La justicia mendocina elevó a juicio la causa contra Marcos Herrero –el cuestionado adiestrador de perros y “perito” especializado en búsqueda de personas- que fuera detenido en diciembre pasado en Rio Negro a pedido del fiscal de Homicidios Gustavo Pirrello.
Esta mañana la jueza Mariana Gardey, en una audiencia de oposición solicitada por la defensa del imputado, elevó el expediente, quedando listo para un futuro juicio. Herrero está acusado en los siguientes delitos: “falsa denuncia, falso testimonio, usurpación de título y encubrimiento”, relacionados con había manipulado evidencia y plantado pruebas en Potrerillos durante la búsqueda de Viviana Luna, desaparecida desde el 7 de diciembre de 2016.
Actualmente Herrero se encuentra con prisión domiciliaria, beneficio que le otorgó el juez Gonzalo Guiñazú tras pagar una fianza de 150 mil pesos.
El caso
El 29 de setiembre pasado Herrero y sus perros llegaron a Mendoza contratados por los hijo de Vivian Luna. Tras una búsqueda de media hora en un hotel abandonado ubicado en la calle Los Cóndores, encontró parte de un cráneo quemado. Además apareció parte de un monedero y unos papeles donde se señalaba a personas reconocidas en distintos ámbitos de la provincia y se hablaba de un presunto caso de trata de personas.
Herrero llamó al 911 denunciando el hallazgo y minutos más tarde –al denunciar restos humanos- el caso fue tomado por el fiscal Pirrello que ni bien vio el escenario comenzó a dudar del adiestrador. Es que ese mismo lugar ya había sido “peinado” por persona policial y por perros adiestrados y no se había encontrado nada.
Además, la nota encontrada hace referencia a personas, situaciones y hechos que no tienen relación cronológica con la desaparición de la mujer.
Es por eso que la Fiscalía de Homicidios decidió investigar a Herrero y para ello solicitaron a Río Gallegos una muestra de unos restos óseos “encontrados” por el hombre cuando fue contratado para buscar a Marcela López, una mujer desaparecida en esa ciudad.
Después, todo fue un trabajo científico: el Laboratorio de Huellas Genéticas de Mendoza comprobó que los huesos hallados en Potrerillos –restos pertenecientes a un hombre- son iguales a los que el rastreador encontró en San Cruz. Es decir que Herrero habría “plantado” esos restos óseos cuando vino a Mendoza y el fiscal sostiene que lo habría hecho con el fin de estafar a la familia Luna.