Los 12 integrantes de jurado popular que participan del juicio por la muerte del transportista Carlos Victorio Gruini (64) en Junín han escuchado ya las pruebas e indicios más fuertes que comprometen al único imputado, Erik Suazo (25).
Ayer se celebró en los Tribunales de San Martín la tercera jornada del debate que es dirigido técnicamente por la jueza María Victoria Bover y que tiene como motivo principal investigar el asesinato de Gruini, ocurrido el 21 de mayo de 2020 en Barriales, con la caratula homicidio criminis causa.
El comisario Diego Coria, integrante de la División Escuchas Telefónicas de la Policía de Mendoza, detalló una de las pruebas que permitieron destrabar el caso. Como el imputado era sospechoso desde el primer momento, los investigadores comenzaron a interceptar sus llamadas y fue así que obtuvieron cuando el imputado dijo: “Le pegué con un fierro”, indicando que luego había guardado el elemento en el techo de su casa. Ese hierro, el arma homicida, fue encontrado por la Policía durante un allanamiento.
Ayer también declaró ante el tribunal popular Marcelo Martínez, jefe del Cuerpo Médico Forense, que se refirió al arma homicida, explicando las características de la misma, considerando finalmente que “es compatible”. El especialista se refirió concretamente a cierto sector del hierro que coincide con una herida de 2 centímetros que los médicos detectaron en la cabeza de la víctima.
Entre indicios y pruebas, el jurado también ha escuchado a peritos que hablaron sobre la similitud de una campera secuestrada en la casa de Suazo y el parecido que la prenda tiene con una foto que el acusado lucía en una publicación de su Facebook.
Esa misma campera fue detectada por perros de la Policía que se dirigieron desde la casa de Gruini a la de Suazo ni bien comenzó la investigación. Los especialistas también se refirieron a la altura del imputado, que fue comparada a través de un software especial con las imágenes registradas por una cámara de seguridad, estableciéndose que son similares: el hombre mide 1,77 metros y el registro virtual marcó 1,74, una diferencia que es considerada como positiva, teniendo el cuenta que el margen de error es de 3 centímetros.
Así las cosas, los testimonios escuchados hasta ayer han ratificado la hipótesis del fiscal de Cámara, Mariano Carabajal, quien en sus alegatos de apertura ofrecidos el lunes enumeró las pruebas más importantes: la comunicación telefónica entre Suazo y su suegra, en donde ella le reclama el mango de fierro de una pala y le pregunta: “¿Con ese fierro mataste al viejo?”, y él le responde que sí, agregando que lo había escondido en el techo de su casa.
Sumó el secuestro del fierro en la casa de Suazo, la compatibilidad de las lesiones que tenía el cuerpo de la víctima (37 en total, 28 de ellas en la cabeza), el rastreo que hizo un perro de la División Canes que llevó a la Policía desde la casa de Gruini al domicilio de Suazo, una campera con manchas de sangre secuestrada en la casa del acusado pese a que el estudio de ADN no logró establecer de quién era, sólo que tenía tres patrones diferentes.
Carabajal también mencionó el secuestro de una campera gris de Suazo, similar a una que utilizaba uno de los asaltantes, la similar contextura física de uno de los asaltantes registrado por las cámaras de seguridad en la casa de Gruini, con la de Suazo, y la detención del imputado en la vía pública, recién bañado y cambiado, poco después del homicidio y cuando la circulación estaba prohibida por las medidas de aislamiento por la cuarentena.
El debate continuará hoy con la declaración de algunos testigos propuestos por la defensa y el viernes se escucharán los alegatos de cierre del fiscal Carabajal, del abogado de la familia de la víctima, Juan Rosello, y del abogado defensor Pedro Sosa.
El caso
El 21 de mayo de 2020, cerca de las 23, dos o tres delincuentes ingresaron a la vivienda de Carlos Gruini, un camionero domiciliado en el carril Barriales al 3600, de Junín.
Los ladrones ingresaron por los fondos de la propiedad de la víctima tras romper la malla metálica del cerco perimetral. Según la versión inicial que dio el Ministerio de Seguridad, el hombre se encontraba solo. Los delincuentes -armados, con capuchas y guantes- redujeron al dueño de casa a los golpes, obligándolo a darles 80.000 pesos que había destinado para arreglar dos departamentos de su propiedad.
Luego lo llevaron a la parte de atrás del predio, lo ataron detrás de un tráiler y así lo dejaron, sabiendo -o tal vez ignorando- que el hombre estaba agonizando o ya sin vida.
La esposa de Gruini había ido a la casa de su hija. Cuando regresó a su hogar, unos 30 minutos después, observó todo desordenado y fue sorprendida por dos hombres, que la golpearon en la espalda, la maniataron y le exigieron dinero, según relató luego.
Ante la insistencia de los delincuentes, la mujer les entregó dos cheques. Antes de escapar, los bandidos le advirtieron que no gritara ni llamara a la Policía o tomarían represalias contra su marido.
Cuando los asaltantes abandonaron la vivienda, la mujer salió y pidió auxilio. Un vecino la asistió y llamó al 911. Minutos después, una comisión policial llegó al lugar y, tras inspeccionar el predio, los uniformados hallaron al camionero en el patio. Un médico del Servicio de Emergencias Coordinado constató el deceso.
Los ladrones nunca se percataron de que habían sido filmados por tres cámaras de seguridad. Dos estaban ubicadas en el patio trasero y otra en un costado de la casa. Al día siguiente, efectivos de la Unidad Investigativa departamental lograron obtener huellas e indicios de los sujetos.
Además, peritos de Policía Científica informaron a la fiscal que habían detectado huellas de calzado en el predio analizado, por lo que solicitaron el trabajo del personal de la División Canes.
Siguiendo un rastro, un perro entrenado se dirigió hasta una vivienda ubicada en la manzana “M” del barrio Ramonof. Allí vivía Suazo, quien circunstancialmente había sido detenido la noche anterior por romper la cuarentena y por averiguación de antecedentes. Luego, obtuvo la libertad por falta de pruebas.
A finales de julio de 2020 la fiscalía de Junín-Rivadavia volvió a detener Suazo. El hombre siempre había estado en la mira de la fiscal Bottini y el jefe de los fiscales Carabajal. Por eso, el teléfono del sospechoso fue intervenido y la medida tuvo resultados positivos cuando Suazo habló con su suegra y le dijo no sólo que fue el autor del asesinato, sino que también afirmó: “Le pegué con un fierro”, indicando que luego lo había guardado en el techo de su casa.
Con ese dato, efectivos de la Policía de Mendoza realizaron dos allanamientos: uno en la casa de la suegra de Suazo, donde le secuestraron el teléfono a la mujer, y el segundo en la casa del sospechoso, para detenerlo y llevarse “el fierro”, que en realidad sería el cabo de una pala.