En los últimas semanas se han registrado violentos asaltos en Mendoza en los que las víctimas se han resistido, por lo que terminaron heridas o asesinadas. Aunque instintiva, la resistencia es totalmente desaconsejable en una coyuntura en la que, según expertos, el delito se ha vuelto muy violento debido a la naturaleza y tipología de los criminales. Recomiendan adoptar medidas de prevención domésticas para evitar los robos.
Jean Carlos Sosa, el joven venezolano de 26 años que fue ejecutado de un disparo en el pecho el último 2 de marzo, se resistió al robo de su automóvil en la Cuarta Sección de Ciudad. Según relató luego uno de los imputados por el sangriento hecho, el joven se colgó de la ventanilla para tratar de frenar a los ladrones. Así recibió el disparo y terminó muerto.
El 10 de abril pasado Juan Villanueva fue sorprendido por dos sujetos armados que lo amenazaron para robarle una camioneta Nissan Frontier en Guaymallén. La víctima se resistió al hecho porque pensó que su madre de 82 años permanecía en el vehículo al momento del atraco, por lo que subió a la caja del rodado. Allí permaneció unos 200 metros hasta que uno de los asaltantes abrió fuego y lo tiró al piso. Hoy pelea por su vida en el hospital Central.
Un episodio similar ocurrió la madrugada del jueves pasado pero con un mejor final. El dueño de una camioneta Fiat Toro se colgó del vehículo para tratar de impedir el robo pero cayó al piso y se lesionó. El hombre, un panadero de Palmira, se había estacionado en calle Gran Líbano al 100, de San Martín, para comprar grasa, dejando el vehículo en marcha. Dos hombres lo golpearon y se fueron en la camioneta. Una vez conocida la novedad se montó un operativo policial que incluyó el vuelo de uno de los helicópteros. Y si bien no pudieron dar con los ladrones, hallaron la camioneta en Las Heras.
En un tercer caso similar ocurrido la semana pasada un ladrón fue detenido luego de que volcara el auto que había robado minutos antes en el cruce de calles Doctor Moreno y Congresales, en Las Heras. El dueño del rodado lo había dejado encendido mientras abría el portón de la cochera. La clave fue que la víctima denunció el hecho inmediatamente al 911 y el delincuente de 22 años fue apresado a unas cuadras.
“El delito se torna mucho más violento por la naturaleza del delincuente. La sociología lo denomina delincuente amateur. No es un profesional, es un joven que va a atracar, va a ir a una entradera, va a subirse a un auto que está estacionado con gente adentro. Hay que tener en cuenta que siempre elige y lo va a hacer dentro de una ecuación de costo-beneficio donde más le convenga. Es extremadamente peligroso por una serie de motivos que tienen que ver con su naturaleza, su educación, hasta con su alimentación. Muchos de los chicos que están en esta situación han sufrido desnutrición intrauterina, tienen un manejo del vocabulario inferior a las 200 palabras. Estamos ante una persona que va a reaccionar de cualquier forma”, advierte el consultor en seguridad Alejandro Antón.
Y agrega algo que el delincuente comparte con su víctima: “Tiene miedo”, apunta. “Hay mucha gente que cree que están drogados pero muchas veces no se debe a que estén intoxicados con alguna sustancia sino justamente, por lo inexpertos que son, es que terminan jalando el gatillo. Son chicos muy jóvenes que no controlan la emoción”, resume quien ha capacitado a miles de policías mendocinos y fue director del Instituto Universitario de Seguridad Pública.
“Hay una situación social y económica muy compleja”, advierte el especialista para explicar el origen de muchos delincuentes. “La gente tiene que saber a lo que se está enfrentando. Porque muchas veces uno ve a los delincuentes y físicamente no parecen un oponente pero tienen un alto grado de agresividad, más el sentido de la oportunidad junto con la sorpresa”, añade.
