condenado a cuatro años de prisión por prostituir a mujeres que captaba mediante falsas ofertas de empleo en estaciones de servicio. Su pareja, considerada cómplice secundaria en la red de trata, recibió una pena de tres años de prisión en suspenso.
El fallo se dictó tras una investigación dirigida por la Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas N°13, liderada por la fiscal Andrea Scanga. También participaron agentes de la División Trata de Personas y la División Análisis Informático de la Policía de la Ciudad, así como del Cuerpo de Investigaciones Judiciales (CIJ) del Ministerio Público Fiscal de CABA, dirigido por Juan Bautista Mahiques.
La investigación comenzó tras la denuncia de una mujer que reportó la existencia de una red de prostitución oculta tras una aparente oferta de empleo para chicas en estaciones de servicio en la zona Sur y Norte de la Ciudad de Buenos Aires.
La denunciante presentó a la Justicia capturas de pantalla de correos electrónicos intercambiados con los responsables de la oferta laboral y un enlace del aviso de empleo. Esta información permitió a los investigadores entender el modus operandi de los condenados.
A las interesadas se les pedía que enviaran fotografías de cuerpo entero, frente, perfil y espalda. Tras recibir las postulaciones, el hombre contactaba a las candidatas por correo electrónico. Primero informaba sobre el sueldo y los horarios, y luego ofrecía un 35% adicional si aceptaban prostituirse.
Los detectives empezaron a buscar avisos activos en sitios web y, con la ayuda de un “agente revelador”, contactaron a los sospechosos para identificarlos. Esto llevó a un allanamiento en una vivienda en Quilmes, realizado por efectivos de la Policía de la Ciudad y del CIJ.
Durante el allanamiento se incautaron chips telefónicos, tarjetas SIM, dispositivos de cobro, teléfonos celulares, una arma de fuego y computadoras. El material fue sometido a peritajes, que incluyeron el análisis de llamadas, conversaciones de WhatsApp, registros de mensajería, agenda de contactos, y archivos de audios, fotos y correos electrónicos.
Entre la evidencia presentada se encontraron conversaciones de WhatsApp entre los condenados y una de las víctimas. Estas conversaciones, fechadas en agosto de 2022 y accesibles a Infobae, revelan las peligrosas condiciones a las que las mujeres eran sometidas, incluyendo relaciones sexuales sin protección y otras imposiciones por parte de los clientes.
Algunos de los chats que se encontraron decían: “El sábado que viene voy a terminar mi semana. Me falta un cliente. Cualquier otro menos ese tipo. Fue mi peor experiencia. Por favor (...) Lloré mucho porque dolió mucho”.
