Futura médica, creyente y alegre: quién es y cómo sigue la herida más grave del teatro Plaza

Desirée Rodríguez (27) sigue internada con pronóstico reservado en el Central tras ser arrollada por el auto cuando esperaba sacarse una foto con las actrices. Hacen cadenas de oraciones por su salud.

Futura médica, creyente y alegre: quién es y cómo sigue la herida más grave del teatro Plaza
El auto se estrelló marcha atrás contra el frente del teatro. Desirée quedó de espaldas y debajo del vehículo. Foto: Mariana Villa / Los Andes

En el preciso instante en que un vehículo dio marcha atrás a toda velocidad a la salida del teatro Plaza de Godoy Cruz, impactando a 23 personas al finalizar la función “Dos locas de remate”, Gabriela Desirée Rodríguez Sitta se hallaba en la vereda junto a su madre mirando hacia el interior del salón. Ambas esperaban saludar a las protagonistas, Soledad Silveyra y Verónica Llinás, y tomarse una fotografía con ellas.

Desirée, como la conocen en su entorno, había disfrutado del espectáculo y se había reído a las carcajadas junto a Mabel, su mamá, con quien suele compartir varias salidas. Bien “cholulas”, decidieron permanecer en la puerta y felicitar en persona a las figuras del espectáculo.

Habían pasado algunos minutos de las 22 del último domingo cuando Desirée, de espaldas al Volkswagen Virtus, fue arrollada imprevistamente sin tiempo de percibir el peligro ni correrse a un lado.

Fue así que terminó literalmente debajo del vehículo, tal como lo muestra el video de la cámara de seguridad de la puerta de la sala que circuló poco después, y resultó ser la víctima de mayor gravedad entre los 23 afectados.

Desirée ingresó al hospital Central con traumatismo encéfalo-craneano grave y politraumatismos y hoy continúa sedada e intubada en terapia intensiva.

Su mamá, en tanto, recibió un golpe en un costado del cuerpo y fue atendida en el lugar, aunque no requirió internación.

“Siempre sonriente y una gran persona”

Hija única, siempre sonriente, estudiosa, buena amiga y gran persona. Así definen a Desirée quienes la conocen. La chica tiene 27 años, estudia medicina en la Universidad Nacional de Cuyo y, a la vez, se desempeña como secretaria en el colegio Portezuelo, ubicado en Villa Nueva, Guaymallén.

Junto a sus padres, es devota y asiste a la parroquia Nuestra Señora de Castelmonte y Santa Lucía, ubicada en Godoy Cruz, donde además ella integra un grupo de jóvenes. La familia completa suele concurrir a la misa todos los domingos.

Tal vez por eso resultan incesantes los rezos de los fieles en la pequeña capilla instalada en esa iglesia, que funciona las 24 horas en la sede de Perito Moreno 1361, de Godoy Cruz.

“Al ver su foto la reconocí enseguida. Es una chica muy presente en la iglesia. No deja de sorprender la gran cantidad de gente que se acerca a toda hora para rezar por su salud y por la fortaleza de su familia”, dijo a Los Andes el padre Daniel, sacerdote de esa parroquia.

Nancy Elizabeth Auriem es vecina y amiga de la familia de toda la vida. “Es una persona empática, simpática, buena hija y buena gente. Tiene una vida por delante, es muy joven y tengo fe en que se va a recuperar”, se esperanzó la mujer, que, al igual que Desirée, vive a unas 10 cuadras de la plaza de Godoy Cruz.

“Ni sus padres ni su novio han hablado hasta el momento de la negligencia del conductor (Aldo Díaz, de 62 años). Sólo están enfocados en su recuperación, no pueden pensar en otra cosa”, explicó la mujer a este diario.

“Fue todo muy rápido, no alcanzaron a ver el auto abalanzándose sobre ellas porque miraban hacia el interior del teatro esperando a Soledad Silveyra y Verónica Llinás”, reiteró Nancy.

Agregó que toda la familia Rodríguez es muy creyente, de modo que está aferrada más que nunca a la fe, al igual que la gran cantidad de miembros de la parroquia Castelmonte, que han iniciado numerosas cadenas de oración.

Auriem destacó los gestos de preocupación de las dos protagonistas de la obra, quienes se comunican a diario con la directora del hospital Central, Mariana Pezzutti, para conocer la evolución de Desirée y de las otras dos pacientes heridas. Según se informó, ambas están fuera de peligro.

“Quedaron muy afectadas”, sostuvo Nancy en relación a Silveyra y Llinás, para señalar que, en cuanto a la paciente, “se aguarda la desinflamación del cerebro”. Mientras tanto, continúa con respirador, sedada y con pronóstico reservado.

Desde el Central se informó que tanto Desirée como Alejandra Córdoba y Lidia Palorma, quienes sufrieron heridas pero de menor gravedad, se encuentran estables.

Los grupos de WhatsApp dedicados a oraciones siguen a la orden del día. Lo mismo sucede en Facebook, donde una fotografía sonriente de Desirée indica: “Ella es muy jovencita y, junto con sus padres, es adoradora del Santísimo en la parroquia de Castelmonte, de Godoy Cruz. Tiene una hemorragia cerebral. Por favor, si pueden poner el pedido en otros grupos de oración, se agradecerá”. Otra publicación señala: “Que sigas disfrutando de tu hermosa vida” y otra reza: “Señor, sánala”.

A excepción de los informes médicos del hospital Central, dos veces al día, el hermetismo fue total. Ni familiares ni amigos de la chica, siempre presentes en la sala de espera de la guardia y luego en terapia intensiva, hicieron declaraciones. “Todo el entorno está realmente desesperado y esperando la evolución. Decidieron no hablar hasta tanto la paciente evolucione”, explicó un enfermero del Central a Los Andes.

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