Los dos jóvenes argentinos aspirantes a futbolistas que fueron liberados de una red de prostitución en España -uno de ellos menor de edad- declararon ante la justicia.
El presunto líder de la organización criminal, quien tenía antecedentes de agresión sexual, ya fue enviado a prisión.
Para preservar la intimidad de las víctimas, las declaraciones testificales de los siete jóvenes, dos de ellos argentinos y cinco colombianos, tuvieron lugar de forma protegida, dijo hoy el vocero de la Guardia Civil de Cádiz, Manuel González.
Un agente acompañó a las víctimas ante el juez de instrucción de Cádiz que lleva adelante la causa y que les ofreció amparo bajo la figura legal de “víctima de trata de seres humanos”, lo que les da derecho a permanecer en España, y deja sin efecto cualquier falta administrativa, como el haber permanecido en el país de forma ilegal.
Por el momento, los jóvenes argentinos se quedarán en el país europeo, donde se les ofreció ayuda psicológica, sanitaria y social, aunque, en caso de que lo solicitaran, "las autoridades españolas facilitarían su regreso, y podrían continuar el proceso judicial por videoconferencia", precisó el vocero policial.
El juez también tomó declaración a los tres detenidos y envió a prisión al cabecilla de la red, identificado con las siglas J.L.M.J, de 42 años, y natural de Cádiz, al que acusa de “pertenencia a organización criminal, y trata de seres humanos con finales de explotación sexual y prostitución lucrativa”.
El líder de la red, quien mantenía "aterrorizados" a los siete jóvenes latinoamericanos, tenía antecedes ya que había sido condenado en 2007 "por una agresión sexual con penetración a un menor" ocurrida el año anterior, por la que cumplió pena de cárcel hasta 2012.
Con este pasado oculto, el proxeneta llegó a fines de 2019 a Prado del Rey, un pequeño municipio de poco más de 5.000 habitantes de la provincia de Cádiz, en la sureña Andalucía, ofreciendo a la alcaldesa, Vanesa Beltrán, del Partido Popular (PP), un proyecto para construir un Centro de Alto Rendimiento deportivo en la zona.
En ese mismo momento, entre octubre y noviembre, arribaron al pueblo también los siete jóvenes -de entre 17 y 20 años- captados por los otros dos miembros de la red, quienes previamente viajaron a la Argentina, Colombia, y otros países de Sudamérica, donde se hicieron pasar por agentes y empresarios del mundo del fútbol.
“Se vendían como agentes con contactos en clubes de Segunda División. Organizaban reuniones en hoteles donde hacían presentaciones y ofrecían a los futbolistas ganar dinero y mantener a su familia”, explicó González, quien participó del operativo que liberó a las víctimas, bautizado “Promises”.
Los captores reclutaban jóvenes y les ofrecían un futuro de éxito en España, donde al llegar iban a ser retenidos contra su voluntad y obligados a prostituirse a través de una red homosexual.
"Para evitar sospechas" se les pedía a los jóvenes que costearan ellos mismos sus pasajes a España "con el compromiso de que recuperarían el importe muy rápido con los trabajos que harían".
Las familias de los chicos llegaron incluso a recurrir a prestamistas para pagar el viaje, dijo la Guardia Civil en un comunicado.
Tras llegar a Prado del Rey, los jóvenes permanecieron hacinados en una sola vivienda y vivieron al límite de la indigencia, llegando en ocasiones a mendigar. Esto puso en alerta a la Policía y a los servicios sociales del lugar.
"Acá todo el mundo se conoce y de repente aparecieron estos siete chicos jóvenes que llamaban mucho la atención. Andaban por la calle buscando comida", contó el agente de la Guardia Civil.
Un mes tardaron las investigaciones hasta que la Policía irrumpió en el domicilio donde los jóvenes permanecían cautivos. ”Los encontramos en condiciones pésimas, asquerosas en las habitaciones que compartían”, dijo el agente de la Guardia Civil.
Precisamente mantenían a las víctimas en esa situación y como alternativa les ofrecían participar en un chat de contactos homosexuales, que era gestionado y controlado por el líder de la organización, que organizaba encuentros sexuales en distintas localidades de la provincia de Cádiz.
“Estaban paralizados y cuando fueron liberados pasaron por distintas fases. Primero negaron lo ocurrido, luego tuvieron momentos de ira, y después de tristeza; pero contaron con apoyo para afrontar el trámite de la declaración judicial”, dijo el vocero de la Guardia Civil que liberó a los argentinos.