El crimen de Roberto Sabo (48) generó conmoción en el país. En la tarde este lunes, familiares y amigos del quiosquero asesinado por una pareja marcharon por las calles de Ramos Mejía, donde se produjeron incidentes entre los manifestantes y la Policía bonaerense.
Más allá de esto, en las últimas horas se dio a conocer un informe preliminar de autopsia en el que se determinó que el trabajador fue ejecutado de cuatro balazos, a menos de 30 centímetros, y con un calibre .22.
Según destaca Clarín, la familia de Sabo comunicó que desde las 17 de este martes se hará el velatorio en una sala de la avenida Perón, en Morón. “Sé que tenía muchos clientes y lo querían mucho. El que quiera pasar a despedirlo y dejarle un mensaje es más que bienvenido”, escribió Nicolás, uno de los hijos. A partir de las 9 de este miércoles está previsto el traslado para el sepelio en el cementerio municipal de Morón.
Los peritos que hicieron la autopsia determinaron que en el cuerpo de Sabo se hallaron seis orificios (tres de entrada, tres de salida) aunque se detectaron cuatro impactos de bala: dos en el pecho y dos en la cabeza, del lado izquierdo.
“Por favor señor fiscal, no me pida perpetua”. Leandro Daniel Suárez, el hombre de 30 años imputado por el asesinato del kiosquero, se negó a declarar ante el fiscal de la causa, a quien le lloró e imploró que no le aplique la pena de prisión perpetua.
Suárez estuvo cara a cara con el fiscal Federico Medone, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Homicidios de La Matanza, quien lo indagó por el raid delictivo que protagonizó el domingo a la tarde.
Si bien Suárez se negó a declarar, y además de la súplica, le dijo al fiscal que deseaba morirse: “Me quiero suicidar”, dijo, según confirmaron fuentes judiciales a este diario.
El fiscal, en tanto, lo imputó por “homicidio agravado criminis causa y por el uso de arma de fuego” y también por “robo calificado -dos hechos-, hurto de vehículo, portación ilegal de arma de fuego de uso civil, portación ilegal de arma de guerra”, todo ello agravado por la “participación de una menor de edad”.
La imputación prevé la pena máxima. Por lo que Suárez permanecerá detenido. El juez de Garantías N° 5 de La Matanza, Gustavo Banco, ordenó que así siguiera, mientras se resuelve su situación procesal.
En simultáneo, la adolescente de 15 años que lo acompañaba y fue cómplice en la serie de robos de este domingo, fue trasladada a un instituto de menores con una medida de seguridad. Por su edad es inimputable. Respecto a si quedará o no en libertad en los próximos días, aún no se sabe. La respuesta dependerá de si padece o no una alteración mental, psicológica o psiquiátrica que justifique su internación prolongada.
Por el momento, a la adolescente, de quien por ser menor de edad se reserva su identidad, se le aplicó un encierro preventivo por cuestiones de peligrosidad. Así lo dispuso el juez de garantías del joven, Gustavo Indovino, a pedido del fiscal Pablo Insúa, del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil.
Suárez tiene un largo devenir en la Justicia. Hacía 14 meses que había salido de la cárcel, tras cumplir una condena a cinco años y 10 meses de prisión por hurto con escalamiento en grado de tentativa y robo a mano armada. Lo habían juzgado en el Tribunal N° 8 de la Justicia porteña.
Su estadía en la cárcel había sido en la Unidad 19 del Penal de Ezeiza, del Servicio Penitenciario Federal, quedando libre el 13 de agosto de 2020. Sin embargo, también trascendió un hecho delictivo que habría ocurrido poco antes de que Suárez se viera involucrado en el asesinato del kiosquero.
El 4 de octubre pasado, habría sido detenido en Ciudadela por Bonaerense por un asalto a un automovilista. Pero habría quedado libre después de que se certificara su identidad y dado que no existía una orden de captura en su contra. De haber existido ese episodio se confirmará en la Justicia recién este martes, cuando en la fiscalía se reciban los antecedentes completos de Suárez.