A principios de diciembre, luego de ser trasladado desde su domicilio en Río Negro hasta Mendoza por disposición judicial, el adiestrador de perros Marcos Herrero quedó imputado y detenido por manipular pruebas y “plantar” restos óseos en la escena donde había realizado distintos rastrillajes, en Potrerillos.
El hombre, que ha participado también en otros operativos relacionados a la búsqueda de personas desaparecidas en todo el país con sus perros entrenados, había sido contactado por la familia de Viviana Luna, la mujer que está desaparecida desde el 7 de diciembre de 2016. Y en uno de los rastrillajes realizados en Potrerillos (donde está domiciliada Luna) anunció haber encontrado restos óseos, lo que –en un principio- se enfocó como probables restos de ella. Sin embargo, fueron estos restos los que derivaron en la imputación y detención de Herrero, quien fue oficialmente acusado de haberlos “plantado” en el lugar. Y es que en diciembre pasado, desde el Laboratorio de Huellas Genéticas del Ministerio Público Fiscal de Mendoza confirmaron que esos restos pertenecen a un hombre y que ya habían sido hallados en un procedimiento en Río Gallegos. En pocas palabras, por medio del laboratorio de huellas genéticas local, se confirmó el aparente circuito de estos restos: Herrero los retiró del lugar original, en el Sur, y los llevó consigo a Potrerillos, donde los hizo pasar como un hallazgo en la zona.
Más allá de estas pruebas –de contundencia para la Fiscalía y que le valieron la imputación-, la familia de Viviana Luna defiende el accionar de Herrero y hasta pone las manos en el fuego por el cuestionado adiestrador. A tal punto de que uno de los hijos de la mujer desaparecida, Matías Julián Luna (26), ofreció su propia casa para que el imputado cumpla con la prisión domiciliaria que le autorizó recientemente el juez. Y, aunque la Justicia no hizo lugar a este pedido –al considerar que no tenía buena conectividad en la zona para el inevitable monitoreo-, el joven y sus hermanos insisten en la inocencia de Herrero.
“Yo, siendo hijo de Viviana, sería la primera persona en estar indignada si hubiese visto algo extraño o sospechoso. No voy a salir a señalarlo (a Herrero) si no hay prueba en contra. La prueba de la Justicia es que en un momento se le ve con una especie de bulto en la campera y después no lo tiene, pero no lo tienen filmado poniendo restos”, destacó Matías a Los Andes.
Si bien el joven ofreció su casa en Corralitos (Guaymallén) para que Herrero cumpla la prisión domiciliaria, desde la Justicia no autorizaron la locación por la dificultosa conectividad móvil. Además, hasta este martes por la mañana, Herrero no había efectivizado el pago de la fianza que le permitiría acceder a este beneficio (150.000 pesos). Por esto mismo es que, según indicaron fuentes judiciales, no hay aún ningún cambio en la situación de Herrero y el hombre seguía alojado en una celda de la cárcel de Boulogne Sur Mer en cumplimiento de la prisión preventiva y a la espera de que comience el juicio.
“Marcos hizo 2 rastrillajes con nosotros, uno a finales de septiembre y otro finales de octubre. Se hicieron en Potrerillos, uno en la parte baja y otro en Las Vegas. Y allí lo acusan de haber plantado pruebas, pero jamás vimos que pusiera nada. Lo extraño es que lo acusa la misma Justicia que se ha portado mal con nosotros, que divulga cartas del expediente sin avisarnos a nosotros previamente, que se inclina por la hipótesis de que mi mamá se suicidó y dan a entender eso en los medios, pero a nosotros no nos lo dicen. ¿De qué Justicia hablamos?”, cuestionó el joven, quien lleva más de 5 años buscando noticias sobre el paradero de su madre.
Confianza ciega de la familia de Viviana Luna hacia el adiestrador
Dentro del ambiente judicial mendocino llama poderosamente la atención el hecho de que, pese a que las pruebas son contundentes para mantener la imputación realizada por el fiscal Fernando Guzzo, la familia de Viviana Luna se rasgue las vestiduras en defensa de Herrero. Pero esto es algo que el propio Matías Julián Luna explica con sus propias palabras.
