El paso de los días y el avance de la causa han puesto en una situación muy complicada al hombre acusado por el femicidio de Maipú. Esta semana le dictaron la prisión preventiva en una audiencia en la que la fiscalía ventiló una prueba “condenatoria” en su contra: en su vehículo se detectó sangre de la víctima.
A más de un mes del asesinato de Dora Hidalgo (67), cuyo cuerpo fue encontrado en un pozo de agua del salón de fiestas Luna India, en Maipú, los pesquisas siguen reuniendo elementos en perjuicio del imputado, José Daniel Moreira (31).
Este sujeto se encuentra preso desde el 5 de septiembre, día en que hallaron los restos de la mujer, nacida en Córdoba y radicada en Mendoza. Ambos trabajaban en el mantenimiento de ese predio y muchos coincidieron en que no tenían una buena relación. La mujer le reprochaba permanentemente al sospechoso sus inconductas laborales y que llevaba mujeres a su lugar de trabajo para tener encuentros íntimos.
Esta situación de tensión tuvo su punto cúlmine el 31 de agosto, jornada en que Dora dejó de ser vista. Su hijo, que también realiza tareas allí, denunció en la Policía que desde hacía varias horas no tenía noticias de su madre. Todas las pertenencias de Hidalgo estaban intactas en su casa y el misterio y la preocupación crecían.
Cuatro días después, una pista inesperada condujo a los investigadores hasta un pozo de agua del extenso terreno, cerrado con tela y un candado. Algunas moscas daban vueltas alrededor de manchas secas de sangre en esa zona. Al acercarse, todos notaron un olor nauseabundo.
Las tareas de excavación comenzaron el 4 de septiembre y un día después, bomberos y policías dieron con los restos de la señora. Al cadáver le faltaba la cabeza, la cual nunca fue encontrada. La víctima fue degollada -tenía heridas cortantes en el cuello- y luego la arrojaron por ese orificio de unos 80 metros de profundidad. Por la caída tuvo múltiples fracturas y la cabeza se habría desintegrado al golpear en el suelo.
Tras el hallazgo, Moreira quedó detenido. Además de la mala relación con Dora, lo complicaron una serie de indicios: fue el último de los empleados que estuvo con ella -los otros dos marcaron la salida horas antes-, tenía las llaves para acceder al pozo ya que era el encargado del riego y le pidió a un compañero que limpiara ese sector.
Revelador
La prueba más fuerte contra el acusado la presentó el fiscal Gustavo Pirrello para pedir que siga detenido en la cárcel y se trata de dos manchas de sangre halladas en el baúl del auto de Moreira. El cotejo determinó que esas gotas coinciden con el ADN de la mujer asesinada.
A esto los sabuesos llegaron luego de revisar las cámaras de Luna India, en donde observaron que el hombre tomó su coche en el estacionamiento y condujo hasta el pozo; ahí permaneció entre 7 y 10 minutos y luego se fue. Todo indica que mató a Hidalgo, la introdujo en el auto y decidió ocultarla bajo tierra.
Frente a todo esto, la jueza Carolina Rivera dictó la preventiva en el penal para el acusado, actualmente imputado por homicidio agravado por ser en contexto de violencia de género, con pena única de prisión perpetua. Sobre la calificación trabajará el abogado defensor, buscando llevar el caso a un homicidio simple -sin el agravante del género- para arribar a una pena de 8 a 25 años.