La pandemia de coronavirus golpeó todos los aspectos de la sociedad y en medio de un crisis mundial las personas buscaron “reinventarse” para sobrevivir en un mundo con menos presencial y mucho más virtual.
Lamentablemente los delincuentes no quisieron quedarse afuera de esta tendencia y también se modernizaron para seguir haciendo de las suyas.
Entre las tecnologías que han experimentado un mayor auge durante el último año y medio está la de los códigos QR, que permite leer desde el celular dichos códigos para acceder a información o pagar mercancías y hasta servicios.
Hace algunas semanas se conoció la historia de la cajera que robaba dinero a los clientes de un mercado en La Plata usando el código de su cuenta privada.
No obstante, esto no es una modalidad exclusiva de los delincuentes argentinos sino que se han registrado casos a lo largo y ancho del mundo.
Como evitar un ciberdelito
En diálogo con el diario El País, el comandante Alberto Redondo, jefe del Grupo de Delitos Tecnológicos de la Unidad Técnica de Policía Judicial de la Guardia Civil en España, explicó las diferentes formas de este delito.
‘’Los delincuentes pueden pegar un código QR malicioso encima de uno real en museos, restaurantes, anuncios, etc., o que los sitúan en lugares públicos, de forma independiente y con cualquier excusa, como un sorteo’', dijo.
En el primer escenario, a los delincuentes les basta con colocar una pegatina sobre el código real y eso hace más difícil detectar la trampa; en el segundo, al no suplantar a la empresa real, sino colocar un anuncio en la calle, es más probable que el usuario dude sobre la autenticidad.
Al escanear el código con el celular, ‘’el usuario no ve cuál es la URL o dirección web a la que accede’', sino que entra en ella antes de poder darse cuenta. “Si vas a un restaurante y vas a leer la carta, no tiene ningún sentido que - al escanear el QR - te pidan un dato personal” , explicó el comandante.
El usuario debe sospechar cuando el enlace le lleva a un sitio de descarga, cuando el archivo que se descarga en su teléfono no es un PDF o un documento de Word y, sobre todo, cuando lleva a archivos ejecutables en el teléfono.
Por eso, una vez escaneado el código, si se solicita ‘’que descargues una aplicación, hay que tener mucho cuidado cuando lleva a mercados no oficiales’', es decir, a otros que no sean Play Store o App Store.