Dos médicos forenses coincidieron este martes en el juicio por el crimen de Nora Dalmasso, ocurrido en noviembre de 2006 en la ciudad cordobesa de Río Cuarto y que tiene como acusado al viudo Marcelo Macarrón, que la víctima mantuvo sexo consentido antes de ser asesinada, lo que contradice opiniones de otros profesionales que ya declararon en el debate.
Se trata del médico forense que realizó un informe complementario de la autopsia al cadáver de Dalmasso (51), llamado Mario Vignolo, y de Mario Subirachs, quien fue parte del grupo de peritos del Cuerpo Médico Forense de la ciudad de Río Cuarto que realizó la autopsia.
En su declaración ante el jurado popular y el tribunal técnico de enjuiciamiento, Vignolo dijo que desde su punto de vista profesional la víctima tuvo “relación sexual consentida y brusca”.
El forense, quien integró un equipo interdisciplinario que analizó los resultados del protocolo de la autopsia, afirmó que “el homicidio no estuvo preparado. No hubo premeditación”, sino que pudo haber ocurrido “por algún conflicto que surgió durante la relación” sexual y la estranguló.
A pedido del fiscal Julio Rivero, Vignolo precisó que si la víctima hubiese sido forzada “tendría que haber un sinnúmero de rastros de violencias”, pero que en este caso no los hubo porque además se encontró evidencia de “estímulo previo con pasión” antes del acto sexual.
También ratificó que la causa de la muerte de Dalmasso fue por “asfixia” mediante “mecánica mixta con manos y estrangulamiento a lazo”.
Por su parte, Subirachs, quien fue parte del grupo de peritos riocuartenses que realizó la autopsia, dijo que “no había evidencia científica para afirmar que se haya tratado de una violación”, y agregó que “luego del acto sexual inmediatamente vino la muerte”.
A su criterio, el disparador del homicidio pudo haber sido cualquier situación, como celos, enojo, discusión o furia, y agregó que el crimen “no fue premeditado. Fue espontáneo, y el agresor la mató con las manos y la bata”.
En otro tramo de su testimonio, Subirachs también dijo que la víctima “se defendió” pero fue superada físicamente.
“Atacada por un depredador sexual”
Todo lo que declararon esta mañana Vignolo y Subirachs quedaron muy atrás de lo que había manifestado el médico forense Ricardo Cacciaguerra, quien la semana pasada había declarado ante el jurado popular que, de acuerdo al análisis del protocolo de la autopsia, “Nora fue atacada por un depredador sexual”, que “no hubo consentimiento” y que fue “sometida en estado de inconsciencia”.
Cacciaguerra formó parte del mismo equipo de forenses en el que se hallaba Vignolo y que analizó el protocolo de la autopsia en diciembre del 2006.
Una vez finalizada la audiencia de hoy, Vignolo dijo a la prensa que las diferencias de criterio se deben a “distintas interpretaciones”.
Luego de estos dos testimonios la audiencia pasó a cuarto intermedio hasta mañana para continuar con la recepción de pruebas testimoniales y documentales.
Macarrón (62) responde en este proceso por el delito de “homicidio calificado por el vínculo, por alevosía y por precio o promesa remuneratoria en concurso ideal”, que contempla la pena de prisión perpetua.
La acusación fiscal sostiene que presumiblemente unos meses antes del 25 de noviembre de 2006, Macarrón “en acuerdo delictivo con personas aún no identificadas por la instrucción, instigó el crimen de su mujer por desavenencias matrimoniales”.
Agrega que mientras el acusado se encontraba en la ciudad de Punta del Este participando de un torneo de golf, entre las 20 horas del 24 de noviembre de 2006 y las 3.15 del 25, al menos una persona ingresó en la casa de Nora, en barrio Villa Golf de la ciudad de Río Cuarto, describe la acusación.
El homicida, “aprovechándose de la indefensión de la víctima, aguardó que ésta realice su rutina previa al descanso y abordó a Nora Dalmasso una vez que ésta se encontraba dormida en la habitación de su hija, ubicada en la planta alta de la vivienda”.
En esas circunstancias y “cumpliendo el plan delictivo acordado previamente con Macarrón y sus adláteres, la tomó del cuello, ejerciendo una fuerte presión con sus manos, anulando así toda posibilidad de defensa”.
Seguidamente, “utilizó el cinto de toalla de la bata de baño que se encontraba en la habitación, realizando un ajustado doble lazo alrededor del cuello, ocasionando la muerte por asfixia.