Este lunes por la tarde, Abel Vázquez fue condenado a prisión perpetua por el femicidio de Nélida Villar ocurrido en Malargüe. La Justicia determinó que Vázquez es el autor del asesinato de la joven, quien el 7 de mayo de 2013 –cuando fue vista por última vez- tenía 21 años y ambos mantenían una relación sentimental desde hacía ya unos 7 años (aunque luego Vázquez se casó y mantuvo en la clandestinidad el vínculo con Nely). A 8 años del femicidio de Nely –fue encontrada muerta horas después de su desaparición- y a 7 años de un primer juicio en el que el condenado había sido absuelto –aunque el proceso se repitió ya que la Suprema Corte de Justicia dispuso que así sea al dictaminar que no hubo perspectiva de género ni se encaró como femicidio en el primer debate-, la familia de la víctima siente algo de paz al considerar que al fin hubo justicia por Nely.
“Nosotros creímos en la justicia, y ella determinó cómo fueron las cosas. Tardó en llegar, pero quizás hizo falta ese tiempo y sirvió para que crezcamos como sociedad. Porque finalmente hubo una mirada con perspectiva de género”, destacó una de las hermanas de la víctima, Anatilde Villar (32 y a quien todos conocen como Nati) a Los Andes. “Cuando escuchamos la sentencia ayer, fueron momentos de muchos sentimientos encontrados; no fue nada fácil. Nosotros sabíamos que necesitábamos la condena era para tener solo un poquito de paz. Pero nada ni nadie nos va a devolver lo que hemos perdido, ni a Nely ni a mi papá que falleció por esto”, agregó la joven. Y es que en 2014, luego de la primera absolución a Vázquez, a Laureano Villar –padre de ella y de la víctima- le detectaron un tumor cancerígeno, el mismo que mutó a una enfermedad terminal y que derivó en el fallecimiento del hombre el 16 de octubre de 2016.
“Quizás de a poco van a ir llegando a reconocerse las emociones. Estuvimos todo el tiempo junto a mi mamá con mis hermanas y mi hermano, además del apoyo de nuestros esposos”, siguió Nati, y recordó que en abril próximo Nélida cumpliría 30 años. “Con este fallo sentimos y destacamos también que se limpia el nombre de mi hermana. Porque en su momento se dijeron barbaridades de ella, pero ahora se pudo saber que la relación de ellos había empezado hacía cerca de 7 años y que en ese momento él no tenía otra pareja. Mi hermana fue su primera pareja y luego él empezó con sus otras historias. El nombre de mi hermana se va limpiando, hubo muchas lenguas que hablaron sin que ella se pudiera defender. Por eso somos la voz de Nely, para que eso no siga pasando y no haya más Nely y vuelva a pasar lo que pasó con mi hermana”, agregó Anatilde.
En el mismo fallo donde se condenó a prisión perpetua a Abel Vázquez, se absolvió por el beneficio de la duda a su esposa, Lucía Carrasco, y quien también estaba imputada. “No puedo no estar de acuerdo con el fallo. Sería hipócrita decir que no fue justo porque no fue lo que esperaba. Ella (por Carrasco) estaba imputada, pero la Justicia concluyó en que no había nada. Pero también sabemos que no existe el crimen perfecto y que todo llega a su debido momento. Lo importante es que ahora estamos empezando a vivir”, se explayó Anatilde Villar sobre las primeras sensaciones posteriores al fallo.
Para la hermana de Nélida, en todo Malargüe hubo un antes y un después del femicidio de su hermana y del primer juicio que se dejó sin validez. “El pueblo se despertó y se animó a ser la voz de Nely para pedir justicia. Queremos agradecer a todo el pueblo de Malargüe, a los medios que ayudaron a visibilizar lo que ocurrió en estos 8 años y a las distintas agrupaciones que acompañaron. Entre todos pusieron un granito de arena. El abogado Javier Giaroli (NdA: quien representó como querellante a la familia de Nélida) también fue parte de esta lucha propia de buscar justicia por una mujer a la que mataron, él trabajó muy duro en todo esto y queremos agradecer su apoyo y el de su familia”, siguió Anatilde. “Y el principal agradecimiento es a Dios, realmente nos aferramos tanto a él, creemos mucho en Dios y en la virgen y fue quizás el aferramiento a todo esto lo que permitió que se hiciera la luz y se pudiera saber la verdad”, concluyó.
El caso
Nélida Villar tenía 21 años recién cumplidos cuando el 7 de mayo de 2013 salió a andar en la bicicleta que sus padres le habían regalado para su cumpleaños. Vivía en la ciudad Malargüe y su itinerario había incluido cerca de 8 kilómetros en dirección a la vera del Río Malargüe. Según le dijo a su familia, regresaría antes de las 17 para acompañar a una de sus hermanas al trabajo y ayudar a planchar a su mamá, Melania. Pero Nely nunca regresó.
Preocupados, los padres de la joven formalizaron la denuncia por la desaparición de su hija y comenzó una desesperada búsqueda; la misma que llegó a su fin cerca de la medianoche de ese mismo día con el macabro hallazgo del cuerpo sin vida de la joven en el Cerro Ceferino Namuncurá, en las inmediaciones del río.
En la posterior investigación se logró determinar que Nélida mantenía una relación afectiva con Abel Vázquez, vecino de los Villar. Y con el transcurrir de la instrucción, Vázquez se convirtió en el principal sospechoso por el asesinato de Nely. Entre otras cosas, se supo que el hombre llamaba permanentemente por teléfono a la víctima e intentaba seguirla y controlarla en todo momento.
A raíz de esa primera investigación y de las pruebas que vinculaban a ambos, Vázquez llegó juicio por la muerte de la joven Villar, imputado por el delito de homicidio agravado por violencia de género y por la relación de pareja en concurso. Sin embargo, en 2014 el hombre fue absuelto “por el beneficio de la duda” y el crimen de Nélida se encaminaba a quedar impune. Pero en 2017, tras revisar el primer fallo absolutorio, la Suprema Corte de Justicia de Mendoza lo declaró nulo y ordenó la realización de un nuevo juicio. Entre los fundamentos, la Corte destacó “la errónea valoración de las pruebas” y “la carencia de perspectiva de género del decisorio del juzgado”.
Tras quedar firme esta mencionada declaración de nulidad, se confirmó y desarrolló el segundo juicio, el mismo que llegó a su fin este lunes.