La Justicia condenó hoy a prisión perpetua a la mujer policía Claudia Pérez Algañaraz que, en febrero pasado asesinó a la también uniformada Nidia Angulo (30), cuando dormía en la subcomisaria de El Sauce, en Guaymallén utilizando el arma de la víctima.
Pérez fue condenada durante un juicio abreviado por el juez Horacio Cadile por el delito de homicidio agravado por alevosía, por el vínculo transversal en concurso ideal agravado por el uso de arma de fuego. Previamente la Fiscalía de Instrucción 17, a cargo del fiscal de Homicidios Gustavo Pirrello había llegado a un acuerdo con el defensor de la uniformada, en el cual la agresora se declaró culpable.
Tras la imputación el fiscal Pirrello había referido al al móvil de crimen: “Claudia Pérez estuvo en pareja con juan Pablo Romera por 9 años, se separaron en setiembre del año pasado. En noviembre, este policía se puso de novio con Angulo y Pérez no estaba de acuerdo. Sabía que previo al crimen se habían ido a vivir juntos y ese fue el detonante”.
Se considera como homicidio transversal a los casos de femicidio en que el agresor o agresora termina con la vida de la víctima con el objetivo de generar sufrimiento y dolor en la persona con la que se mantiene o se mantuvo una relación de pareja. En este caso, Pérez asesinó a Angulo para vengarse de su ex pareja, quien también forma parte de la fuerza.
Esta situación tuvo en cuenta el fiscal a la hora de imputarle el femicidio además de la indefensión de la víctima que determinó la calificación de alevosía. Esta es la segunda vez que se utiliza en el año la figura de homicidio transversal: el 3 de agosto pasado Hugo Orlando Sosa (41) fue imputado por “homicidio agravado por alevosía y homicidio transversal”, al ser considerado el presunto autor del asesinato de la joven de Karen Mabel Ríos (20), quien perdió la vida en su casa del distrito La Libertad, en Rivadavia.
La mató mientras dormía
El viernes 18 de febrero pasado, a las 7.30 la auxiliar Nidia Angulo fue encontrada sin vida en la subcomisaría de El Sauce, donde prestaba servicios.
Lo que originalmente se pensó como un suicidio cambió minutos después a homicidio al descubrirse que le habían dado un tiro en la cabeza. Por esa razón quedaron demorados en primera instancia tres personas del círculo íntimo: el novio de la víctima y su ex pareja, ambos oficiales de la Policía de Mendoza, y también el padre de los hijos de la mujer asesinada, de quien estaba separado.
Sin embargo, el mismo viernes la tarde, el fiscal Pirrello ordenó liberar a los dos hombres y sólo quedó bajo custodia policial Claudia Pérez, una oficial que era la ex novia de quien era pareja de Nidia Angulo.
La víctima fue encontrada por dos compañeros que regresaron de un procedimiento, la vieron recostada y pensaron que estaba descansando, pero luego se dieron cuenta que tenía una herida en la cabeza, por lo que la trasladaron hasta el hospital de la zona. Allí, los médicos que la revisaron constataron la muerte.
Angulo se hallaba en una de las oficinas de la seccional, que funciona como lugar de descanso y que tiene cuchetas, recostada sobre una de ellas con un disparo en la cabeza. Su celular y su arma no estaban.
Tras ser imputada, Pérez recibió la visita de sus familiares, quienes llamaron al 911 para entregar la pistola 9 milímetros de la víctima. Además del arma homicida, son varias las pruebas que complicaron la situación de Pérez: un barrido electrónico positivo que dio positivo y por el cual se determinó científicamente que la uniformada disparó un arma de fuego algunas horas antes al homicidio.
También quedaron documentadas las amenazas que la mujer le hizo a su ex pareja, el policía Juan Pablo Romera: “La vas a volver a ver en un cajón”, le dijo Pérez al enviarle un mensaje por WhatsApp, 10 o 12 horas antes del disparo fatal.
Según explicaron fuentes policiales, a la imputada, tras una serie de denuncias cruzadas, se le había retenido el arma. Luego de pasar algunas pruebas psicológicas con los especialistas de Sanidad Policial, el arma le fue devuelta en enero pasado, tal como lo establece el protocolo.