El peor momento para actuar
Antón es claro al describir que en todos los delitos hay cuatro fases: la búsqueda, la selección, la aproximación y el abordaje. Es en esta última fase cuando la víctima muchas veces reacciona y se resiste. “Es el peor momento porque el delincuente nunca viene solo, siempre está acompañado. Y en el 70% de los casos tiene un arma. O sea que las condiciones para la defensa no son las adecuadas”, sentencia el autor del libro “Puedes negarte a ser una víctima”.
Mientras el atraco transcurre, un proceso psicológico y químico atraviesa a la víctima. “Hay gente que cree que con este accionar de dejarse asaltar uno está defendiendo al delincuente. Todo lo contrario. Es el peor momento para reaccionar. Primero porque la persona que está siendo asaltada está pasando por el estrés de combate o estrés de supervivencia, donde tiene todas las facultades disminuidas. Está bajo un proceso psicológico y fisiológico donde está disminuido en sus capacidades. Y esto sucede en un tercio de segundos. La persona se asusta y pasa a ser controlada por la amígdala, no por los lóbulos frontales”, describe.
Y sigue: “Tenemos visión túnel, amnesia cognitiva. En ese momento estamos descalificados para la destreza física, como manipular un teléfono o poner en funcionamiento un vehículo, ni hablar si tuviéramos que manipular un arma. En ese momento es donde la gente intenta resistirse y los resultados están a la vista: terminan siendo lastimados por el delincuente”.
“Hay gente que lo toma como una injusticia y la verdad es que es una injusticia pero una cuestión es la justicia y otra es la seguridad. Por eso siempre repito esta frase: ‘No te mueras con razón’. Tenés razón pero no es momento para reaccionar; es el peor momento”, concluye Antón.
Prevención doméstica
“La reacción del ser humano es innata: cuidar lo que es de uno y más cuando nos sorprenden”, admite el director de la Policía mendocina, Marcelo Calipo.
Sin embargo, para el comisario general con 34 años en la Fuerza, es aconsejable implementar rutinas de prevención doméstica. Entre sus recomendaciones figuran observar hacia la vereda antes de sacar el auto del garaje, evitar ingresar a la casa si en la puerta se perciben desconocidos o sospechosos, dar una vuelta a la manzana y llamar al 911 preventivamente, estacionar en lugares iluminados, evitar preparar el equipaje con el auto en la vereda para no anticipar que la casa quedará sola durante un viaje, no dejar objetos visibles dentro del vehículo ni dejar colocada la llave al descender.
El experto en seguridad Alejandro Antón coincide. “Se puede actuar preventivamente, salir del perfil de víctima mediante la conciencia situacional: es estar atento a los indicadores de peligro. Con esto no estoy culpando ni haciendo responsable bajo ningún punto de vista a la víctima. Pero hay que estar atentos a ese tipo de modus operandi y a lo que puede pasar. Charlando con nuestros hijos, con nuestra pareja sobre qué hacer si te toman la cartera, si te piden la llave del auto o el celular. Porque está comprobado que cuando uno habla de estos temas, consciente o inconscientemente, se empieza a grabar y a tener dentro de las posibilidades de reacción”, define.
Y suma: “La conciencia situacional es más un estado mental que una alta capacitación. Es estar atento. No en un nivel alto porque eso produce estrés y con el tiempo deteriora la salud, pero sí tener conciencia de lo que se está haciendo”.
Citando a un especialista reconocido internacionalmente como Gavin de Becker, Antón señala que “el delito empieza en el momento en el que el delincuente pasó, vio, calculó que se lo podía abordar”. “La gente cree que el delito empieza y termina cuando se dispara el arma pero no es así. Por eso es que la víctima potencial tiene que estar atenta a esos indicadores previos al incidente”, concluye.
El jefe de los policías mendocinos entiende que también es responsabilidad de la seguridad pública terminar con estas situaciones. “Como política de seguridad debemos cambiar las condiciones que dan lugar a los problemas y se repiten en la delincuencia. Tenemos que neutralizar esos hechos repetitivos de delincuencia e ir respondiendo para no ir detrás del delito”, cierra Calipo.