Juicio abreviado por la tentativa de usurpación de una casona de Guaymallén

Será para uno de los coimputados en una causa que también tiene como sospechosos a la pareja condenada por el caso Aliaga.

Juicio abreviado por la tentativa de usurpación de una casona de Guaymallén
Imagen ilustrativa. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

El tercer imputado en una causa por tentativa de usurpación de una casona de Guaymallén que también tiene entre los sospechosos a Diego Barrera y Bibiana Sacolle –ambos condenados por secuestrar y asesinar a Diego Aliaga- se someterá a un juicio abreviado.

El jueves próximo el hombre será llevado hasta el Polo Judicial donde el juez Gabriel Bragagnolo deberá cerrará un juicio abreviado, donde homologaría un acuerdo entre el fiscal de Robos y Hurtos Daniel Sánchez Giol y la defensa del imputado.

Diego Barrera, condenado a perpetua por el homicidio de Diego Aliaga, llega a declarar en el juicio oral contra Walter Bento. Foto: Ignacio Blanco.
Diego Barrera, condenado a perpetua por el homicidio de Diego Aliaga, llega a declarar en el juicio oral contra Walter Bento. Foto: Ignacio Blanco.

La causa está calificado como: “tentativa de usurpación, robo agravado y violación a la Ley de Maltrato Animal”.

Estos delitos habrían sido cometidos en julio de 2019, un año antes de del secuestro y asesinato de Aliaga, cuando presuntamente, la pareja junto a otras tres personas –una de ellas el ahora coimputado- habrían organizado un falso allanamiento. Según el expediente, Aliaga estaba armado con una escopeta y Sacolle, vestida de policía con una pistola, una picana y chaleco antibalas. Allí habrían amenazado a los dueños de casa, les habrían robado dinero y joyas, atado con precintos plásticos y hasta les habrían matado a un perro.

Gabriela Massad, abogada defensora de Sacolle sostuvo que su clienta “es inocente y vamos a ir a debate para demostrarlo, ya que que no hay elementos probatorios sobre su participación, sólo los dichos de algunos testigos. Existe prueba instrumental que avalan su inocencia”.

Armas, picanas y amenazas

En abril de 2019, Diego Barrera –diciendo que tenía una empresa de seguridad- se presentó ante los ocupantes de la propiedad de unos 2.800 metros cercana a la terminal de ómnibus, cuyo propietario registral es una empresa radicada en Buenos Aires, explicando que él era el representante de los dueños y que se tenían que ir del lugar.

El lote en cuestión tiene forma de “L”, con un ingreso por calle Alberdi, donde funcionaba una playa de estacionamiento, y otro por calle Bandera de los Andes al 300, donde se levanta una antigua casona que era habitada por tres familias que luego denunciaron el caso.

Un mes antes Barrera habría logrado quedarse con la playa de estacionamiento, ya que se presentó ante el encargado, con otros sujetos, con una orden de allanamiento que fue acatada por quien explotaba el lugar. Luego, Barrera habría querido quedarse con la casa de mismo terreno.

Sacolle y Barrera, junto a dos hijos de ella, son juzgados por el crimen de Aliaga.
Sacolle y Barrera, junto a dos hijos de ella, son juzgados por el crimen de Aliaga.

Así, en la madrugada del miércoles 24 de julio de 2019, un grupo de hombres armados llegó a la propiedad de Bandera de los Andes donde tres familias viven desde hace unos 30 años. Los delincuentes eran cuatro o cinco y los dueños de casa pudieron identificar a Barrera, que iba con una campera azul con rayas refractarias, y a su mujer, Bibiana Sacolle, que lucía un chaleco antibalas de policía.

“Es la Policía, abran la puerta, es un allanamiento”, gritaron. Una de las víctimas quiso salir por un balcón pero un falso policía le dijo: “Quedate quieto o te quemo”, mientras le apuntaba. Usando linternas y amenazándolos a los gritos, le pusieron precintos en las manos y lo golpearon.

Una mujer que dormía en otra habitación se despertó con un hombre a su lado apuntándole con un arma y diciéndole que se quedara quieta, mientras dos mujeres habrían ingresado con una picana, amenazaban a la víctima. “Dale nena, no me compliqués. Acordate que tu hijo está afuera. Salí o te doy vuelta”, la habría amenazado una de ellas. De esa habitación los delincuentes se llevaron un reloj de oro, una cadenita, aros de oro y 30.000 pesos.

Juicio por el secuestro extorsivo y el asesinato de Diego Aliaga en Tribunales Federales. | Foto: Archivo Los Andes
Juicio por el secuestro extorsivo y el asesinato de Diego Aliaga en Tribunales Federales. | Foto: Archivo Los Andes

El modus operandi fue el mismo en otra habitación, donde habrían amenazado a la persona que dormía, la ataron con precintos, le pegaron y le habrían robado 15.000 pesos de un placard.

Luego los delincuentes reunieron a todas las víctimas en el hall principal de la casa, las hicieron arrodillar y les sacaron fotos, mientras uno decía por radio: “Los tenemos acá; hemos encontrado droga”.

Los delincuentes también fueron a un departamento interno donde vivía un matrimonio mayor y rompieron la puerta, mataron a una perra y salieron diez minutos después con 50.000 pesos y unos teléfonos. “Ustedes se tienen que ir, han usurpado. Agarren sus cosas y se van”, les decían a las cinco víctimas (los dueños de casa y una pareja que alquilaba una habitación).

En un momento, uno de los dueños de casa les pidió ir a ver cómo estaban los abuelos y así logró salir de la casa trepando una pared. Entonces llamó a su ex mujer, que en ese momento estaba arribando a la casa.

Esta mujer ingresó a los pocos minutos al predio y habría visto a Bibiana Sacolle vestida de policía, con un handy en una mano y una pistola en la otra, por lo que tomó el teléfono y llamó al 911 para denunciar, ya que conocía a Sacolle de la playa de estacionamiento y sabía que no era policía.

En ese momento apareció Barrera con una escopeta tipo Ithaca, se la habría puesto en la cabeza y le habría dicho: “Hacela corta, salí por las buenas hija de puta o vas a salir con las patas para adelante”.

Pero la mujer seguía hablando por teléfono al 911 y le decían que dos móviles estaban en la puerta. Un minuto después ingresaron los uniformados con la persona que se había escapado y entonces los intrusos hicieron un boquete en una pared que daba a la playa de estacionamiento y por ahí escaparon.

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