El reciente secuestro de decenas de hongos alucinógenos en el Valle de Uco puso en alerta a las autoridades, aunque la Policía considera que no existe un mercado importante de esos estupefacientes en la provincia. Expertos aseguran que se trata de una moda, pero en otras provincias se consumen desde hace años y su uso, ya continuado en el tiempo, se ha extendido a fines “recreativos”.
Los hongos psilocibios son comúnmente llamados alucinógenos. Contienen sustancias psicoactivas como la psilocibina, la psilocina y la baeocistina, presentes en distintas proporciones. La psilocibina tiene mayor concentración en los hongos secos. Aunque para lograr su efecto alucinógeno debe ser descompuesta en su ingrediente activo, la psilocina, y llevada al cerebro a través de la sangre. Interviene principalmente en la serotonina.
Según estudios, la psilocina es la responsable de los viajes psicodélicos y se encuentra mayormente en hongos frescos.
“Dentro de lo que son sustancias psicoactivas, es decir aquellas sustancias químicas que tienen acción sobre el sistema nervioso central, hay algunas que son de origen sintético y son desarrolladas en un laboratorio, y otras que tienen origen natural, con principios activos en ciertas plantas. Dentro de estas de origen natural están los hongos”, explica a Los Andes Sergio Saracco, médico magíster en Toxicología y presidente de la Asociación Toxicológica Argentina.
Hongos “mágicos”: de cuentos y dibujos animados
Se cree que estos “hongos mágicos” fueron las primeras drogas usadas por la humanidad en ritos tribales y chamánicos. Su historia más reciente se remonta a países europeos y fue reflejada en relatos infantiles y dibujos animados. “Por una cuestión de cultura y condiciones climatológicas, en Europa existe la costumbre de ir a cosechar hongos para alimentarse. Esto generó el hallazgo de estas sustancias con fenómenos alucinógenos, ya que a veces puede generar confusión al ser parecidos con hongos comestibles”, cuenta Saracco.
“Se equivocaban, consumían algunos de estos hongos alucinógenos y de ahí vienen todos esos cuentos y los miedos en los bosques, donde veían figuras fantasmagóricas, dragones y duendes”, agrega.
El especialista refiere que en cuentos infantiles, como Los Pitufos y Alicia en el país de las maravillas, se hace referencia a estos “hongos mágicos” y sus efectos. En dibujos animados como Los Simpson, como cuando Homero lame un sapo, y en el clásico videojuego Mario Bros, también.
“El cuento de Alicia en el país de las maravillas recuerda a esta joven que corta una parte de un hongo y se hace pequeña. En el relato se ven los efectos propios de uno de los hongos, que es la Amanita pantherina, que produce una alteración de los sentidos y hace ver las cosas pequeñas como más grande o las cosas cercanas como más alejadas. O la Amanita muscaria, que es el de cuerpo blanco y cabecita roja de Los Pitufos, que también produce esos fenómenos alucinatorios”, describe el toxicólogo.
Uno de los efectos que estos hongos pueden producir es un sueño profundo, como el que tuvo la Bella Durmiente. “Estos usos están muy relacionados también en la historia con los calderos de los brujos, en los que ponían hongos y ojos de sapo. Es que algunos batracios tienen también secreciones que generan estas alucinaciones. Con esos brebajes decían ver el más allá, pero eran ni más ni menos que los efectos alucinógenos de estos hongos”, relata Saracco.
En busca de un “buen viaje”
Los efectos alucinatorios de estos hongos pueden ser muy placenteros si se tiene un “buen viaje” o “trip”, pero dependiendo del entorno y de cada organismo puede tener efectos adversos que constituyan un “mal viaje”.
Entre los efectos físicos negativos, que aparecen en un lapso de 20 minutos luego de la ingestión y que duran unas seis horas, se incluyen náuseas, vómitos, debilidad muscular, somnolencia y falta de coordinación.
Saracco explica que se generan alucinaciones visuales, distorsión del tiempo y el espacio y puede verse alterada la propia conducta. Además, producen aumento de la frecuencia cardíaca, dilatación de las pupilas y sequedad de las mucosas. Algunos tienen efectos disociativos como que el cuerpo se aleja o se derrite.
Cómo se consumen
Estos hongos se venden secos y por gramo. Se mastican e ingieren o se toman en infusiones como un té. Incluso hay quienes los bañan en chocolate y elaboran una “droga gourmet”. Como en la provincia no están dadas las condiciones ambientales para su crecimiento natural, se elaboran en cultivos indoor (puertas adentro), donde se recrea su hábitat.
Generalmente la dosis es de dos a seis hongos y los efectos pueden durar de tres a seis horas. Dependiendo de las características del hongo varía la concentración del principio activo. Así, en ocasiones con dos hongos se puede tener un efecto leve y en otras, uno más severo.
“Hablamos de intoxicación cuando aparecen signos y síntomas producto de la acción del tóxico. Depende, no sólo de la dosis en la cantidad de producto consumido, sino de la persona, de sus características individuales, de sus aspectos neurológicos. Pero también depende del entorno, porque si hay un entorno pacífico, de relajación, esto va a permitir estar más tranquilo, pero si es un entorno donde hay escenas de actividad o violencia, la respuesta puede ser mayor, como pasa en una fiesta. Dependiendo de las características de la fiesta terminan todos relajados y escuchando música o a las trompadas”, describe el profesional consultado.
