Hoy –martes 13 de abril- trece integrantes de una banda internacional con base en Mendoza, liderada por un ciudadano chino prófugo, quien habría ingresado a la provincia mercaderías de contrabando por unos 60 millones de pesos, comenzó a ser juzgada en los Tribunales Federales.
Se trata de uno de los causas más importantes de contrabando de los últimos años: según la acusación del fiscal federal Fernando Alcaraz, los líderes de negocio -Zheng “Esteban” Cheng (chino residente en el barrio Dalvian de Ciudad), José “Gordo” Rodríguez Núñez (comerciante y administrador de la empresa de seguridad Continuidad, residente en el barrio Dalvian de Ciudad) y Daniel Gonzalo Martínez Pinto (comerciante domiciliado en el II complejo Palmares de Godoy Cruz)- serían los líderes de una banda que habría traído mercaderías de contrabando desde China –vía Chile- para comercializarla luego en Mendoza y en Buenos Aires.
La presunta organización delictiva está conformado también por Adrián “Gato” Fourcade Salassa (empleado, domiciliado en Ciudad); Nam Ho “Coreano o Nam” Park Lee (comerciante coreano nacionalizado argentino, con domicilio en la provincia de Jujuy); Eugenio Javier “Loco” Nasi Pereira (transportista de Junín); Jorge Alejandro “Coque” Rojas Huerta (empresario de logística de transporte, de nacionalidad chilena), Ángel Sebastián “Gordo” Palumbo Cerdan (comerciante, presunto financista detenido en una “cueva” financiera de Ciudad); Carlos Federico “Negro” Barón Knoll (funcionario de la Dirección General de Aduana); Pedro Emilio Escárate Vera (empresario chileno de transporte); Juan Marcelo Agüero Bustos (albañil); Sergio Nicolás Agüero Bustos (camionero); Sebastián Horacio Espejo Reyes (metalúrgico); y Mario Manuel Rodríguez Iturralde (empleado de Aduana).
Esta mañana, todos menos Cheng, comenzaron a ser juzgados por asociación ilícita y contrabando por los jueces Alejandro Piña, Daniel Carellli y María Paula Marisi del Tribunal Federal Oral 1; en tanto que la acusación está a cargo de la fiscal de cámara María Gloria André.
La acusación
La investigación por contrabando se había iniciado en 2016, cuando se encontraron abandonados en el Corredor Andino tres camiones cargados con distintas mercaderías de origen chino que habían entrado por Chile y que tenían como destino nuestra provincia.
En ese momento se activó una investigación en la cual las escuchas telefónicas ordenas por el juez federal Walter Bento son una de las pruebas más importantes.
En julio de 2018 de ordenó una batería de más de 15 allanamientos. Cuando fueron a buscar a Zeng Cheng, a su casa del barrio Dalvian, ya no estaba por lo que quedó prófugo y con pedido de búsqueda nacional e internacional.
En ese momento Nasi fue aprehendido por Efectivos de Narcocriminalidad que interceptaron a un Peugeot 307 cuando circulaba por el interior del barrio Amsa, en La Colonia, Junín. Entre pesos argentinos, chilenos y dólares, lograron secuestrarle unos $ 4 millones, investigan la procedencia del dinero.
El mismo camino siguió Rodríguez, detenido durante allanamientos realizados por personal de Narcocriminalidad, en el barrio Dalvian. Su agencia de seguridad fue allanada y se secuestraron algunas cajas con guantes de látex y juguetes, cuya procedencia sería China. En cuanto a Fourcade y Pinto, regenteaban en bar Viva la Pepa de Chacras de Coria.
Los allanamientos dejaron como saldo $ 5.000.000 secuestrados (entre dólares, pesos argentinos y chilenos); 12 vehículos de alta gama (cuatro BMW, 1 Minicooper, 2 Peugeot, 1 Ford, 1 Focus y 1 Fiat Utilitaria, 1 Citroën y 1 Fiat 500 0km); 10 pallet de pirotecnia (35.510 cajas); 25 pallet de cigarrillos (425.000 cajas); 16 pallet de termos (11.520 u.); 4 pallet de pelotas de fútbol (1.560 u.); 2 pallet de cintas métricas (13.920 u.); 2 armas de fuego ( 1 pistola 9mm. y otra 40 mm.) Documentación y equipos de comunicación varios.
Según la investigación, cada uno de los acusados habrían cumplido una función específica: los líderes aportaban el dinero y se encargaba de supervisar la logística e incluso conformar una importadora en Chile. El financista Palumbo ofrecía sus oficinas en Santiago de Chile, Mendoza y Buenos Aires donde se movía el dinero de las transacciones. Los empleados de Aduana ofrecían facilidades para que la mercadería ingresara al país ya que Barón Knoll era jefe de turno del control de Uspallata. Los transportistas acondicionaban la carga en la modalidad conocida como “tapa”, en la que se coloca mercaderías tapando completamente las puertas de los semirremolques para que no se pueda ver hacia el interior donde viene la carga ilegal.