Ignacio Irañeta tras ser absuelto por abuso sexual: “Fui víctima de una falsa denuncia”

El ex jugador de Independiente Rivadavia cuenta su verdad después de haber vivido un proceso judicial que duró cinco años. Fue denunciado por su ex cuñada de haber agredido sexualmente a su sobrina de 3 años. El caso podría llegar a la Corte provincial si desde la fiscalía o la querella se oponen al veredicto dictado por tres juezas.

Ignacio Irañeta tras ser absuelto por abuso sexual: “Fui víctima de una falsa denuncia”
"Acá hubo una persona que quiso la destrucción de mi familia", sostiene Ignacio Irañeta. / Foto: Los Andes

Ignacio Irañeta (37) es parte de una familia de destacados deportistas mendocinos: su abuelo, Roberto Luis Irañeta (1915-1992), jugó en Gimnasia y Esgrima y fue el primer futbolista mendocino en lucir la camiseta de la Selección nacional, llegando a participar en el Mundial de 1934 que se jugó en Italia; su tío, Luis “Rito” Irañeta, fue integrante del Mendoza Rugby Club, y en los años 70 de siglo pasado supo lucir la camiseta de Los Pumas.

Ignacio, por su parte, se hizo conocido por ser un rápido volante por derecha en Independiente Rivadavia, donde jugó cinco temporadas hasta que fue denunciado por la ex pareja de su hermano, quien fue a Fiscalía de Delitos Contra la Integridad Sexual, en enero de 2019, y denunció que el deportista había abusado sexualmente de su hija que en ese momento tenía 3 años.

Entrevista a Ignacio Irañeta. Foto: Los Andes
Entrevista a Ignacio Irañeta. Foto: Los Andes

Tras concluir el contrato con la Lepra, Irañeta –ya imputado por “abuso sexual gravemente ultrajante en concurso real con exhibiciones obscenas agravadas pero en libertad- firmó un contrato con Huracán Las Heras. “Llegué a entrenar un día. Las presiones de los colectivos feministas hicieron que no pudiera jugar más, me desvincularon”, cuenta a Los Andes.

De un momento a otro y sin escalas, Irañeta pasó de los suplementos deportivos a ser protagonista de las noticias policiales. La última vez que apareció en los medios fue el 9 de diciembre pasado cuando un tribunal conformado por tres juezas lo absolviópor el beneficio de la duda”, finalizando así un proceso judicial de cinco años que podría continuar si la fiscalía o la querella deciden llevar el caso a la Corte provincial.

“Si llevan el caso a la Corte, vamos a la Corte. No tengo miedo, no tengo problemas, yo no hice nada. Yo fui víctima de una falsa denuncia. Y tres juezas me absolvieron. Me hubiera encantado que fuera lisa y llanamente, y no por la duda, pero todos los fallos con niños pequeños son así”, explica el ex deportista, quien confiesa que, cuando le tocaron tres magistradas por sorteo -María Belén Renna, Laura Guajardo y Carolina Colucci- le produjo cierto temor y que, tras el fallo terminado el debate, el resultando fue conveniente. “Aunque ahora, la denunciante dice en las redes sociales que yo les he pagado a las jueces, y yo vivo con mi mamá porque no tengo plata”, sentencia el deportista.

La denuncia inicial

El ex futbolista fue denunciado el 2 de enero de 2019. Según cuenta, su hermano tenía una relación complicada con su pareja (cuyo nombre no se incluye aquí para preservar la identidad de la niña). “Ella me denuncia un día después de una pelea muy grande con mi mamá. Hubo denuncias cruzadas y ella me hizo una denuncia gravísima”, señala el entrevistado.

Otros tiempos:  Ignacio Irañeta intenta quitarle el balón a Patricio Matricardi. | Foto: archivo Los Andes
Otros tiempos: Ignacio Irañeta intenta quitarle el balón a Patricio Matricardi. | Foto: archivo Los Andes

“Soy víctima de una falsa denuncia. Acá hubo una persona que quiso la destrucción de mi familia. Primero fue con mi hermano, que no es conocido, y lo denunció por violencia de género. Pero la denuncia no prosperó. Yo era una figura pública, me estaba yendo bien en el futbol, tenía propuestas de otros lugares. Creo que por eso me eligió a mí, que nunca la confrontaba”, afirma Irañeta.

Desde ese momento, la niña no pude ver más a su padre y a su familia, incluso ahora tiene otro apellido. “Mis padres y mis hermanos quieren una revinculación con la niña pero a mí me parece imposible. Ella conoce una sola parte de la película: que la familia de su padre es mala y que su tío Ignacio es un abusador, aun con este fallo que dice que no pudo comprobar el hecho”, agrega.

Sacale roja a Irañeta

Luego de ser denunciado –en la feria judicial de 2019- Irañeta decidió esconderse para evitar ser preso. Tenía orden de captura y se decía que había salido de país. Luego se presentó en la fiscalía y un juez de Garantías le dio prisión domiciliaria. Posteriormente, su abogado de ese entonces, el fallecido Juan Carlos Ruiz -ahora los asiste Francisco Diez- solicitó la libertad y un tribunal accedió al pedido luego de “pagar una caución de $500.000 que cubrí poniendo en garantía el auto de una amiga”.

Mientras tanto, pudo seguir jugando en Independiente pero el rendimiento iba bajando, no tenía recuperación, bajó 15 kilos. Y, según cuenta, “la presión era tremenda: llamadas, publicaciones en las redes, carteles callejeros “Sacale roja a Irañeta”, fotos, marchas”.

“Una vez iba con un amigo caminando por la Peatonal y había un grupo de 30 o 40 mujeres que me reconocieron. Me empezaron a seguir con un megáfono, sacándome fotos y gritándome. Lo que nunca pudieron lograr fue hacerme reaccionar. Por eso ahora salgo a contar mi verdad, la que no pude contar durante casi seis años. Me pasaron cosas horribles. Ese día, en la Peatonal, me preguntaban qué se siente violar a una nena de 3 años”, afirma el hombre, explicando que el primer año fue el peor ya que había carteles por todos lados, hasta en la escuela de sus sobrinos. “El objetivo era destruirme a mí para destruir a mis padres y a mi hermano”, analiza.

El apoyo del entorno

Dejando de lado el colectivo feminista, (“que quede claro que no tengo ningún odio con ellas”, sostiene Irañeta), “ni mi familia, ni mis amigos, ni mis conocidos me soltaron la mano” dice. Y agrega: “Muchas mujeres me apoyaron. Mis amigas subían fotos a las redes junto a sus hijos”.

“Gracias a la familia y a los amigos, la cabeza me quedó derecha. Con mis picos de estrés, de angustia. Si me hubiese desestabilizado un poco, hubiera terminado en cualquier lado. Hay mucha gente que por una falsa denuncia terminó con su vida o nunca más consiguió trabajo”, sentencia el ahora absuelto.

Luego cuenta que él mismo no pudo trabajar. Cuando dejó el fútbol quiso trabajar en una empresa de comida rápida del padre de una amiga, pero cuando algunas feministas se enteraron, empezaron a denunciarlo por las redes. “Fue muy difícil: estuve trabajando en una empresa de mi hermano, tuve que vender mi auto, un terreno y me tuve que ir a vivir con mi mamá”, repasa.

Por ultimo, Irañeta refiere a que hubo “presiones políticas” para que la causa avanzara, que la menor fue “usada como un objeto por su madre” y que está a favor de una futura ley que pene las falsas denuncias.

“No me hago la víctima. Es un tema delicado, difícil. Pero da mucha bronca. Te quedás sin nada, sólo con una condena social”, finaliza.

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