La obsesión por la inseguridad que caracterizaba a Martín Salzmann lo llevó a reforzar el sistema de cámaras de vigilancia del perímetro de su lubricentro y su casa. Esas grabaciones fueron clave para la detención del “datero”, el empleado a quien la víctima le confió el mostrador del negocio aquella siesta del 16 de febrero pasado y supuestamente lo traicionó por una aparente deuda narco.
En la investigación que instruye la fiscal de Homicidios Claudia Ríos, ayer por la mañana fueron detenidos dos sospechosos más de la causa. Se trata de Jorge Daniel Romero Peña alias “Zurdo”, sospechado de ser parte de los cuatro delincuentes que ingresaron al lubricentro “Penta” en la calle Mitre al 2100 para ejecutar el robo,y del hombre señalado como el “datero” Ariel Quargñolo alias “Colo”.
El presunto “datero” no era nada más ni nada menos que el empleado a quien Salzmann le había confiado el cuidado del negocio junto a su hija y que en todo momento se mostró acongojado junto a los familiares de la víctima tras el crimen. Según pudieron acreditar los pesquisas, esperó a que su patrón se fuera a descansar a la vivienda colindante para darle aviso a la banda.
Las cámaras de Salzmann llevaban días sin funcionar, pero la noche anterior las habían reparado y el propietario no se lo había alcanzado a decir a sus empleados. Por lo que los delincuentes se movieron con la confianza de que las lentes no iban a ser las principales testigos de lo sucedido.
“Las cámaras de seguridad advirtieron situaciones sobre Quargñolo. En las grabaciones se ve a esta persona que hablaba antes de que ingresaran los sujetos. Luego pudimos comprobar que no sabía que las cámaras habían vuelto a funcionar”, aseguró la fiscal Ríos en una conferencia de prensa que brindó en el Polo Judicial.
Declaraciones clave y una traición
El 23 de febrero pasado, las primeras pericias por parte de Delitos Tecnológicos ayudaron a que la fiscalía de Homicidios ordenara la detención de Brian Exequiel Garro, a quien lo delató el tatuaje de un león en uno de sus brazos luego de arremangarse y que una de las cámaras del lubricentro lo tomara. Para los sabuesos, este hombre era el que manejaba la camioneta Chevrolet S-10 en la que huyeron los ladrones y prendieron fuego en la calle Capilla del Rosario, de Guaymallén.
Horas más tarde cayó Martín Carlos Falcón, quien se presume que le disparó a Salzmann con una pistola 9mm que le perforó el pecho.
“Garro declaró que él no entró a la casa, sino que se quedó en el negocio y que quienes habían ingresado fueron Falcón, un tal ‘Zurdo’ y un tal ‘Polo’. Él los nombra en su declaración”, agregó la representante del Ministerio Público Fiscal.
La funcionaria explicó que, según se ha podido acreditar con las grabaciones, a Salzmann le dieron un golpe contundente con una barreta en la cabeza que lo había dejado tirado en el suelo y aun así, para poder lograr sustraer una caja de seguridad con los dólares, lo mataron frente a su hija.
La hipótesis apunta a que Quargñolo tenía una deuda de drogas por problemas de consumo con una banda narco y pasó el dato de que en la casa de su patrón había dólares para poder quedarse con una parte y saldar su deuda.
Los últimos dos detenidos se abstuvieron de declarar y durante la tarde de ayer fueron imputados por el mismo delito que los otros dos apresados: homicidio criminis causa en concurso con robo agravado con arma de fuego apta para el disparo; con arma impropia.
Ahora resta dar con el paradero del último involucrado como participante primario que es Sebastián Palacio Masmutti, alias “Polo”, de quien se ha pedido una orden nacional de captura por temor a que ya se haya ido de la provincia y de quien se cree que fue el que le pegó con la barreta a Salzmann.