En medio del dolor y la lucha por justicia, Vladyslava Sukhovyeyeva, de 39 años y originaria de Ucrania, enfrenta una trágica realidad después de que su esposo, Eugenio Sipatov, fuera asesinado por motochorros en la puerta de su casa en Remedios de Escalada. El crimen, ocurrido el 7 de enero, dejó a Vladyslava con su recién nacido, Iarik, y la difícil tarea de reconstruir su vida sin su compañero.
Eugenio, de 40 años y ruso de nacimiento, eligió la Argentina como su hogar en 1999. Tras una década en el país, conoció a Vlada en una fábrica de pantalones, donde ambos trabajaban. Se casaron y, a pesar de las adversidades, construyeron juntos una vida y una casa en Remedios de Escalada.
El fatal asalto ocurrió 15 días antes del nacimiento de Iarik (22 de enero). Dos motochorros atacaron a Eugenio en la puerta de su hogar, arrebatándole la vida. A pesar de la liberación de dos menores sospechosos, el caso no tiene detenidos y la viuda clama por justicia.
Vlada habló sobre su hijo en una entrevista con TN: “Iarik me da fuerzas. Si intento estar bien, es por él. ¿Sabés que no lo veo parecido ni al papá ni a mí? Lo veo más parecido a la abuela de Eugenio”. Además, recordó a la abuela Vira, quien murió hace menos de una semana por una enfermedad pulmonar cuyo cuadro había empeorado por el crimen de su nieto. Ella llegó a Argentina en 2001 desde Ucrania, su hijo fue asesinado a golpes por delincuentes que quisieron robarles: “Tuvo que enterrar al hijo y al nieto. Cuando pasó lo de Eugenio, fue empeorando. La internaron, tenía agua en los pulmones y quisieron operarla, pero no resistió”, detalló.
La viuda sigue viviendo en la misma casa donde ocurrió el crimen y volverse a Ucrania no es una opción: “Ya no me queda nada allá. Mis familiares y amigos los tengo acá. Y hay una guerra, ¿no? Por un lado, vivir acá ya me da miedo. Siento que no puedo salir con el cochecito a pasear a mi bebé porque me da terror. Por el otro, amo esta casa, porque es la casa que Eugenio construyó para nosotros”.
“No sé cómo le diré más adelante a Iarik lo que ocurrió con Eugenio, pero quiero que él sepa que esta casa la hizo su papá para él. Mi esposo colocó cada ladrillo, cada ventana. Hizo la electricidad, la plomería. Todo lo hizo él. Y yo quiero que Iarik sepa todo eso”, mencionó Vlada sobre ese momento que algún día llegará.
“Mi mamá se vino a vivir conmigo. Alquilaba acá a ocho cuadras, pero desde lo que pasó ya no quiere que esté sola. Igual, no lo estoy: la tengo a ella y tengo amigos. Eugenio era muy atento con sus amigos, siempre los ayudaba. Y hoy ellos me ayudan a mí”, contó sobre su situación actual.
Vlada y Eugenio se conocieron en una fábrica de pantalones donde él era contador y ella costurera: “Anteriormente, él había trabajado en una metalúrgica con mi hermano. Con el tiempo empezó en la fábrica de pantalones y me llevó. Trabajamos 16 años juntos”.
Cuando Eugenio fue asesinado se dedicaba a la programación y se desempeñaba en el mercado financiero de las criptomonedas. Nació en la ciudad de Krasnodon, la cual queda al sudeste de Ucrania, que forma parte de la región separatista Lugansk, una de las cuatro regiones ucranianas ocupadas y anexadas -a partir de 2014- como territorio de Rusia. “Él se sentía ruso”, djio Vlada.
Eugenio arribó a la Argentina en 1999 y vivió en Lanús y Berazategui. Por otro lado, Vlada llegó al país cuando tenía 14 años e hizo a partir de noveno grado de la escuela primaria en la zona Sur del conurbano.
CÓMO FUE EL CRIMEN DEL RUSO
Eugenio Sipatov (40) vivía con su mujer embarazad en una casa ubicada sobre la calle Monseñor Hladnik, entre Balcarce y San Vladimiro.
En ese lugar, Sipatov, quien era programador y trabajaba en la compra-venta de criptomonedas, conversaba en la vereda con un vecino hasta que fue abordado por cuatro personas que viajaban en dos motos.
Como consecuencia del ataque, Sipatov fue baleado en el pecho y cayó tendido sobre la vía pública, por lo que tuvo que ser trasladado de urgencia a la Unidad Sanitaria Oeste de Lanús, donde finalmente falleció.
La secuencia quedó captada por una cámara de seguridad municipal, donde se ve a dos de los atacantes descender de la parte trasera de las motocicletas, armados y apuntando en dirección a Sipatov.
Por el suceso fueron detenidos dos menores de edad, pero la fiscal Silvia Bussano al acreditar la edad de los involucrados, declaró la incompetencia y la investigación recayó en la Fiscalía N.º 6 de Lomas de Zamora.
“Habían agarrado al que supuestamente disparó y después lo liberaron por falta de pruebas. Y con un cómplice pasó lo mismo. De los mayores que estaban en la otra moto tampoco se sabe nada”, detalló Vlada.
Finalmente, suplicó: “Quiero que se investigue, que no abandonen la búsqueda. Que los atrapen y, luego, los juzguen. La fiscalía y la Policía tienen comprobado que son parte de una banda que robaba autos y motos. No pueden estar libres. Si los agarran y los jueces los sueltan, el sistema está fallando”.