Murió este domingo Gil Pereg, el hombre israelí de 42 años condenado a prisión perpetua por el doble homicidio de su madre Pyrhia Saroussy (63) y su tía Lily Pereg (54), ocurridos en enero de 2019 en un predio de Guaymallén.
Internado y cumpliendo la pena en el pabellón psiquiátrico del hospital El Sauce, el apodado “hombre gato” -por su comportamiento en prisión y durante el juicio- falleció tras una descompensación, según confirmaron fuentes judiciales.
Pese a que se lo intentó reanimar con maniobras de RCP, los intentos fueron en vano y pasadas las 23 de hoy se confirmó la muerte de Pereg.
La historia de Gil Pereg en Mendoza: el “hombre gato” que mató a su madre y su tía
En un caso repleto de detalles que atrajeron la atención de la prensa internacional, el ciudadano israelí había sido condenado a prisión perpetua tras ser encontrado culpable por el doble homicidio agravado por el vínculo en noviembre de 2021.
Los asesinatos fueron cometidos en enero de 2019, cuando su madre Pyrhia Saroussy (63) y su tía Lily Pereg (54) habían viajado a Mendoza a visitar a Gil Pereg.
El hombre llevaba varios años viviendo en la provincia, aunque había nacido en Israel, de donde eran también las dos mujeres que llegaron a visitarlo (aunque Lily Pereg vivía desde hacía tiempo en Australia).
Tras alquilar un departamento en la calle España del Centro, el 12 de enero ambas mujeres salieron al encuentro de Gil Pereg, a quien fueron a visitar a su caótica casa ubicada frente al cementerio de Guaymallén. Y eso fue lo último que se supo de las mujeres.
Recién el 26 de enero de 2019, luego de cuidadosos e insistentes rastrillajes a lo largo y ancho de toda la casa de Pereg, los cuerpos sin vida de las mujeres fueron hallados enterrados en uno de los sectores del patio.
La autopsia determinó que las dos víctimas habían sido asesinadas antes de ser enterradas y, una vez en el hueco, sus cadáveres habían sido atravesados con hierros de construcción, para posteriormente ser cubiertos con tierra, piedras y cemento que intentaran ocultar el doble homicidio.
Tras varios meses, finalmente, en noviembre de 2021, la Justicia condenó a Gil Pereg a prisión perpetua luego de que un jurado popular lo hallara culpable del delito de homicidio agravado por el vínculo, por el femicidio de su madre Phyria Saroussy (63), y homicidio agravado por el uso de arma de fuego por el crimen de su tía, Lily Pereg (54).
Ya durante la instrucción, el estado mental y el sano juicio del entonces imputado se habían convertido en el eje central de debate dentro de la escalofriante causa.
La defensa siempre sostuvo que Pereg era “inimputable por cuestiones mentales”, apoyados por conductas insólitas del hombre, como por ejemplo maullar a los gritos o considerarse a sí mismo un “hombre gato”. Desde la Fiscalía y querella se insistió en que sabía y comprendía la criminalidad de sus actos.
Y tras la sentencia, los abogados plantearon diferentes agravios contra la sentencia condenatoria: la intervención de un jurado popular ante “la profunda difusión mediática y en redes sociales del caso, lo cual vulneró el derecho a ser juzgado por un juez imparcial”, y la solicitud de la intervención del fuero federal ya que definía al acusado como “una persona con discapacidad mental” y las víctimas eran extranjeras.
También cuestionó la confirmación del jurado popular, que no tuvo en cuenta a personas del género no binario.
Planteó, además, la nulidad del debate ante la incapacidad de Pereg de estar en el juicio ya que estaba internado y sometido a medicación antipsicótica y existían “dudas sobre si podía defenderse materialmente de manera eficaz”, según manifestaron los defensores.
La defensa argumentó entonces que se afectaron los derechos de Gil Pereg como persona incapaz porque “se negó su situación de discapacidad”, como cuando la jueza lo hizo callar porque el acusado no dejaba de maullar. Los letrados sostuvieron en el planteo de casación que la fiscalía no logró acreditar la imputabilidad del acusado y que “quedó ampliamente probado que Gil Pereg era inimputable al momento del hecho” (los asesinatos).
La Suprema Corte de Justicia rechazó en marzo de 2023 todos los planteos realizados por los defensores, con lo que dejó firme la condena.
Un año y cuatro meses después, Pereg murió en el hospital de El Sauce, donde internado por cuestiones psiquiátricas cumplía su castigo.