“Fue víctima de esas balas envenenadas de maldad”. Así resumieron en su despedida los amigos de Sergio Morales sobre cómo fue la secuencia que lo llevó a la muerte: un disparo le atravesó el cuello y lo hizo agonizar durante días en el hospital Central. Para la fiscalía, el único sospechoso es Víctor Hugo Sánchez, apodado “Mono”. Temen que se haya escapado a otro país tras el ataque, por lo que ordenaron un pedido de captura internacional.
Luego de pasar nueve días luchando por su vida, el pasado domingo, “Keko” -como lo llamaban con cariño a Morales- murió. No pudo recuperarse de las graves lesiones que le había causado la única bala que lo alcanzó la noche del 14 de abril pasado. El hombre de 39 años, amante del teatro, había sufrido daños irreversibles en el esófago y las cervicales, por lo que había quedado parapléjico por el daño medular.
Ayuda internacional
La causa que instruye la fiscal de Homicidios Claudia Ríos tuvo varias líneas investigativas sin éxito, que la llevaron a pedir una orden de captura a través de la Interpol, la organización internacional policial que busca contrarrestar la delincuencia trasnacional.
Apenas cometido el ataque de Sánchez en la vivienda ubicada en la calle Aristóbulo del Valle de Guaymallén, los vecinos confiaron a los investigadores que vieron a “Mono” escaparse a toda velocidad en un VW Gol de color rojo. Entre las primeras medidas, la representante del Ministerio Público Fiscal ordenó allanar la vivienda de Sánchez, pero el hombre ya no estaba allí.
Los operativos para encontrarlo siguieron y, en paralelo, se activó el pedido de captura nacional. Días más tarde, efectivos de la División Homicidios llegaron a la casa de la novia de Sánchez creyendo que podría estar escondido allí.
Pero el allanamiento llevado a cabo en esa vivienda ubicada en el barrio La Estanzuela, de Godoy Cruz, fue negativo. Allí no estaba ni Sánchez ni su auto, así como tampoco el arma homicida, según confiaron a Los Andes fuentes de la causa.
Sin antecedentes
“El Mono” trabajaba en una sodería ubicada en la calle Mansilla, de Guaymallén, lugar al que no volvió a presentarse a trabajar y que fue descartado por los pesquisas como un posible escondite. Pero su ausencia avivó aún más la hipótesis de que es el autor del crimen, tal como lo señaló su ex pareja esa noche, cuando radicó la denuncia.
Sánchez no tiene antecedentes, ni denuncias por violencia de género, precisó una fuente del Ministerio de Seguridad a este diario. Sin embargo, lo que tienen acreditado los sabuesos hasta el momento es que, pasadas las 21 de ese viernes, “Mono” trepó al techo de la casa de su ex con un revólver en la mano con intenciones de lastimarla. Pero, al ver a Morales haciendo el asado, los celos lo abrumaron porque creyó que era su amante y buscó matarlo sin siquiera mediar palabra.
Sin embargo, “Keko” no tenía vínculos románticos con la dueña de la vivienda. La víctima estaba allí junto a otra mujer haciendo un asado para los tres, con la intención de pasar un buen momento entre amigos.
“Balas envenenadas”
Las risas y las charlas abundaban aquella noche, hasta que una “lluvia” de balas invadió el patio. Las dos mujeres lograron esquivarlas, mientras que un proyectil impactó en el cuello de Morales, le atravesó el esófago y las cervicales. Cuando llegó una ambulancia del Servicio de Emergencias Coordinado, “Keko” estaba consciente pero no podía mover las piernas porque había perdido médula espinal.
Agonizó durante 9 días en una cama de una de las Unidades de Terapia Intensiva del hospital Central, pero los daños habían sido irreversibles. Su muerte enlutó al teatro mendocino, ya que Morales integraba el elenco de La Gota Teatro, con quien protagonizó varias obras.
“Nuestro amigo Sergio Morales, “El Keko”, fue víctima de esas balas envenenadas de maldad, esas balas que sólo sabe el universo porqué tienen que ser las cosas como son”, escribieron con sentidas palabras sus compañeros en la red social Facebook, junto a una foto de la víctima a punto de subir al escenario.