La Dirección General de Aduanas (DGA) frustró un intento de contrabando de 6.400 fósiles de valor incalculable que llegaron a España en contenedores procedentes de la provincia de Río Negro. Entre las piezas destacadas se encuentra el fósil de la flor de margarita más antiguo del mundo, de 47 millones de años, así como huevos de dinosaurio, el esqueleto completo de un hadrosaurio, un amonite de más de 20 cm de diámetro y múltiples piezas de ámbar con insectos preservados.
Por el hecho fue identificado un hombre que vivía en Río Negro, quien había apelado a sofisticados métodos de ocultamiento para sacar la colección paleontológica del país, bajo el pretexto de una supuesta mudanza a España.
Se cree que algunas piezas provienen de otros países, y que el acusado, Julián Corsolini, habría ingresado a la Argentina de contrabando.
El disparador del operativo fue una advertencia hecha a las autoridades de Río Negro por vecinos de Corsolini, que habían notado movimientos extraños, pero cuando el aviso llegó a la Aduana, los bienes ya habían salido del país.
CÓMO FUE EL OPERATIVO DE LA ADUANA
Frente a esta situación, la DGA emitió una alerta internacional, solicitando a la Aduana de España la detención e inspección de los contenedores.
Tras el aviso, ese organismo envió al puerto de Valencia especialistas en bienes culturales, que comprobaron la presencia de más de 6.400 piezas de restos fósiles.
Para esconderlos, Corsolini había apelado a dobles fondos, revestimientos de yeso y otros materiales de manera que no fueran discernibles a simple vista.
La Aduana recordó que la exportación legal de piezas paleontológicas y arqueológicas requiere el aval del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia y el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL), establecidos como autoridades de aplicación por la Ley N° 25.743.
Sin embargo, los bienes culturales en cuestión carecían de sus certificaciones, por lo cual la maniobra indebida constituye una transgresión a los artículos 610 y 954 del Código Aduanero, además de la Ley N° 19.943, de Bienes Culturales.
Por todo ello, Corsolini tiene un pedido de captura internacional y podría recibir una pena de hasta 8 años de prisión.
Una vez que los bienes culturales retornaron a la Argentina, el Museo Bernardino Rivadavia y el INAPL certificaron su autenticidad y los entregaron a la provincia de Río Negro, de donde pertenecen la mayoría de ellos.
Durante el acto de entrega, realizado en el Museo Bernardino Rivadavia, Guillermo Michel, director general de Aduanas, afirmó: “Estamos ante el mayor secuestro de bienes culturales de la historia argentina y es un orgullo poder devolver nuestro patrimonio a su lugar de origen. Agradezco enormemente la colaboración del Museo, el INAPL y la aduana española, que han sido determinantes en la recuperación de las piezas”.
Por su parte, Luis Cappozzo, director del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, resaltó “el aporte, cuidado e investigación del equipo de científicos y científicas del Museo en la restitución de este material totalmente valioso” y destacó el trabajo de las diversas instituciones de Estado, al servicio de la sociedad: “Es un ejemplo de la integración de los organismos involucrados, cada uno en cumplimiento de sus respectivas misiones, desde sus conocimientos y procedimientos”.