Un joven taxi boy mató a golpes a un jubilado 75 años para robarle, en un hecho ocurrido en el mes de marzo pasado en un departamento de Ciudad, en donde ambos habían llegado para tener un encuentro íntimo. Este viernes el acusado confesó ser el asesino y lo condenaron a 25 años de cárcel.
Franco Luciano Ragonese (30) se sometió a un juicio abreviado para reconocer su autoría en el crimen de Salvador Vanella, y de esta manera su defensa acordó la pena con el fiscal Gustavo Pirrello.
El sospechoso logró evitar la perpetua ya que le cambiaron la calificación, que pasó de homicidio criminis causa a homicidio en ocasión de robo. Más allá de esta modificación, recibió la máxima sentencia posible de este último delito. El pactó de las partes fue avalado por al jueza María Cristina Pietrasanta.
La víctima había contactado al imputado el 14 de marzo y lo fue a buscar en horas de la noche. Juntos se fueron a una propiedad de alquiler transitorio ubicada en calle Catamarca 83, en pleno centro.
En ese lugar Ragonese le propinó una tremenda paliza al señor mayor, ataque que tenía como objetivo la sustracción de sus pertenencias.
En la causa quedó sentado que luego de la agresión el trabajador sexual se fue del departamento con la billetera de Vanella y las llaves de su auto, un Renault Kwid. Ya en la madrugada del día siguiente y cuando el hombre pudo recuperarse un poco de los golpes recibidos, salió por sus propios medios y en la calle advirtió que el victimario se había llevado su vehículo.
Como pudo, tomó un taxi y llegó hasta su casa, donde le contó a su hermano lo que había sucedido. A esa altura se encontraba muy dolorido y lo llevaron al hospital Lagomaggiore; luego de las primeras atenciones médicas, la víctima fue derivada a una clínica privada de Capital, donde murió el 19 de marzo.
La identificación del autor demandó sólo algunas horas, gracias al trabajo de la División Delitos Tecnológicos. Sus pesquisas analizaron las cámaras de seguridad del edificio donde se produjo el ataque y, si bien el acusado llevaba un barbijo puesto, lo reconocieron por otras causas penales que tenía en su haber.
Es que el taxi boy venía siendo investigado por algunos robos y ya los detectives lo tenían en la mira. Tras este paso obtuvieron el dato de que su domicilio quedaba en calle Cacique Guaymallén, de Las Heras, y allí lo fueron a buscar.
En su domicilio la Policía dio con otra prueba que lo dejó muy comprometido: el hallazgo del coche robado. El rodado estaba chocado y le faltaba la patente trasera. Además, en la vivienda los efectivos secuestraron ropa con manchas de sangre.
Durante la detención, los uniformados notaron que este sujeto tenía las manos lastimadas y todavía rojas, presuntamente por la paliza que le dio al septuagenario.