Comenzó el juicio por el asesinato de hermanos Franco (28) y Kevin (18) Álvarez, quienes fueron encontrados sin vida en junio de 2021, luego de que fueran a cobrar un trabajo en Los Corralitos Guaymallén.
El debate –en la modalidad de juicio por jurados- comenzó esta mañana en el Polo Judicial, presidido por 12 ciudadanos y bajo la supervisión de la jueza técnica Laura Guajardo.
En el banquillo de los acusados se ubicaron Fabián D’agostino (53) y su hijo, Axel D’agostino (23), quienes enfrenta una grave acusación: “homicidio calificado por alevosía por el concurso premeditado de dos o más personas y por homicidio agravado por el uso de arma de fuego”.
Esta mañana comenzaron los alegatos de acusación que estuvieron a cargo del jefe de la Fiscalía de Homicidios, Fernando Guzzo, en tanto que la familia de las víctimas está representada por la abogada querellante Susana Soletti y la defensa de los acusados, por el defensor Gustavo Gallo.
Guzzo sostuvo que las víctimas, tras la pandemia, fueron contratados por los acusados para que trabajaran como albañiles en una vivienda ubicada en La Primavera. Se había pautado que a Franco le iban a pagar$ 35 mil y a su hermano, $ 2.000 por día.
Pero las promesas de pago no se cumplieron, según surge de los teléfonos que fueron secuestrados y donde constan amenazas de ambas partes.
Ellos planificaron el asesinato, los convocaron para pagarles las deudas y desvincularlos de la obra para y luego “el 7 de julio, por la noche, luego de hacer los trabajar los ejecutaron: de un tiro en la cabeza a cada uno. Dos disparos idénticos, a cortada distancia, con la misma arma”, dijo el fiscal.
Guzzo explicó que la investigación realizada por la fiscal Andrea Lazo no pudo establecer donde ocultaron los cuerpos durante 20 días, del 7 al 27 de junio. Tampoco se sabe quién ejecutó los disparos, pero “sabemos que planearon el asesinato tal vez con la participación de más personas”, dijo, aceptado que son puntos débiles de la acusación.
“Los Hermanos Álvarez fueron ejecutados salvajemente con alevosía cuando se encontraban indefensos”, aseguró el fiscal, hipótesis que fue sostenida también por la abogada Soletti, que representa a la madre de las víctimas.
Por su parte, el defensor Gallo sostuvo “la inocencia” de sus clientes: “esto fue un crimen narco”, sosteniendo que las discusiones telefónicas no los convierte en asesinos.
“No se sabe dónde se cometió el homicidios, no se sabe quién los hizo y el arma homicida no es un 22 corto como el de mis clientes, sino con un 11 largo. Mis defendidos son unos perejiles, son inocentes”, dijo el abogado.
La muerte de los hermanos
Los cuerpos de Franco y Kevin Álvarez, fueron encontrados el lunes 28 de junio de las 17.20, cuando una persona llamó al 911 e indicó la presencia de dos cadáveres en inmediaciones de calle Los Pinos y Sadec, zona de Los Álamos. Se trata de un sector con montes, rodeado de algunas fincas y utilizado frecuentemente para quienes realizan enduro y motocross.
Fue una mujer quien allí se percató de la presencia de una persona sumergida en un desagüe, observando un brazo y un pantalón color azul entre medio de ramas.
Ya con la llegada de la Policía al lugar, advirtieron que eran dos los muertos. Uno con zapatillas negras y remera mangas largas oscuras; y el otro, con zapatillas blancas y pantalón de jean. Luego se determinó que eran hombres, de contextura delgada y en evidente estado de descomposición.
Según su madre, en la siesta del lunes 7 de junio pasado, ella –Beatriz Fretes- y sus dos hijos Franco (28) y Kevin Álvarez (18) tomaron un colectivo en Colonia Bombal, Maipú, donde vivían y cerca de las 15.30 llegaron a Rodeo del Medio, donde los jóvenes se bajaron, en tanto que la madre siguió viaje.
La mujer explicó a los investigadores que ellos iban a cargar una tarjeta de colectivo para luego tomar un micro con destino a Los Corralitos, Guaymallén, donde pretendían cobrar un trabajo de albañilería.
Cerca de las 21.45, como no habían llegado, la madre los llamó por teléfono y le contestaron que estaban esperando que les pagaran para volver, algo que luego la Policía corroboró como cierto. Esa fue la última comunicación que tuvieron con su madre. Minutos más tarde el teléfono de Kevin Álvarez se apagó.
Al día siguiente, la madre de los muchachos buscados se desesperó y llamó a un conocido que estaba en Rodeo del Medio y esa persona fue a la comisaría a poner la denuncia. Sobre el mediodía, personal de Investigaciones se comunicó con la madre de los jóvenes para entrevistarla y obtener más datos sobre la desaparición.
Los policías corroboraron que la persona que los había contratado les había pagado los 14.000 pesos que le debían y luego los dos albañiles fueron hasta un quiosco cercano, donde consumieron unas bebidas.
Días después se hizo un rastrillaje por la zona cercana al cruce de Olascoaga y Buenos Aires, en Los Corralitos, donde se encuentra el loteo donde fueron vistos por última vez. Los perros que buscaron rastros por el lugar no dieron ninguna pista a los investigadores. Como el rastro se cortó en el quiosco, sospechan que allí habrían subido a un auto.