“Nosotros bancamos el trabajo de Marcos, y lo hacemos en base a los conocimientos que tenemos de cómo hacia su trabajo y en base la experiencia a haberlo visto trabajar. Nos llama la atención que justamente aquellos casos en los que se denuncia o difama a Herrero son en los que está cuestionada alguna fuerza pública o la misma Justicia también. Herrero no estuvo solo en los casos de Astudillo Castro o de Abigail. Ha estado en otros casos en los que ayudó a resolverlos. Allí no se lo denuncia o vincula con algo extraño”, destacó el hijo de Viviana Luna.
El 7 de diciembre de 2016, Viviana salió de la cabaña donde vivía su ex esposo y sus hijos en Las Vegas. Tenía 46 años aquella mañana y se dirigía a una entrevista de trabajo en otro complejo. Pero nunca regresó y, desde entonces, nunca se supo más nada de ella ni de su paradero. A partir de ese momento, todo lo que comenzó a girar en torno al caso de Viviana Luna fueron especulaciones, hipótesis basadas en cartas en las que la mujer habría manifestado sus intenciones de quitarse la vida y otras tantas puntas de investigación que, vale aclarar, nunca resultaron convincentes para sus hijos.
Así fue como, presos de la desesperación y la incertidumbre –según ellos mismos describen-, los hijos de Viviana contactaron y contrataron por sus medios al mediático adiestrador de perros Marcos Herrero, quien ya había participado –entre otros casos- de la búsqueda de Santiago Maldonado y de Facundo Astudillo Castro, el joven que estuvo desaparecido en Buenos Aires desde el 30 de abril del año pasado y cuyos restos fueron hallados 107 días después.
Los Luna organizaron rifas solidarias y hasta vendieron bonos para poder costear los servicios y la estadía de Herrero, quien llegó a Mendoza por primera vez el 28 de septiembre del año pasado. Con el discurso de que sus perros pueden hallar rastros de personas que se están buscando, más allá de que haya transcurrido un lapso considerable, Herrero se convirtió en la esperanza de los Luna. Oficialmente, Herrero es cuestionado, no solo por lo difícil de verificar esa habilidad en sus perros, sino porque no ha realizado –ni siquiera se ha presentado- en los exámenes para integrar binomios (una persona y su perro) y ser parte oficial del Registro Nacional de Búsqueda de personas vivas con perros.
“Yo vi como trabajó, y estuvo en todo momento con nosotros. Nunca se quiso ir más adelante o alejar, como para meter un chamuyo. No vimos que metiera nada raro en ningún momento”, continúa uno de los hijos mayores de Viviana Luna al defender el accionar de Herrero en la búsqueda. Para Matías Julián Luna, la confirmación del el Laboratorio de Huellas Genéticas del Ministerio Público Fiscal sobre la identidad de los restos óseos que pertenecen a un hombre hallado sin vida en el Sur “es más del circo que se ha generado para desviar la atención hacia él (por Herrero) y quitarla de lo importante, que es que se sepa qué pasó con mi mamá, o con Abigaíl Carniel”.
Ofreció su casa para que cumpla la prisión domiciliaria
Aunque por estos días está instalado en Potrerillos por tareas vinculadas a su trabajo –que van desde changas de limpieza y construcción hasta instalación de fibra óptica-, Matías Julián Luna vive en Corralitos. Y es esa casa la que había ofrecido para que Herrero cumpla con la prisión domiciliaria y que fue descartada.
Pero la pareja de Matías ya hasta había sido sometida a la pericia psiquiátrica para intentar determinar si ella y él estaban aptos para estar a cargo de la custodia de Herrero. “Hemos seguido en contacto con él (por Marcos Herrero). Está bastante mal, principalmente por el lugar en el que está. No es fácil que de un día para el otro te vayan a buscar a tu casa, te imputen y te metan en la cárcel sin tener un juicio ni ninguna prueba”, insiste Matías, quien insiste en que descree de los contundentes resultados de los estudios de ADN a los restos óseos “plantados”.
“No nos genera desconfianza ni nos sentimos estafados por lo que ha hecho Marcos. Ninguna de las familias que han contado con la colaboración de Marcos ha salido a denunciar que fueron estafados. He hablado con la familia de otras personas que él ha buscado y no desconfían ni un segundo del trabajo de Herrero”, sintetiza el joven.