La experiencia de Carlos
Próximo a cumplir 41 años, Carlos ha probado hongos psilocibios. “Es una sensación como si fuera una mezcla de marihuana con merca (cocaína) porque te activa, te deja con la dopamina liberada a full en el cuerpo. Entonces te sentís como rápido de cabeza, con mucho entusiasmo y muy enérgico. Y al mismo tiempo como en un estado místico donde mentalmente podés llegar más lejos”, describe en diálogo con este diario.
“Es difícil describirlo porque no siempre te pega igual. Las dos veces que consumí, me dejó en un estado muy mental, relajado, sin preocupaciones y a la vez muy enérgico, con muchas ganas de interactuar, de reírme sin poder frenarlo. Es una sensación linda, de mucha alegría”, completa Carlos.
Aunque aclara: “No me clavé la dosis que realmente tenés que tomar para que te haga el efecto fuerte, que es ya alucinógeno”.
Sergio Saracco explica que “el riesgo de dependencia es menor por la forma de consumo y por cómo actúa sobre los neurotransmisores”. Pero advierte que “puede ir de un estado de alucinaciones visuales por relajación y cuadros placenteros a tener un ataque de pánico o una psicosis aguda”. Lo describe como “un verdadero azar” ya que no se sabe cómo va a reaccionar en cada organismo.
Secuestro en San Carlos
El pasado viernes 24 de mayo, fueron los vecinos de San Carlos quienes, a través del Fonodrogas (0800-800-37642), alertaron a las autoridades sobre el cultivo de hongos psilocibios en una vivienda. Cuando los efectivos de la Policía contra el Narcotráfico (PCN) irrumpieron en dos viviendas, secuestraron 42 hongos cultivados que podrían ser de la especie Psilocybe cubensis, hongos y pie de hongos con un peso de 713,3 gramos, 60 cápsulas de plástico transparentes con semillas de hongos y seis bolsas de nylon con semillas en fructificación con un peso de un kilo y 629 gramos, según detallaron desde el Ministerio de Seguridad y Justicia.
Una mujer y tres hombres que se encontraban en los inmuebles allanados quedaron vinculados a los expedientes por violación a la Ley de Estupefacientes 23.737.
“Estimamos que lo que más se consume es lo que más se secuestra. No tenemos alguna constancia, algo que nos diga que hay un comercio importante de hongos dentro de la provincia”, señalaron desde la PCN.
Para los policías mendocinos, el secuestro hongos de esta envergadura es novedoso. De hecho, según la PCN, el reciente es el tercero de esta importancia que se realiza en la provincia. El año pasado se secuestraron hongos en Maipú y en San Rafael, en distintos operativos. En ocasiones se han encontrado dos o tres en allanamientos, pero el de San Carlos es el más reciente y el mayor.
Aunque en otras provincias el consumo de hongos alucinógenos es habitual y se ha extendido entre los jóvenes con fines “recreativos”. “Acá en Chubut hace mucho tiempo que ya se sabe del consumo que hay. Donde más se ha secuestrado es en la zona cordillerana por una cuestión de que, ambientalmente y por la naturaleza misma, crecen solos en las plazas, en los campos, en el bosque”, describe a Los Andes un policía chubutense con más de 10 años de servicio.
“Además, obviamente, hay gente que se dedica al cultivo. Normalmente el consumo se ve más en cordillera, donde se venden secos y por gramo, y se ha secuestrado mucho. En temporada de verano puede llegar a encontrarse en alguna playa”, completa el uniformado de la provincia patagónica, que prefiere resguardar su identidad.
Alucinaciones mendocinas
El especialista tiene constancia de que en Mendoza, los encuentros donde se consumen “hongos mágicos” se han realizado en la zona Este, como en La Paz, y en Potrerillos, teniendo en cuenta los cuadros de pánico o de psicosis agudas en los que ha debido intervenir.
“Son modas y a veces tenemos estos encuentros chamánicos en que nos llegan pacientes al hospital Perrupato y los otros casos que hemos tenido nos han llegado al Lagomaggiore”, repasa.
Lo que se hace habitualmente es que, al menos, un integrante del grupo no los consuma para no sufrir los efectos. “Tiene que haber alguien que los controle, que los contenga, que cuide que no se caigan al agua, que no se golpeen y se desmayen, que no se queden boca arriba para que no se broncoaspiren y, si hay alguna situación de lesión, que tenga un teléfono para llamar al 911″, recomienda el doctor Saracco.
Tipos de hongos
Los distintos tipos de hongos alucinógenos son reconocidos en el mundo y tienen que ver con su uso ancestral y ceremonial, pero también recreativo. Entre ellos se destacan el Psilocybe Mexicana, utilizado por indígenas en reuniones espirituales para contactarse con sus dioses. Una canción de La Renga lleva su nombre y describe una secuencia alucinatoria.
El Psilocybe Cyanescens o “gorro ondulado” tiene origen en Europa Central y el Noreste del Pacífico, donde crece en entornos leñosos con astillas de madera. El Psilocybe Azurescens es calificado como uno de los más potentes del mundo porque produce efectos capaces de llevar al consumidor a “otra dimensión”. Puede encontrarse en la costa Oeste de Estados Unidos.
El Psilocybe Cubensis es uno de los más consumidos debido a su fácil cultivo. Existen otros como María Sabina, Dancing Tiger, Treasure Cost, Golden Teacher y Cambodian.