El fin de semana se vio teñido de tragedia en Mendoza. Entre ellas estuvo la muerte de Lucas Amarilla, un joven futbolista de 21 años que murió tras recibir dos disparos en el barrio Santa Teresita, de Las Heras, al quedar en medio de una balacera. Su muerte abrió la hipótesis de un enfrentamiento entre dos bandas ligadas a la venta de drogas.
Apenas comenzó el domingo, pasada la 1 de la madrugada, ingresaron varios llamados a la línea de emergencias 911 con un factor en común: disparos y heridos en ese barrio, uno de los más “calientes” de la provincia. Minutos antes, Lucas y su primo -un menor de 17 años- caminaban por la manzana “H” porque acababan de salir de la casa de Nicolás, el mayor de los Amarilla. Paralelo a ellos cruzó caminando también una mujer, cuando de pronto los tres quedaron en medio de una “lluvia” de balas que venía desde los techos.
Los tres sufrieron los impactos de los proyectiles y fueron trasladados de urgencia en un auto particular al hospital Carrillo, de ese departamento. Allí los médicos constaron la muerte de Lucas, quien había recibido dos tiros: uno en el cuello, que le atravesó un pómulo, y otro en la nuca. En cuanto al primo, fue trasladado al Central y quedó fuera de peligro, mientras que la mujer de 36 años se llevó la menor parte porque la bala le rozó el cuero cabelludo pero no le causó heridas de gravedad.
La muerte del joven enlutó al barrio y el caso quedó en manos del fiscal de Homicidios Carlos Torres, quien la misma madrugada del domingo inició la pericia pertinente. Cuando llegó Científica al lugar debió pedir refuerzos a Infantería porque los quisieron apedrear, motivo por el que debieron volver en horas de la mañana.
Según la reconstrucción que pudieron hacer los investigadores a partir de los relatos de algunos testigos, lo que ocurrió fue una especie de emboscada. Y lo cierto es que la sombra de “Los Canavis”, una banda que controlaba algunas áreas de la barriada y mantenía duros conflictos con otra llamada “Los Jamaica”, volvió a tomar trascendencia sonando como los posibles autores de los disparos.
Pero el caso se llenó de incógnitas debido a que no se ha podido establecer todavía el móvil del ataque. Sin embargo, se abre un abanico de hipótesis entre las que se señala que las balas tenían como objetivo matar a la mujer que iba por la calle, ya que está cumpliendo prisión domiciliaria luego de que en junio del año pasado comprobaran que vendía drogas en el barrio. Ello la pondría en un lugar antagónico a la pandilla que supuestamente lidera las ventas.
Aunque, por otra parte, fuentes allegadas a la causa precisaron a Los Andes que hay otra hipótesis que pondría totalmente a la mujer fuera del contexto, pero que estaría ligada a robos y ventas de estupefacientes, con tintes de ajustes de cuenta.
Hasta el momento todas las hipótesis apuntan a que Lucas no tenía nada que ver con la delincuencia, ya que no tenía antecedentes y lo vecinos aseguraron lo mismo. Lo que lleva a pensar que su muerte estuvo ligada a la desdicha de haber estado en el lugar y la hora equivocados.
Dolor y despedida
Lucas Amarilla tenía 21 años y era jugador de fútbol. Había jugado como delantero en Maipú y actualmente jugaba de 9 en Real Mendoza, club que lo despidió con inmenso dolor a través de un comunicado que brindó palabras de consuelo para su hermano Nicolás y su mamá Verónica, quienes piden justicia por el joven.
Mientras que las redes sociales se llenaron de mensajes de despedida al deportista y muchos usuarios cambiaron su foto de perfil por un lazo negro que lleva su nombre y apellido, en señal de luto.