Dos profesionales de la salud complicaron la situación de Karen Oviedo (32), la almacenera bautizada en los medios como “la envenenadora de Guaymallén”, quien desde el último lunes es juzgada por las muertes de su pareja Rolando Aquino (47) y de su hijastro, Elián Aquino (9), ambos fallecidos tras consumir dosis fulminantes de etilenglicol. El potente anticongelante determinó la muerte del hombre en febrero de 2022 y del niño, en 2019.
“Hasta acá todos los testigos van aportando su granito de arena para conformar el hilo conductor de los crímenes”, explicó una fuente consultada por Los Andes.
Oviedo está acusada de homicidio agravado por el vínculo, en concurso ideal con homicidio agravado por haber sido cometido mediante un procedimiento insidioso (por la muerte de Rolando) y por homicidio agravado por haber sido cometido mediante un procedimiento insidioso (por Elián). La única pena por estos delitos es la prisión perpetua, de ser encontrada culpable.
Hoy, durante la tercera jornada del debate que se realiza en el Polo Judicial en la modalidad juicio por jurados, fue el turno de dos testigos de peso: el médico especialista en adicciones Sergio Saracco –jefe del Departamento de Toxicología del Ministerio de Salud y del Centro de Información Toxicológica de Mendoza– y el psiquiatra José Profili, del Cuerpo Médico Forense. Ambos respondieron las preguntas que le hicieron desde la Fiscalía de Homicidios los fiscales Fernando Guzzo y Claudia Ríos.
Saracco volvió a dejar en claro que las dos muertes se produjeron por el consumo del mismo tóxico: etilenglicol. El especialista consideró que las graves alteraciones en órganos son compatibles con la intoxicación con refrigerante. Además, fue repasando las distintas fases por las que pasaron los dos pacientes antes de morir.
A su tiempo, Profili explico al jurado algunas características psicológicas que se fueron caracterizando luego de que los especialistas del Cuerpo Médico Forense evaluaran psicológicamente a la acusada.
El psiquiatra dijo que se trata de una persona que muestra una hostilidad encubierta, agresividad y ganancialidad en sus actos. Todos estos parámetros se condicen con la frialdad con la que maneja.
La muerte del padre
El 7 de enero de 2022 Karen Oviedo llevó Rolando Aquino a la clínica Santa María, en Ciudad. El hombre ya estaba inconsciente y de inmediato quedó internado en terapia intensiva. Un par de días después murió.
Oviedo aseguró que había comprado por “Mercado Libre” unas gotas para la piel debido a que, tanto ella como él, tenían “manchas”. Agregó que ella había consumido “pocas gotas” pero que el hombre había ingerido “mucho más”.
Tras tomar nota de la situación, se dio intervención a la Justicia y la fiscal de Homicidios Claudia Ríos comenzó una investigación por “averiguación muerte”, hizo un registro domiciliario y comenzó a encontrar datos “sospechosos”.
La empleada doméstica declaró vio cuando la sospechosa “obligaba al hombre a tomar algo” y que la víctima no quería. Según su propio relato, el hombre -que estaba atravesando una depresión- le decía a su mujer: “Cada vez que me das algo me cae mal”.
A partir de esto, la fiscal decidió analizar el teléfono de Oviedo: la mujer había realizado un sinfín de búsquedas en Google con la consigna “cuál es el veneno más letal” y cuál de todos los venenos era “el más potente”.
También se determinó que la mujer había adquirido, a través de Mercado Libre, refrigerante para autos. Especialistas afirmaron que el consumo de ese líquido en humanos genera un efecto mortal en cuestión de horas.
Ríos ordenó la detención de Oviedo y allanamientos en los que secuestró botellas, goteros y distintas sustancias que fueron analizadas por expertos.
La muerte de niño
En julio de 2019, la mamá de Elián lo llevó a la casa de su padre Rolando, ubicada en la calle Manuel A. Saez al 7100, en Villa Nueva, para pasar unos días de sus vacaciones de invierno. Elián llegó a su casa paterna el 2 de julio y en la mañana del 7 se enfermó y lo internaron “en fase 3″ en el hospital pediátrico Humberto Notti. Horas más tarde, alrededor de las 18, el pequeño falleció previo a pasar por “fase 1″ (estado de embriaguez), “fase 2″ (deterioro) y “fase 3″ (la falla multiorgánica), según precisó su historia clínica.
Cuando el niño falleció, su madre no quiso hacer una necropsia pese al consejo de los médicos, ya que podía no haber sido una “muerte natural”. La criatura fue velada y luego sepultada en un cementerio privado. Pero lamentablemente los peritos forenses no pudieron exhumar el cuerpo porque ya había pasado mucho tiempo desde el deceso y conseguir pruebas de ese tipo posteriormente era prácticamente imposible.
Fue entonces que se decidió investigar en detalle la historia clínica que los pediatras hicieron en su momento sobre Elián. Afortunadamente, estaba muy completa y eso aceleró los resultados de las pericias que, finalmente, permitieron sostener que había muerto por el consumo de anticongelante.