Un efectivo de la Policía de Mendoza es investigado por un escándalo durante la madrugada de hoy en la comisaría Quinta, ubicada en la Ciudad de Mendoza. El efectivo de 32 años quedó aprehendido, acusado de haber citado a un menor de edad en la dependencia policial con el objetivo de comprar “pastillas”.
De acuerdo a la acusación, cuando se encontraron, el policía tomó la droga y le retuvo el celular al vendedor, para luego decirle que se retirara. Ante el reclamo de una familiar del vendedor, el auxiliar lo devolvió, aunque antes lo reseteó.
Instantes después, ante la presencia de otros efectivos policiales y personal judicial que se hizo presente ante el descontrol imperante, el acusado destruyó su propio teléfono celular para evitar que lo revisaran.
CITA VÍA TELEGRAM
De acuerdo a la denuncia de la víctima de 17 años y de su hermanastra, quien se hizo presente en la comisaría luego del escándalo, todo comenzó antes de las 3 de hoy. Se cree que, vía Telegram, el auxiliar de la Policía de Mendoza involucrado citó al adolescente a la comisaría Quinta, ubicada en calle Juan B. Justo, de Ciudad, para concretar la compra de “pastillas”. Así figura en la denuncia, por lo que los investigadores presumen que se trataba de éxtasis.
Siempre de acuerdo al relato de los denunciantes, cuando el chico llegó con lo acordado y al sitio convenido, el uniformado recibió las “pastis”, le quitó el celular al vendedor (un Samsung, de color blanco) y le pidió que se retirara.
Minutos después, regresó a la comisaría el menor, esta vez acompañado de su hermanastra, de 27 años, con la intención de denunciar lo que hacía unos instantes había ocurrido en esa misma dependencia policial. Ante esta situación, el uniformado le devolvió el teléfono del adolescente, aunque reseteado y sin chip.
DESTRUYÓ SU PROPIO TELÉFONO Y FORCEJEÓ CON OTROS POLICÍAS
Ante este panorama, la situación se fue tornando cada vez más tensa en el lugar. Y ante los gritos y el escándalo, entraron en la escena otros efectivos policiales y personal de la oficina fiscal.
Al ponerse al tanto de la situación, dispusieron el secuestro del teléfono del policía. Pero, lejos de dejarlo a disposición, el auxiliar lo tiró violentamente contra el piso. En simultáneo, comenzó a forcejear con otros dos efectivos (el coordinador y el supervisor operativo), por lo que debió ser esposado y trasladado a la comisaría Sexta.
El uniformado quedó aprehendido a disposición de la Oficina Fiscal, al tiempo que le secuestraron el arma y chaleco antibalas. También intervendrá la Inspección General de Seguridad.